All eyes on me, but I’m knowin’

Análisis de Judgment

Análisis de Judgment

Judgment, el nuevo spin-off de la serie Yakuza (publicado en su versión original con un título mucho más cursi y mucho mejor: Judge Eyes), parte de un dato real: en Japón, más del 99% de los juicios terminan en condena. Aunque durante décadas el sistema judicial japonés ha tenido una muy buena imagen, recientemente se han empezado a alzar voces que denuncian una serie de malas prácticas que llevan a ese índice de condena tan elevado: a diferencia de otros sistemas judiciales, donde probar los hechos de los que se acusa a alguien es crucial, en el japonés el móvil del crimen tiene una gran importancia, según explica la BBC, lo que hace que conseguir una confesión tenga una gran relevancia. De ahí que los interrogatorios a los que se somete a los sospechosos estén en el punto de mira: privados hasta el secretismo (en la sala de interrogatorios solo están presentes el acusado y el o los policías que lo llevan a cabo; el abogado no puede presenciarlo), la legitimidad de los métodos utilizados para extraer una confesión que pueda acabar en condena está en tela de duda, y varias condenas recientes anuladas porque las confesiones que las motivaron fueron refutadas a posteriori han llevado a la sociedad nipona a replantearse su sistema judicial desde las bases: los abusos previos a la Segunda Guerra Mundial acabaron limitando mucho las herramientas de que dispone la policía (no pueden, por ejemplo, pinchar teléfonos o trabajar de paisano), y aunque tradicionalmente estaba mal visto no colaborar con la autoridad, lo que llevaba a un mayor número de confesiones falsas, cada vez es menos habitual ese grado de obediencia; las fricciones entre un pueblo que somete a sus instituciones a un escrutinio más estricto y una policía que sigue buscando confesiones a toda costa no son difíciles de imaginar.

Tomando esta interesantísima realidad como punto de partida, Judgment cuenta la historia de Takayuki Yagami, un exabogado que trabaja como detective privado mientras carga con el peso de un error cometido en el pasado. De esto nos enteramos en el prólogo. Yagami fue, en su día, uno de los abogados más aplaudidos de Japón gracias a una proeza que parecía imposible: aun teniendo todo en su contra, consigue que declaren inocente en juicio a un hombre acusado de asesinato. Es una victoria judicial que resulta ser de doble filo: en cuanto recupera su libertad, el hombre mata a su novia de una manera particularmente escabrosa.

Este dramático evento termina con la carrera de Yagami, que se retira de la abogacía para dedicarse a investigar, a su manera y usando métodos a menudo poco ortodoxos, los casos que le van llegando. Cuando empieza el juego todavía tienes un despacho escaso (con unas estrecheces representadas incluso físicamente: para caminar por él a menudo tienes que pasar de puntillas entre el sofá y una cómoda, por ejemplo) y unos recursos limitados que, como se descubre pronto, Yagami solventa con imaginación y un uso expeditivo del puño, la herramienta más tradicional de esta venerable saga de juegos. En esas estás cuando, tras una brevísima investigación que funciona como tutorial de lo viejo y parte de lo nuevo que añade Judgment a la fórmula Yakuza, recibes un caso importante: un asesino en serie está sembrando Kamurocho de cadáveres de yakuzas; su firma es macabra las víctimas aparecen siempre sin ojos. La serie de Toshihiro Nagoshi (que es el encargado del argumento en esta ocasión) nos tiene acostumbrados a complicados nudos en los que los lazos familiares, las responsabilidades y los fantasmas del pasado sirven de denso tapiz sobre el que se dibujan historias llenas de sorpresas, giros y traiciones. Judgment no es una excepción, aunque sabe conseguir un tono propio trabajando dentro de los esquemas conocidos del resto de entregas.

La serie Yakuza siempre ha llevado con orgullo su naturaleza de folletín melodramático ambientado en los bajos fondos de Kamurocho, y esa cierta inclinación hacia la serie B (cinematográfica, siempre: pocos juegos tan triple A como estos) que permite al equipo de Naguroshi modular con maestría el tono de estas epopeyas mafiosas jugueteando con la comedia más ligera o la pura fantasía. Judgment, consciente de su época, parece fijarse más en la televisión que en el cine; desde el mismo principio, con un opening que podría ser el de una serie e incluso con algunos fundidos a negro como esos que suelen marcar dónde hay que dar el paso a publicidad: aquí los callejones oscuros y las trastiendas sospechosas tienen un mayor protagonismo que en los Yakuza principales y el drama se apoya de manera más clara en los individuos, mientras que las tensiones entre clanes y familias sirven, en general, más de telón de fondo. Es un cambio de enfoque que demuestra no solo la versatilidad de Kamurocho como escenario sino también la de esa mezcla entre RPG, visual novel y yo contra el barrio que con tanta maestría el Ryu Ga Gotoku Studio ha sabido transformar en una gran saga.


Aquí la receta es parecida, los ingredientes son casi los mismos, pero se añaden algunos elementos aquí y allá para adaptar la fórmula a las necesidades del nuevo protagonista y su profesión. Como parte de tu investigación, a menudo tienes que conseguir información o pruebas a través de la observación minuciosa o el interrogatorio. De lo primero te encargas en pequeñas secciones aisladas y en primera persona en las que buscas, casi cazando píxeles, detalles relevantes en las escenas del crimen o en fotografías; agotando las posibilidades del examen consigues puntos de experiencia extra que luego te sirven para mejorar las capacidades de Yagami. Los interrogatorios (conversaciones, en realidad; no suelen ir más allá del intercambio civilizado) consisten en diálogos, esta vez, por cierto, traducidos al castellano, con distintas opciones que van dándote acceso a nueva información relevante sobre el caso, imprescindible para poder avanzar; si los sacas adelante dando prioridad a las preguntas más relevantes ganas, de nuevo, puntos de experiencia extra, algo más o menos sencillo y que en realidad no tiene un impacto muy grande en el progreso de tu personaje: la cantidad de experiencia que ganas a mayores es suficientemente baja como para que, si por mala suerte no aciertas una conversación o crees que te has dejado una escena del crimen sin examinar a fondo, no lo sientas como un tropiezo o un fallo. Estas dos nuevas mecánicas se aderezan con pequeños cambios en las persecuciones, que ahora no dependen de la correcta gestión de la resistencia sino de ejecutar bien los quick time events que van apareciendo mientras Yagami corre casi sin tu intervención, y un interesante énfasis en las relaciones que puedes trabar con algunos personajes de la ciudad, que en el fondo no deja de ser otra colección de barras de progreso para estimular a un tipo de jugador que parece naturalmente atraído hacia los Yakuza pero que acaban dándole al juego, si decides hacer amigos, un plus de ambientación bastante bien traído: tiene sentido que un detective privado se haga colega de los trabajadores de la zona, todo el día tras su mostrador, vigilando quién entra y quién sale y quién pasa por la calle y quién se encuentra con quién.

Ninguna de estas novedades modifica radicalmente los cimientos de este spin-off de Yakuza, que se puede disfrutar de manera muy lógica casi como una expansión o versión de la sexta entrega; las mecánicas de investigación y extracción de información tienen un potencial que nunca termina de desarrollarse del todo, y, aunque es evidente que la intención es no crear barreras que dificulten que cualquiera avance de manera fluida, a veces resulta tentador fantasear con qué podría haber salido de aquí si, por ejemplo, a la hora de presentar pruebas en los momentos más Ace Attorney del juego no fuera tan evidente cuáles son las opciones correctas y cuáles las incorrectas, que a veces tienen tan poca relación con el caso que bordean (no digo que sin esa intención: Nagoshi y su gente son inteligentes) lo puramente cómico. Si Judgment juega de manera tan explícita la carta de parecerse a una serie de televisión es porque, al menos en Japón, ambiciona ese tipo de popularidad: parece evidente que el juego, en su dificultad estándar, está diseñado para ser disfrutado por todo el mundo.

Es algo que se puede ver, como pasa en mayor o menor medida con todos los Yakuza, también en el combate. Las calles de Kamurocho son peligrosas y la madriza sigue siendo el desenlace lógico de muchos dilemas: si un tipejo con deudas de juego no termina de decidir si quiere o no saldarlas a pesar de tener el dinero necesario para ello, el empujón que termina de necesitar para tomar la decisión, nos dice Judgment/Yakuza, es uno que se le da con los puños, en el careto, rematando la faena con un espectacular súplex con bicicleta. Aquí el combate gira alrededor de dos estilos, uno pensado para hacer frente a grupos de enemigos y otro más apropiado para los enfrentamientos uno contra uno; como de costumbre, aunque al principio es más o menos limitado las no pocas mejoras que puedes ir desbloqueando con los puntos de experiencia que ganas participando en todo tipo de actividades (desde resolver misiones secundarias hasta jugar a Puyo Puyo en las recreativas, pasando por, claro, apalizar a los no pocos macarras que se te cruzan por Kamurocho) acaban dando forma a unos encuentros satisfactorios y en los que apetece ir más allá del machacar botones, porque es más espectacular pero también porque el diseño de los enemigos te va exigiendo un mayor dominio de tus habilidades. Más que simplificado, el sistema de combate está agilizado, es más directo y accesible; ya no hay distintos puntos de experiencia de los que dependen distintos árboles de habilidades, tampoco, sino que hay tres grandes listas que comparten los mismos puntos, con los que lo mismo desbloqueas un ataque en salto con empujón en la pared que la posibilidad de aguantar mejor el alcohol cuando bebes en los bares.

Análisis de Judgment

Mencionaba antes Puyo Puyo y las recreativas, una de las actividades secundarias más pintorescas de una serie de juegos generosa en distracciones. (“¡Ya trabajaré más tarde!”, dice Yagami mientras se sienta en el taburete, listo para echar una partida a Virtua Fighter 5.) De nuevo hay muchas distracciones para quien tenga ganas de explorar a fondo Kamurocho, desde salas en las que se juega a mahjong hasta carreras de drones, pasando por restaurantes y tiendas de todo tipo, ideales para quienes, como es mi caso, sienten atracción por este tipo de turismo virtual. Aunque la densidad de actividades con minijuego, por decirlo de alguna forma, es menor que en entregas anteriores, no faltan los bares, casas de citas y cibercafés en los que husmear; entre todos estos rincones con encanto y los encargos secundarios, Judgment tampoco renuncia a juguetear con el tono. Los volantazos pueden ser menos brutos, pero sigue siendo magistral la forma en que se combina el drama personal de Yagami y la dureza de algunas situaciones de la historia principal (una dureza pulp, de folletín popular o de culebrón de detectives, pero siempre comprometida con lo que quiere contar y cómo quiere contarlo) con las situaciones divertidas, ridículas o tiernas o con las secundarias más extravagantes. (Especial atención a Kamurocho of the Dead, doble referencia al valiosísimo legado de Sega.)

La popularidad, al menos a cierto nivel, de la saga Yakuza fuera de Japón es relativamente reciente; más allá de su porqué (la distribución digital, el mayor apetito de un público cada vez más amplio y variado; la pura suerte, quién sabe), a título personal lo considero uno de los mayores descubrimientos de los últimos años: absorbentes y apasionantes, intensísimos y ridículos, anticuados y vanguardistas, recuerdo pocos juegos que gestionen con tanta competencia mezclas tan extremas de melodrama, costumbrismo y comedia absurda. A pesar de su condición de spin-off, o sea, de ser algo secundario y quizá por eso más enfocado ya a conversos, Judgment es otra página sólida de un universo tan vivo, tan interesante, que a veces parece que pudiera ser infinito. Es muy atractivo pensar en las muchas historias que se podrían contar en Kamurocho; la de Takayuki Yagami, abogado caído en desgracia que combina la observación perspicaz con el puño de acero para resolver crímenes, puede ser menos expansiva o más contenida que la de Kiryu Kazuma, pero su ambición es la misma que la de cualquier entrega principal de la serie. Ya hemos sido mafiosos, dueños de clubs, criminales reformados, detectives privados; incluso padres, reflejando no solo las preocupaciones y particularidades del hampa japonesa sino también del pueblo llano e incluso de los responsables de la saga. Muchos videojuegos tienen introducción, nudo y desenlace; los Yakuza, y en eso Judgment no es distinto, son de esos que nunca se acaban, que se quedan latentes en quien los juega: dicho de otro modo, y como si fuera uno de esos anuncios que podrían encajar en una pausa de esta soap opera televisiva, cuando haces pop (o pum, o clac, o kapow) no hay stop. [8]

  1. Jamelín

    Hostia, lo tenía totalmente olvidado. Buena esa.

  2. tom

    Reservado hace unas horas, se viene a casita el detective.
    PD: el Shenmue bueno de este año.

  3. Preacher (Baneado)

    Lo de que esté traducido al castellano lo recibo con gran agrado, pero también con recelo. ¿El juego es significativamente más corto o tiene menos textos que un Yakuza habitual?

  4. Gaseosus

    Será jugado y disfrutado como cualquier Yakuza, jaip.

  5. Diegodc

    Buen texto, Víctor.
    Sigo teniendo una duda que tu análisis no me termina de despejar. Soy de los que ha empezado mas Yakuzas de los que recuerda y ha acabado huyengo ante la magnitud del juego y sus estrambóticos escarceos constantes con cualquier tipo de género y tono, sin filtro.
    ¿Es este Judgment un poco mas contenido, por lo menos en lo que respecta a la historia principal? ¿Me va a abrumar como cualquier Yakuza o es mas relajado?
    Haces un par de menciones al respecto pero no se hasta que punto es un Sweet little Yakuza o el mismo perro con distinto collar.

  6. Oldsnake

    No pensaba comprar nada este mes, pero luego de esta reseña me cosquillea la billetera

  7. Howard Moon

    Mi sensación de no precisar una plei por tener un buen PC, cada vez más, me parece una triste mentira que me cuento para no deprimirme por ser pobre. XD

  8. Mijel

    Interrogatorios sin abogados, que podría salir mal.

    Aún no he podido entrar en los Yakuza (alguna pelea pesada de más me echó del Kiwami), así que me hubiera molado un juego más de investigación y juicios locos. Hace falta alguno de esos, tipo series de los 90.

  9. Karrion42

    @emedepan dijo:
    Interrogatorios sin abogados, que podría salir mal.

    Aún no he podido entrar en los Yakuza (alguna pelea pesada de más me echó del Kiwami), así que me hubiera molado un juego más de investigación y juicios locos. Hace falta alguno de esos, tipo series de los 90.

    Como un Ace Attorney?

  10. Mijel

    @karrion42
    No he podido jugar a ninguno 🙁

    Yo firmaba un LA Noire 2, pero más sandbox. Que fueras ascendiendo o descendiendo según lo hicieras.

  11. Mominito

    Deseando jugarlo :rezo:

    edito: por cierto chico, muchas garcias por los datos de justicia japonesa. No los onocía y va a cambiar completamente la manera de entender el juego.

  12. PetrosP8

    Nunca he tocado un yakuza y este me llama mucho. Sería un buen juego por el que empezar en la saga?

  13. Jamelín

    ¿Algún día jugaré un Yakuza? Por falta de ganas no será.

  14. landman

    @petrosp8 dijo:
    Nunca he tocado un yakuza y este me llama mucho. Sería un buen juego por el que empezar en la saga?

    Pues claro, ya que lo único que repite de cualquier yakuza es el barrio, no hay que saber nada, como mucho te perderás algun chistecillo en misiones secundarias al no reconocer a alguna mascota maleante. Por algo se llama Judgment, y no Yakuza Attorney xD

  15. Termal (Baneado)

    @chiconuclear

    Como va el tema resolucion en este? Porque el Yakuza 6 rascaba muchisimo los edificios (curiosamente no pasaba con los personajes), y me impacto negativamente (y eso que tenia graficazos).

  16. landman

    Pasado, a falta de 3 misiones, ligadas a hacerme amigo de 3 personas ligadas a viciar algún minijuego (bateo, majong y casino), 2 ligues y poco más que no sea recreativos (el completion me da bastante igual, las historietas de misiones/ligues no). Y qué decir, ¿cuanto falta para Shin Ryu ga Gotoku? dadme más!!

    El bkacklog me impide rushear una segunda vuelta de solo historia para comprobar esa localización total en inglés, así que lo tengo de excusa para posible futuro port a PC.

  17. Gideon

    Qué maravilla de juego. Jugadlo, malditos.