No me atrevería a decir que los anteriores juegos de la serie fueran estudios de personaje en un sentido estricto, pero tanto Bowser’s Inside Story como Dream Team Bros. le dieron un giro interesante a esa mezcla de imaginería supermariana y rol japonés por turnos más o menos tradicional que fue Super Mario RPG, el germen de la serie de spin-offs Mario & Luigi. Fue una evolución natural: juguetones de una manera muy distinta a Paper Mario (la otra mitad de la descendencia de Super Mario RPG), Mario & Luigi se prestan más a ese tipo de ficciones al borde del fanfic que prestan más atención a las áreas menos conocidas de ciertos personajes. Mario & Luigi: Paper Jam Bros. decide ir por otro lado: es consciente de que la raquítica historia de la mayoría de juegos principales de Super Mario no da para mucho, así que decide, en un arrebato posmoderno, reflexionar sobre la propia naturaleza de su loop narrativo interminable. Su forma de hacerlo es introducir una serie de nuevos personajes en el mundo de Mario y compañía: las versiones de papel de Mario y compañía.
Al tejer una relación bastante bonita entre los vástagos del romance entre Nintendo y Square (Mario de Papel, el protagonista de Paper Mario, es uno de los habitantes-personajes de un libro que existe en la realidad de los Mario & Luigi; se nos anima a pensar en la importancia de la figura de Mario dentro de su mundo, de tal magnitud que sus aventuras y desventuras son escritos y leídos en el Reino Champiñón como se haría en nuestra realidad con los grandes héroes casi de leyenda), Paper Jam Bros. se permite el lujo de hacer que su historia vuelva a ser la de Bowser secuestrando a Peach y el viaje de los héroes, Mario y Luigi, para liberar a la princesa y devolver al Reino a su condición bucólica en la que flotan habitualmente sus heteróclitos habitantes. Antes de ello, sin embargo, nos presentan un dilema que en adelante y durante todo el juego constituye la base de los resortes argumentales y de las muchas mecánicas que uno se encuentra por el camino: Luigi, de vuelta al segundo plano tras el año generoso que le dedicó Nintendo, se tropieza con una estantería mientras intenta cazar un ratón en un oscuro almacén del castillo de Peach. Un libro cae al suelo: es el libro en el que se desarrollan las aventuras de Paper Mario, y por arte de magia los personajes de papel salen disparados de entre las páginas y van a parar a todos los rincones del Reino Champiñón, mezclando a los habitantes tridimensionales con sus versiones planas.
Es entonces cuando Mario mira a Mario, Peach a Peach, Bowser a Bowser. El retruécano aquí está en que los personajes que para nosotros son de ficción se encuentran con ellos mismos a través de otra ficción: la que existe en su mundo, la de los personajes de ese cuento dentro del cuento que es Paper Mario.
El espíritu de fanfic que, casi por necesidad, tiene Paper Jam Bros. es aun así contenido, limitado por su condición de historia canónica. Dentro de unos límites: la introducción de la ficción en un mundo ‘real’ es un punto de partida menos radical que el de Dream Team Bros. o Bowser’s Inside Story, donde sí se producía un desequilibrio al modificar los pesos de personajes muy establecidos; me parecen memorables todas las secciones de Dream Team Bros. dedicadas a darle vueltas a la relación entre Luigi y su hermano Mario, la admiración y el sentimiento de inferioridad que se dejan caer en las escenas más lynchianas del juego. Aquí, en Paper Jam Bros., hay el doble de todo: los dos Bowsers secuestran a las dos Peach mientras los dos Bowsy hacen el gamberro, los dos Kamek intentan frenar los avances de los dos Marios y Luigi, en fin: Luigi no hace mucho, quizá para compensar por su juego.
En Pocket Gamer, Mark Brown lamenta que el juego «continúe con la huida de las geniales mecánicas de RPG de antaño, en favor de infinitos minijuegos, distracciones y desvíos». A mí, por el contrario, estos desvíos me parecen una manera muy inteligente de dar ritmo al juego a la vez que se contagia de la naturaleza más arcade de los otros Marios: consiguen compensar bien los límites más evidentes de su sistema de combate por turnos (que evita las penalizaciones y los momentos negativos —falta de energía para hacer magias, ausencia de ítems curativos— en favor de hacer más compleja la estrategia mediante un sistema de cartas que aporta beneficios al grupo del jugador) limitando los enfrentamientos con enemigos a momentos concretos, en mazmorras y en los viajes, siempre cubiertos con una capa de desafíos ligeros, pequeñas pruebas de habilidad y exploración por medio de las distintas habilidades de campo que se van consiguiendo gracias a la flexibilidad de Mario de Papel. Es precisamente en el mundo que exploramos en tiempo real donde más evidente es la influencia de los Paper Mario, con sus idas y venidas que casi parecen puzzles en los que necesitamos encajar correctamente las piezas, interconectar habilidades y el mundo que reacciona a ellas.
Estas huidas a mí me han sabido más a regresos a casa: me gusta la forma en que Paper Jam Bros. se empeña en evitar sin descanso los viajes muertos, esos que otros puntúan (con mayor o menor gracia) con combates aleatorios y que aquí, en parte porque parece sentirse intruso en el mundo de los RPG, prefieren llenar de pequeños momentos que nos obligan a prestar atención a lo que estamos haciendo. Es un juego de rol más activo de lo normal: con cada personaje asociado a un botón de la consola (cada uno responde únicamente a uno de ellos, tanto para saltar como para hacer cualquier otra acción, durante los combates y fuera de ellos), se crea una dinámica muy única, un juego casi de ritmo que hace que incluso nuestro movimiento por el mapa sea más fluido y bonito si ejecutamos correctamente los saltos, o si activamos bien las habilidades especiales.
Aunque se presenta como una de las grandes novedades de esta entrega, quizá por ser la más vistosa, las peleas de cartoñecos son uno de los minijuegos más flojos. Ni son muchos ni están descuidados, por otro lado: argumentalmente se usan para justificar varias cosas y para marcar varios puntos importantes de la historia, pero aunque se esfuerzan por darles variedad (en todos se introducen nuevas rutinas para los enemigos, aunque la forma de derrotarlos no varía demasiado) acaban siendo combates en 3D un punto más simplotes y lentos de la cuenta.
Ese espíritu juguetón y experimental está presente también en los combates. Como es habitual en la serie, además de gestionar bien ataques y magias hay que aprender a leer sus movimientos y defenderse de sus ataques. Cada uno tiene su propia mecánica; la gracia aquí está, claro, en cómo los enemigos de Mario & Luigi se mezclan con los de Paper Mario, en cómo tenemos que reaccionar a ellos en función de su naturaleza y en cómo colaboran entre ellos para atacarnos. El sistema de cartas es una manera bastante agradable de darle un plus de gracia a los encuentros; a su manera, el juego también anima a crearnos personajes más o menos diferenciados con el sistema de rangos, que nos permite modificar más radicalmente algunos de sus atributos para especializarlos en distintas áreas. Son estrategias para hacer el juego más divertido y que miran a la partida única; por su propia naturaleza Paper Jam Bros. descarta, creo que acertadamente, las partidas múltiples y apuesta por un endgame (relativo: tras terminar el juego, la partida regresa al último punto de guardado anterior al combate final) basado en exprimir al máximo el mapa y en una serie de retos extra.
En en lo importante, en la aventura principal, donde Alphadream se esfuerza más. Se nota: he jugado a Paper Jam Bros. con la sonrisa siempre puesta, y lo he terminado con mayor satisfacción que Dream Team Bros., de alguna forma. No me atrevería a decir que es mejor juego, pero sí me ha parecido más compacto, en general; el paso que da para atrás para encajar a los personajes de papel lo da hacia delante en la imaginación y alegría con que introduce todo tipo de pequeñas mecánicas y diversiones que dinamizan la partida. Es un juego definido por sus pequeños momentos: cuando un Toad te pide por favor que no pulses R (el botón con el que el juego nos permite acelerar diálogos y escenas, un recurso sacado directamente de otras aplicaciones como la Plaza Mii y que se llega a agradecer mucho) y le prestes plena atención, o cuando Centella, la Navi de este juego, anima a Luigi diciéndole que incluso le dedicaron un año a él, en una de las secciones más inteligentes de la aventura. De esas hay muchas; suficientes para que cualquier fan de Mario disfrute de Paper Jam Bros.
Mario & Luigi: Paper Jam Bros. es uno de esos juegos felices de la Nintendo que no necesita competir con nadie. Es un caramelo genial para nintenderos; de las últimas huidas de Mario de sus territorios naturales, esta es una de las más creativas y divertidas. Para otros queda la presión de hacer que el RPG sea esto o lo otro: Mario y Luigi no apuntan tan alto, pero lo bien que consiguen llegar a donde se proponen por momento es refrescante. [8]
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Me gusta mucho la manera en la que los Mario&Luigi combinan elementos clásicos del RPG con la habilidad del jugador coordinando movimientos para atacar, esquivar, contraatacar, etc. Esas mecánicas tan dinámicas y retantes son las que están consiguiendo que lleve ahora mismo más de 20 horas con el Dream Team Bros y mantenga mi interés intacto. Algo que no pasa con otros RPG de grandes cinemáticas y protagonistas afectados, que se toman tan en serio a sí mismos que acaban siendo productos planos, vagos y aburridos con el paso de las horas.
Me alegra ver que esta entrega suma más elementos a la ecuación y ofrece una experiencia variada. Cuando acabe el DTB no tardaré demasiado en echarle el guante… Felicidades por el análisis.
At laaaaaaaaaaaaaaaast
https://www.youtube.com/watch?v=S-cbOl96RFM
:rezo: :rezo: :rezo: :rezo: :rezo:
ahora me lo leo cuando salga del curro.
Otro muy buen juego que pasará sin pena ni gloria, comercialmentr hablando, por el catálogo de las consolas de Nintendo. Y ya van….
Ya me queda menos para hincarle el diente, hay ganas! ^^
Un gran juego, como todos los Mario y Luigi RPG. La verdad es que son muy divertidos, y éste en especial me llama mucho la atención, lástima que no tenga 3DS.
Para cuando acabe el Xenoblade X, le tengo muchas ganas!
La verdad es que con Dream Team Bros me pasó algo extraño. Llegaba extenuado a los momentos más divertidos y ligeros y estos me sabían a poco, pero luego cuando el juego me proponía la enésima mecánica nueva, volvía a echar de menos los anteriores, creando un bucle del que no conseguía salir y que hizo que no disfrutase tanto como Nintendo hubiera querido.
A pesar de ello, creo que era un juego que mejoraba con el paso de las horas (el prólogo era, a todas luces, agotador) y que dejaba un buen sabor de boca.
En cualquier caso, bajo mi punto de vista, le faltó un poco de pulido, de engranar bien todas las ideas y cohesionarlas para que la aventura no se convirtiera en una montaña rusa.
No se hasta que punto me jugó una mala pasada el jugarlo a la vez que algún otro título y posiblemente mi atención no fue la necesaria pero, no se, generalmente los juegos de Nintendo los disfruto en su totalidad, sin los bandazos que tuve con este.
Con respecto a este Paper Jam, me lo vendiste en el Podcast, Victor, pero ahora me vuelves a sembrar las dudas. Supongo que me lo compraré, pero cuando pasé la vorágine navideña de partidas rápidas y compromisos familiares y pueda sentarme a jugar sin que la alarma del movil me suene con el próximo evento al que le toque asistir.
Pensaba que era un 9, pero ese 8, viniendo de ti y viniendo de Nintendo….
Me parece muy interesante lo que propones: introspección de los personajes. Sólo por esto me parece que es un juego con el que voy a disfrutar mucho.
A este juego le tengo ganas.