Lo exploré bastante a fondo hace unos meses, cuando jugué a la beta, y mi primera partida a la versión final de Jazzpunk volví, como se vuelve a Hot Shots, como se vuelve a Aterriza como puedas, a recorrerme todo el primer nivel muy a fondo en busca de nuevas bromas, de nuevos gags, de nuevas referencias. Otros juegos nos presentan su comedia de forma similar a la de Espía como puedas, por decir otra que puede venir al caso: linealmente, a medida que avanzamos en la partida como se avanza en una película. El primer triunfo de Jazzpunk es precisamente ese: ser una comedia realmente interactiva, una que nos plantea un espacio del que nosotros, mediante la interacción, tenemos que sacar los chistes, topándonos con ellos o provocándolos.
Hace poco estaba viendo el vídeo del juego que subieron en Eurogamer, en el que se ve, precisamente, ese primer nivel del consulado ruso. Fue una experiencia muy provechosa: aun con todo lo que creía tener explorada la plaza y los aledaños al consulado, Xavi encuentra en su partida chistes que a mí se me escaparon, además de enfrentarse al juego de una forma muy distinta a la mía. Leyendo también Eurogamer, esta vez la edición inglesa, me alegró ver que Cara Ellison habla sobre cómo es «un juego de anécdotas que cuentas a otra gente»; sí que es un juego de anécdotas, y lo es principalmente porque es muy gracioso, que en este caso es lo mismo que decir que es muy bueno: es un juego que depende de su humor al cien por cien, que lo usa como motor y como hilo conductor, que no se viste de chistes, no los lleva como careta, sino que los respira.
Parece más raro de lo que es, quizá por su estética extrema, una mezcla entre No One Lives Forever y Thirty Flights of Loving obsesionada con los setenta y la protoinformática; sobre el papel, Jazzpunk es más o menos una aventura gráfica en primera persona, en la que interactuamos con los objetos del escenario usando teclado y ratón como lo haríamos en cualquier juego de tiros. Aquí no se pegan tiros; sí se lanzan rayos a palomas, se rocía de feromonas a los transeúntes, se fuma en la nuca de espectadores de cine, se roba wifi de Starbucks atrapando códigos con la lengua; también se investiga en un microscopio a golpe de Space Invaders o se ayuda a una rana a cruzar la calle a lo Frogger. Hay mucho que hacer en Jazzpunk, es un juego muy cargado de actividades: no es especialmente largo, pero todo el rato estamos haciendo cosas nuevas, riéndonos ante las mil y una bromas que nos saltan encima todo el rato.
Lo mismo se puede decir de una primera partida completa, incluso: en cuanto terminamos el juego, es probable que lo que más queramos hacer es empezarlo de nuevo, para buscar más cosas o para completar los logros, que nos pueden servir de pistas para llegar a ciertas situaciones descacharrantes.
Le va como anillo al dedo el nombre, Jazzpunk, por lo que tiene de la época del jazz de Bitches Brew y familia (pongo ese ejemplo por afinidad personal, pero hay más) y por la sensación de narrativa libre, improvisatoria, engañosamente despreocupada, que recorre todo el juego; y por lo que tiene de DIY, de provocativo, de radicalmente independiente. Que las carcajadas atronadoras no os distraigan de lo importante: Jazzpunk juega en la liga de Gone Home, de The Stanley Parable, de los que quieren hacer algo nuevo en la narrativa de videojuegos. En lugar de dramas tremendos o reflexiones meta, Jazzpunk se saca de la manga una comedia de espías bondianos que recorren el mundo de paraje exótico en paraje exótico; se queda a una diana de marcar un antes y un después, pero queda suficientemente cerca como para marcar la senda a los demás. Es una aventura de espionaje pulp con robopilinguis. Por supuesto que nos encanta. [8]
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Y el dinero voló, y yo volé con el, y mi cartera se fue a la puta.
Me flipa cómo son los videojuegos los que están cogiendo ahora el testigo de estéticas guapas del pasado. Sólo cuando vi la intro pensé que SAUL BASS había vuelto de la tumba. También me recuerda un huevo al Superagente 86 ( «Get Smart» ) y en general a toda la sátira de la guerra fría y de las novelas de le Carré que se hacía en los 60-70.
Pero lo importante es que el juego es sencillo, directo, y como dice @chiconuclear , es un juguete interactivo en el que no puedes dejar de toquetear todo, buscando una coña muy oculta o un momento desconcertante.
Top Secret, hombre, Top Secret.
Este comentario me representa.
ya con el gameplay de Xavi jugando me lo vendisteis
tendrian que daros comisión por hacer estos análisis y vídeos
Maldito @xavi_robles y sus vídeos en youtube xD
Semejante basura aburrida, solo un gordopecero con la bolsa de doritos en la tripa se divertiría con el
Oiga caballero, apréndase usted los clichés de los jugadores de PC.
Los gordos que comen doritos juegan a mmos. Otros típicos comedores de Doritos (en consola) son los jugadores de Halo, pero esos se destacan más por ser prepúberes que por su peso.
Los que disfrutan juegos como Jazzpunk son los neckbeards y los hipsters.
Me lo copia 20 veces en un folio y lo entrega mañana sin falta. Que no tenga que avisar a su madre, eh.
Yo opino que antes de arrancar el juego se tendría que escuchar este tema. Le hace homenaje a todo el concepto de lo que es Jazzpunk. (Buen análisis, no puedo decir más, el concepto del juego obliga a hablar de ese espacio hilarante que le da su cuerpo y estilo)