A cualquier chavalín le puede hacer gracia ver a un flexo saltando sobre una “I”, no digo yo que no. Pero lo más probable es que ese niño no sepa el nombre de Luxo Jr., ni valore las toneladas de mérito que hay en lo de conseguir una iluminación como aquella en el 86 o dar vida a una jodida lámpara de mesa. Soy setenta veces más fan de Pixar que tú, maldito mocoso; haría con gente como John Lasseter, Brad Bird o Pete Docter cosas cuya existencia no descubrirás hasta dentro de unos cuantos años. Y sin embargo, Kinect Rush: Una Aventura Disney Pixar es única y exclusivamente para ti. Por eso el avatar que toca crear después es un crío, sí o sí, y me quedo con la duda de si Kinect reconoce la barba estilo vagabundo. Acierta con el color del pelo y con el de la camiseta, más que suficiente para el jugador que tendrá delante en condiciones normales. El mini Pep que sale del editor es muy parecido al que podría haber hecho en Disneyland Adventures. En lugar de pasear por un enorme parque temático, esta vez se mueve —cuando agitando los brazos simulando una carrera— por una suerte de patio ((Muy ligeramente inspirado en el del propio estudio en Emeryville, tal vez.)), pequeño, que solo pretende conectar los distintos niveles, tres por cada una de los largometrajes o las sagas con representación en las cinco zonas del mapa:: Toy Story, Los Increíbles, Ratatouille, Cars y UP! Controlamos a una transformación de nuestro avatar, al «yo superhéroe» o al «yo explorador», por decir un par, acompañado en cada fase por un personaje que sí conocíamos del cine. O por el amiguete que tienes al lado, en cooperativo. Debo reconocer que me equivoqué al hablar de esto en una noticia: funciona bastante bien lo de tener el papel de ayudante y me gusta, sobre todo, cómo justo antes de entrar a una pantalla te encuentras con otro chico o chica que “se monta la película” con el “podríamos jugar a que éramos…” para describir situaciones inspiradas en el film que toque. Buen recurso. Por desgracia, el jovencito que imagina nuestra aventura no es ni un guionista de Pixar, ni un diseñador de niveles. No hay rastro del ingenio o el alma de cada personaje; ni hacen bromas, ni hablan como lo habían hecho en otros sitios, ni parecen estar interesados en la complicidad con aquellos que les conocen. Mientras les sigues, sueltan solo frases cortas para decir lo que toca hacer, lo fantástico que les parece hacerlo y lo bien que lo acabas de repetir tú: «A escalar. ¡Genial!», «Una tirolina. ¡Genial». Solo Dug, el maravilloso perro parlanchín de UP, llega a ser una sombra del de verdad. Él es de los que mantienen la voz que tenía en el doblaje castellano, pero no sucede lo mismo con muchos otros. Más preocupante es el desarrollo de las pruebas. Tira p’alante, ya sea corriendo, deslizándote, remando o planeando. Tal vez os sonará de otras experiencias gestuales genéricas. Las indicaciones en pantalla son claras y la respuesta a nuestro movimiento es en general satisfactoria; puntualmente vuelve a fastidiar el desfase en los saltos y la precisión llega hasta donde puede, pero tampoco aquí hace falta mucho más. Es posible girar —con la cintura y con una exactitud irregular— e incluso volver sobre tus pasos en pasillos con muchas monedas y pocas ramificaciones, que reciclan una y otra vez las cuatro mecánicas básicas. Hay un único formato para los enfrentamientos, por ejemplo: esquivar ataques equivalentes y lanzar lo que sea que nos acerque el coleguilla. Tomates y mandarinas a Skinner, arándanos al zepelín de Muntz o escombros al Omnibot, con Frozono echando una mano. En ocasiones, Kinect Rush ni lo intenta. Cada recorrido se distingue poco, poquísimo, de cualquier otro, suponiendo el volante imaginario de Cars la única excepción. Y es una pena que las etapas se clonen con tan poca gracia, porque la representación de los entornos, moderadamente largos y variados en lo visual, está más que bien en determinadas carreras. Pienso sobre todo en Radiator Springs y la cocina de Linguini, ahora mismo. Y va la repetición y se eleva al cuadrado por la estructura del juego, que anima a repetir cada fase varias veces para poder usar ahí nuevos compañeros —abren caminos antes inaccesibles, generalmente para encontrar monedas que permiten controlar, ahora sí, a la familia de Pixar— o tener derecho a cumplir nuevos objetivos. Es la única forma de conseguir buenas puntuaciones —la medalla de oro es virtualmente imposible de conseguir en la primera partida— y acabar llenando el baúl de los extra en forma de ilustraciones. Porque, no jodamos, lo de que los niños son el público más exigente es una patraña. Impredecible, tal vez, pero desde luego no exigente. Los más pequeños de la casa TM no criticarán lo pobre de su diseño ni serán capaces de reconocer las trampas con las que Kinect Rush: Una Aventura Disney Pixar intenta disimular que, sin contenido de relleno, apenas llegaría a las dos horas. Y es por eso que, sí, les divertirá. Es animado, intuitivo y gráficamente está lo bastante bien como para cumplir todo aquello que se propone. Para ellos es y a ello va, repito. Esto lo convierte en un buen regalo, pero no en un buen juego. [5]
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Pep, adoro tus titulares xD
Gran análisis. En serio.
Admítelo Pep. El juego te la trae floja, tú lo que querías era una excusa para poner la imagen del abuelo de Up. xD
Como casi todo lo de Kinect un producto a medias. Duele que de productos con alta calidad salga una excusa promocional como esta para intentar encontrar qué camino seguir.
Muy bien el análisis.
Me ha encantado el titular y el primer párrafo, muy buenos xD
En fin,ya se veía venir como iba a ser este juego, para los peques y ya está.
Una pena, con los precedentes del juego de Toy Story 3 podrían haber hecho algo bastante decente… pero se ve que no… En fin, un buen regalo para comuniones, eso sí.
UP <3
Lo gracioso de
KinectNatal es que los redactores están obligados a jugar para escribir los analisis. Aunque lo ultimo que quieran sea dar saltitos y hacer el ridiculo. No puedo más que imaginarmelos y esbozar una sonrisa. Salvo chiconuclear, no se porque pero me lo imagino con pose seriosa y bailando toda una noche en el Star Wars Kinect y me parece una situación normal para él.Que cosas no?
una pena. pero si lo encuentro baraterrimo cuando se descatalogue la xbox360 junto a un kit de kinect se lo regalo a los sobrinos.
Y por cierto Pep. Muy acertado el análisis.
A ver si lo entiendo, ¿haceis un análisis de un juego exclusivamente para niños y no de The Last Story? Algo tiene que ir muy mal en el mundo para que sucedan estas cosas…