La epilepsia: prima hermana de la pandilocura

Análisis de Lumines: Electronic Symphony

Análisis de Lumines: Electronic Symphony Al principio me hacía mucha gracia el mensaje que aparece cuando enciendes Vita, poniéndote sobre aviso del riesgo de epilepsia fotosensible. Esto es así por dos cosas: 1) nuestro amigo Pui, fiel colaborador de nuestro podcast y jugador de primera, usa la palabra epilepsia para referirse a esos momentos en los que juegas sin parar, con lo que epilepsia puede ser también estar enganchado o atrapado o viciado a un juego: Vita nos alerta así de que tengamos cuidado, que podemos engancharnos demasiado; y 2) por descontado, ver ese mensaje todas y cada una de las veces que enciendes la consola es gracioso. Fue empezar a jugar a Lumines: Electronic Symphony y el mensaje cobró sentido pleno. A los que hayan jugado a Lumines antes Electronic Symphony les resultará familiar: han pasado los años, pero la fórmula de puzzles con telón musical de fondo aguanta el tipo maravillosamente bien. Recordemos: grupos de cuatro cuadrados de dos colores van cayendo, y nuestro objetivo es formar grupos de cuatro o más del mismo color, que desaparecen cuando la línea de tiempo, que se mueve al ritmo de la música, pasa por encima de ellos. Sigue siendo un puzzle muy bien diseñado, y en Vita se ve mejor que nunca: el remozado visual le ha sentado de maravilla; no le queda grande ni el año en que sale, 2012, ni la consola que lo alberga, con todas sus posibilidades técnicas. El modo Viaje es la columna vertebral de esta rave. Es aquí donde vamos pasando por todas las canciones del juego, con sus distintos ritmos y apariencias. Cada canción tiene un aspecto distinto, y aunque es posible jugar sin sonido (al fin y al cabo lo principal es el puzzle, no es un juego donde el ritmo tenga un peso fundamental en la jugabilidad: suma en detalles, pero su ausencia no resta) la experiencia completa tiene que incluir por necesidad la unión de piezas, audio y color. Más que las canciones, que pueden gustar más o menos pero que están, creo, seleccionadas con muy buen gusto, son los diferentes skins lo que más puede chirriar: la mayoría son bonitos y forman una pareja muy interesante con sus respectivas canciones, pero en otros casos pueden llegar a hacerse insoportables. El que más odio: Autumn Love, de SCSI-9, que es mi pequeño momento survival horror en este Lumines; estás tan contento con Hey Boy Hey Girl de los Chemical Brothers y de pronto te tienes que enfrentar a esos espantosos donuts azules y amarillos. Además del modo Viaje, tenemos más cosas con las que entretenernos en Electronic Symphony. Quizá queramos crear nuestra propia lista de reproducción, jugar a las canciones en el orden que más nos apetezca: podemos, en el modo Lista, y también podemos dejar que sea el juego quien ordene al azar las canciones, todas o un número determinado de ellas, por nosotros. También tenemos el modo Contrarreloj, donde jugamos con una cantidad de tiempo determinada, y el Maestro, más exigente y con dificultad creciente. Las formas en que podemos jugar en solitario a este Lumines de Vita son más que suficientes, y también lo es nuestra presencia social: al jugar, mantenemos actualizado un perfil en el que se ve reflejado nuestro progreso y logros en forma de niveles, que aumentamos gracias a los puntos de experiencia que se consiguen tras cada partida. Jugando también se contribuye a un gran bloque mundial, y nuestros aportes a él nos dan también puntos de experiencia. Es una infraestructura social bastante apañada, y por ello sorprende que la única posibilidad multijugador sea un modo Duelo para dos jugadores y sin online; la cosa podría haber funcionado bien. Esto, el quizá algo elevado precio y los demenciales tiempos de carga (¿realmente necesita Vita veinte segundos para cargar hasta el puto menú principal?) son dos de los pocos puntos flacos de Lumines: Electronic Symphony, que junto al formidable WipEout 2048 se revela como una opción potentísima para tener juego para rato en Vita. También es un juego cuya duración tiende a infinito: a una portátil le hace falta un juego así para empezar con buen pie, uno al que podamos dedicar decenas de esas horas muertas que deberían ser target de nuestras sesiones de juego con Vita. Lumines ya era eso en 2005, cuando su primera versión apareció, también de lanzamiento, en la anterior portátil de Sony, PSP; que haya sabido mantener el tipo después de tantos años e iteraciones distintas es buena señal. Se le puede echar en cara cierta ausencia de novedades significativas, posibilidades multijugador más elaboradas y unos tiempos de carga incoherentes con la plataforma en la que vive, pero cualquiera que busque un buen juego de puzzles con cuerda para muchísimo rato tiene aquí una dosis más que decente de epilepsia garantizada. [7]
  1. landman

    Sí? pues yo estoy deseando ya que me saquen DLCs a punta pala para pillarlos todos.

  2. ikky

    Too much techno.
    Dislike

  3. Juan Puig

    La epilepsia es una cosa muy loca…

  4. Yurinka23

    Mu rico el juego, pero no tanto la review.

    Criticais la falta de novedades, y en cambio no hablais de la más importantes : los poderes de los nuevos avatares, la nueva pieza especial ‘random’ y el compartir contenido via Near.