Análisis de Naruto: Ultimate Ninja Storm Generations

En cada noticia sobre esta saga, no falla, más de uno y más de dos nos dedicamos a suspirar por un juego sobre nuestro anime —¡Dragon Ball o muerte!— con estas pintas. Los que conocen el personaje creado por Masashi Kishimoto hablan de sus cosas, déjalos, pero el resto no solemos pasar de envidiar los gráficos en una o dos frases. Y es normal, joder: cuando adaptas una serie de animación, empezar por el principio significa serle fiel en lo visual. Naruto Shippuden: Ultimate Ninja Storm Generations lo hace, vaya que sí, pero no se queda ahí. Para su enésima aproximación a la franquicia, CyberConnect 2 se preocupa sobre todo por la cantidad: 72 personajes —más 15 que solo se pueden usar como apoyo— son muchos, incluso con la pequeña trampa de las distintas edades y las varias transformaciones. La reunión multitudinaria es una apuesta seguro para cualquier producto fanservice y aquí se aprovecha con estilo. Cierto es que las diferencias entre luchadores son escasas, que el sistema de combate se rompería con las separaciones típicas del género, con el gordo de las presas y la muchacha de movimientos gráciles, pero cada ninja está reproducido con un cariño excepcional, con unas animaciones sublimes, y sus peculiaridades se resaltan de un modo especialmente efectivo; son calcados en lo esencial, pero cada miembro de la organización Akatsuki utiliza su característica distintiva para convencer al jugador. No tenía ni idea de quiénes eran esos hasta hace cuatro días y tampoco creáis que me ha quedado muy claro ahora. El modo Historia de Naruto bla bla bla Generations, por la cantidad de episodios que abarca —desde el comienzo, pre-Shippuden, hasta el follón en la reunión de los Cinco Kage; una cantidad de horas no excesiva, pero sí respetable—, cuenta las cosas deprisa y no se complica con la presentación: imágenes estáticas y unas pocas líneas de texto entre combate y combate, como esta misma gente hizo en SoulCalibur V. Los vídeos con los que el Studio Pierrot presenta y cierra cada uno de los ocho o nueve «puntos de vista» están bien, pero no hacen olvidar que aquí falta algo. Se acabaron los paseos por la Aldea Oculta de la Hoja, los enfrentamientos con jefes que se salen de lo habitual y los espectaculares QTE de Ultimate Ninja Storm 2. Ciertos problemas venían de esos elementos, es verdad, pero eliminarlos sin más acaba siendo un paso atrás; se echan de menos esos cambios dinámicos y ese tratamiento especial para los combates más recordados, esas impresionantes cinemáticas y eso de tener la variedad en mente. No querían repetir todo lo de la anterior entrega, es comprensible, pero restar hasta llegar a la sucesión de peleas no era la solución óptima. Quiere ser más juego de lucha y creo que se equivoca, porque ya tiene otros modos para ser únicamente eso. Pero puede proponérselo, sí, con un diseño peculiar, que tiene de acertado todo lo que no busca de profundo y clásico. Los combos se consiguen sin esfuerzo alguno, aporreando el mismo botón, y los Jutsu especiales, alucinantes y tremendamente efectivos, se ejecutan del mismo modo con todos los luchadores. Es lo de menos. La clave está en las distancias, el desplazamiento —fantástico el control, la suavidad y el tamaño de los escenarios, todo fundamental en este sentido—, y la gestión de dos barras: la del Chakra, que se carga como en cualquier juego de Goku, y la del movimiento de sustitución, que se independiza de la anterior. Lo de dejar un tronco donde estabas y aparecer detrás del adversario consume ahora un indicador con cuatro partes que se rellena automáticamente. Coherente revisión para subrayar esto de la gestión de recursos por encima de la habilidad pura. Se afina, pues, un sistema extraño al principio, pero gratificante a los pocos minutos y adecuado en muchos sentidos como reflejo del manganime. Las transformaciones para todos y el uso de dos ayudantes aportan la pizca de profundidad para dejar clara la intencionalidad de las decisiones, aunque también hacen conveniente un tutorial que no existe. No falló la prueba del algodón: pillé de lo lindo en el online y se me pasaron las ganas de guardar repeticiones. Está claro que hay espacio para la práctica y la mejoría, pero lo del lag criminal no es solo una excusa. Bien, por lo demás, Naruto Shippuden: Ultimate Ninja Storm Generations. Ha logrado que se analice por fin aquí un título de la franquicia y que me de unas vueltas, verídico, por la Narutopedia. Es una lástima que el modo principal de su predecesor le «moleste», pero a cambio ofrece casi todo lo que pueden pedir los fans. La maestría con la que captura el carácter de la obra en la que se basa le permite mostrar como más importante justo lo que mejor se le da. Ideas y prioridades claras, señoras y señores; no suele hacer falta mucho más. [7]