Un rapidísimo resumen de Inazuma Eleven: en las primeras entregas somos Mark Evans, un joven de mirada limpia y corazón puro cuyo sueño es jugar en el mejor equipo de fútbol de Japón. Tres juegos y varias amenazas extraterrestres y extraterrenales más tarde, la trilogía original terminó, Evans consiguió llevar al Inazuma Japón a lo más alto y toca cambiar de protagonista. En Inazuma Eleven Go, el primer juego de la serie para 3DS, somos Airon Sherwind, otro chaval esperanzado y puro que ama el fútbol desde su más tierna infancia. Para cuando llegamos a Inazuma Eleven Go: Chrono Stones, el segundo juego de la segunda trilogía y la última entrega para 3DS de la serie, Airon ha salvado el equipo de fútbol del Raimon una vez más (es una larga historia: una con organizaciones malévolas, espíritus guerreros y torneos con nombres tremendos), y decide pasar un tiempo entrenando a niños antes de volver al Raimon.
Ahí comienza Chrono Stones, un juego sobre cómo el pasado nos convierte en lo que somos hoy, sobre cómo el paso del tiempo tiende a crear incertidumbres sobre aquello que más seguro teníamos cuando éramos pequeños. También es un RPG con organizaciones del futuro, furgonetas que viajan en el tiempo y ositos de peluche parlantes.
Llevo unos cuantos Inazuma Eleven a las espaldas, y el comienzo de Chrono Stones me ha parecido el más prometedor, de lejos. Se crea un contraste muy bien traído entre lo idílico de Airon entrenando a unos críos después de ganar el Camino Imperial, relajado y feliz, y lo extraño de volver a un Raimon en el que, de primeras, el campo exterior está ocupado por unos chavales que juegan al béisbol. Algo no va bien, pero Airon no le da mayor importancia; decide ir a buscar a sus antiguos compañeros en el edificio Fútbol, donde, por narices —piensa él—, tiene que jugarse al deporte rey.
La sorpresa es que no solo nadie parece jugar al fútbol en el Raimon, sino que Airon descubre con horror que su deporte favorito ha sido eliminado por completo de las mentes de todo el mundo. «¿El edificio Fútbol?», nos pregunta un chico que está entrenando en unas colchonetas. «No, este es el pabellón deportivo». Todos los antiguos compañeros de Airon pertenecen ahora a otros clubs, y, para colmo, parecen no reconocerle; cuando por fin Skie, una buena amiga, nos reconoce, descubrimos que el club al que se refiere cuando habla de «nuestro club» es el de caligrafía, y no el de fútbol.
Es un comienzo prometedor y que lanza a los jugadores jóvenes que, como los personajes del juego, han ido creciendo aventura tras aventura una propuesta interesante: aunque dentro de la ficción el fútbol ocupe una posición central y de importancia vital dentro de la burbuja que Evans/Airon se han creado y que nosotros vivimos (algo parecido a lo que ocurre en Pokémon, como ya mencioné en mi crítica de, precisamente, otro Inazuma Eleven), quizá no todo es fútbol. Quizá hay otras cosas. La sensación de desconexión de Airon con el mundo que le rodea me recuerda bastante a la que se puede sentir a cierta edad cuando tus amigos y conocidos empiezan a tener gustos diferentes, a separarse de uno implicándose en actividades por las que no sentimos la misma pasión: crecer es aprender a empatizar, a aceptar la diversidad de opciones que se nos presentan, a comprender y vivir con los diferentes puntos de vista que cada vez vemos más claros a nuestro alrededor.
Quizá, como el juego nos hace ver mostrando cómo todos son muy felices con sus nuevas aficiones, el fútbol no era tan importante, para empezar: pronto descubrimos que la desaparición del fútbol tiene que ver con una organización, El Dorado, que está enviando agentes desde el futuro para eliminar los recuerdos de ese deporte de ciertos personajes clave que tuvieron un papel importante en su popularización, como Mark Evans o Airon. El cambio, de hecho, no es para mal: el presente sin fútbol no es distópico ni parece peor de ninguna manera. Sí lo es el futuro, tal y como nos explica Alfa, uno de los enviados del futuro para detener la expansión del fútbol y quizá la personificación en un villano del miedo a crecer: en el futuro, el fútbol causa sufrimiento y dolor, nos dice, y, aunque no se nos pinta como la organización más transparente y luminosa, El Dorado parece querer remediar ese sufrimiento, arreglar su presente modificando el pasado.
Estamos hablando de Inazuma Eleven Go: Chrono Stones, un juego dirigido a niños, y quizá por eso lo que viene a continuación es una aventura por el tiempo y el espacio en la que viajamos a distintas épocas para evitar que el fútbol desaparezca mientras echamos pachangas, jugamos al fútbol con los rivales que se nos van presentando y gestionamos, de manera más o menos similar a lo que ya conocemos por anteriores entregas, nuestro equipo a medida que nos encontramos con los cientos y cientos de jugadores que podemos fichar. Es una aventura amena y divertida, de nuevo sobresaliente en varios aspectos (el doblaje, los vídeos animados) que Level-5 siempre cuida mucho; todo el juego es bastante más exuberante, y aunque las novedades mecánicas no tienen tanto peso como parece (los Espíritus Guerreros ahora se pueden transformar en armaduras que nos convierten en versiones futboleras de los Caballeros del Zodíaco; los Miximax son fusiones que aumentan nuestras estadísticas, y que podemos combinar con otras técnicas para salir victoriosos de los partidos más complejos) sigue siendo una experiencia especial y divertida.
Pero ojalá algún niño vuelva al Raimon y, mientras recorre los escenarios tantas veces visitados (un personaje, al explicarnos dónde está cada cosa dentro del edificio, se permite incluso bromear diciéndonos: «Ya llevas un tiempo aquí. Deberías saberlo a estas alturas»), vea que todo va bien, que sin fútbol (sin las aficiones que creemos esenciales y por las que a menudo la conciencia se nos nubla) la gente también es feliz, y que esa semilla le sirva de algo cuando se haga mayor. [7]
Solo los usuarios registrados pueden comentar - Inicia sesión con tu perfil.
Gran análisis men. La pregunta es obligada. Es necesario jugar a toooooodos los de la saga o se puede empezar por este sin perderse entre tanto personaje nuevo/antiguo ?
Gracias y seguid así. Besos y abrazos.
Siempre me acerco a los Inazuma Eleven con bastantes ganas y siempre acabo aburrido al cabo de unas horas. El mayor problema para mi son las partes entre partido y partido, en las que acabas yendo de un sitio a otro desvelando una historia que a mi nunca me ha interesado mucho…
@chiconuclear, me salte el primer Inazuma Eleven GO (he jugado a IE 1 e IE 3), recomiendas jugar a este segundo GO, o el esquema es tan similar a la primera trilogia que me pasara lo mismo que con los anteriores?
@anauther
Hay muchas referencias pero se explica todo muy bien, no te vas a perder demasiado.
@_rese
Es más o menos igual, la fórmula no cambia demasiado. La historia de este es bastante maja, al menos.
No estoy para nada de acuerdo con la nota. Un juego en el que el fútbol ha desaparecido y todo el mundo es feliz se merece un 10. WAHT
Buen texto. Nunca he jugado a ninguno y tengo moderado interés, así que espero algún día poder empezar esta segunda trilogía.
Jugue al primero de DS y la verdad es que tiene mecanicas muy divertidas. El problema como dice el de arriba era que los acontecimientos entre partidos eran muy aburridos, y es lo que hizo que no me lo acabara.
Tengo bastante interes en ver cuanto han cambiado desde entonces, asi que alomejor un dia me hago con este.
P.D: Los peinados de esta serie son la risa, el prota este nuevo no se si lleva un croissant en la cabeza, dos ensaimadas o simplemente la piel muerta de un koala marron.
Ahora que he pensado, estos de Level 5 son mucho de tirar de trilogías. La próxima trilogía de Layton y de Inazuma Eleven las veremos por Nintendo Vita ?
PEP MANIFIÉSTATE ,!!
Juas sí que parecen caballeros del zodiaco. Van rollo santos de bronce, y el tipo del vídeo, que imagino es malo, se parece a Aries o Virgo (según veas el pelo como los cuernos o un rosario).
No se si acabo de leer un análisis o una reflexión metafísica, pero como todo lo que sale del teclado de @chiconuclear, me ha encantado el texto.
Servidor se hizo con el primer juego que salió de la saga para DS, y a pesar de estar ciegamente enamoraito de los diseños, que rezuman amor por donde los mires, no conseguí engancharme a unas mecánicas demasiado centradas en su público objetivo (niños, vaya).
Con esta saga me pasa como con Pokemon, no las jugué en su momento y ahora me pillan demasiado mayor, no tanto por la temática si no por la cantidad de horas que requieren y lo «vago» de sus objetivos.
En una época en que la polémica del ratio euro invertido por hora de juego está más en auge que nunca, celebro cada arcade de Vlambeer, o indie que otorga diversión desde el minuto 1.
A mí el fútbol no me gusta nada, pero si tiene viajes en el tiempo y amenazas extraterrestres, entonces ya es otra cosa. Quizá lo pruebo.
La duda que me plantea el juego: Por qué el niño protagonista tiene unos agujeros en el pelo?