La juventud siempre va hacia delante, pero es importante dar un paso atrás y mirar alrededor de vez en cuando.
—Aldeano
¿A qué le estábamos prestando atención en 2010? Yo, sin duda, a otras cosas que no eran NieR, el hoy clásico de culto dirigido por el inclasificable Yoko Taro. Una década después de su publicación —ya con el prestigio bien asentado gracias, sobre todo, a su magistral secuela, NieR Automata—, Square Enix ha decidido aprovechar el tirón y remasterizar el extravagante action RPG de Taro, devolviéndolo de nuevo a la actualidad y dejándolo más a mano de quienes ya no tengan acceso a esa tecnología arcana a la que una vez llamamos Xbox 360 y PlayStation 3.
El resultado es NieR Replicant ver.1.22474487139…; tanto número puede llegar a confundir, pero a efectos prácticos estamos ante una versión remozada y adaptada a los tiempos actuales de la versión de PS3 del NieR original. (Recordemos que hubo dos: Replicant, para PS3 y exclusiva de Japón, y Gestalt, con otro protagonista y para Xbox 360; fuera de Japón nos llegó la versión Gestalt en ambas plataformas, y se llamó NieR, a secas.) El trabajo de chapa y pintura le sienta de maravilla, la verdad sea dicha, y no solo apuntala la expresividad de los personajes sino que también le da un nuevo interés y un mayor relieve al mundo por el que te mueves, necesaria pero a veces ridículamente monótono y vacío; no creo que el original fuera un juego muy preocupado por ser «bonito» en un sentido tradicional, pero sí me parece que intentaba ser atmosférico de una forma que no conseguía del todo, y que aquí se resuelve mejor sin perder ni el aura de misterio y sin recargarlo innecesariamente.
Taro hace aquí de director creativo, y aunque su papel sea menor sí ha garantizado, como se sabe, que ciertos nombres clave del original y de Drakengard estén presentes en el remaster; no menos importante, el combate se ha pulido un poco: no llega tan lejos como en NieR Automata (que es, cuanto menos, un juego de acción increíblemente sólido y lleno de ideas interesantes), pero se ha contado con la supervisión de Takashi Taura, el director de la secuela de 2017, para darle un toque más cercano a lo que aportó Platinum al universo de Yoko Taro.
Con estas credenciales, la remasterización lo tiene todo a su favor para apelar a quienes, como es mi caso, ignoramos o maljugamos el original en 2010 (o quienes, como es mi caso también, quisimos darle otra oportunidad después de jugar y adorar NieR Automata; mi copia del de 360 sigue precintada). Lo cierto es que hoy la distancia que nos separa de lo que intenta hacer NieR Replicant es mucho menor que en su momento, en buena medida por el impacto que tuvo el action RPG de Yoko Taro no solo en la comunidad de fans acérrimos que se consiguió labrar o en la crítica de videojuegos, que sin duda se benefició de la apertura de miras, sino también, de forma directa o indirecta, en no pocos juegos que han ido saliendo desde entonces; pienso por ejemplo en Undertale, muy apreciado, de hecho, por el propio Taro.
Puede que se pierda parte del factor sorpresa (ahora sabemos que el juego va a intentar manipularnos, que esconde algo que no nos vemos venir), pero eso no le quita fuerza a una aventura que todavía hoy resulta cautivadora e hipnótica. En el juego controlamos, después de una serie de eventos que ocurren miles de años en el pasado, a un chaval cuya hermana, Yonah, sufre una enfermedad terminal; mientras busca una cura, el protagonista encuentra a Grimoire Weiss, un libro parlanchín cuya magia puede ser crucial para dar con el ansiado remedio. Mientras tanto, el mundo se derrumba y las sombras (unas criaturas hostiles) ganan terreno, cada vez más peligrosas cerca de lugares hasta entonces seguros. Por el camino, te cruzas con otros personajes que se unen a tu periplo, como Kainé, una guerrera que te acompaña tras una experiencia cercana a la muerte, y Emil, un joven maldito que tapa sus ojos con una venda porque su mirada puede convertir en piedra.
Es una historia menos extravagante o incomprensible de lo que sus continuos cambios de tono y sus no pocos experimentos narrativos y metanarrativos podría sugerir, y menos típica de lo que las primeras horas, con su desarrollo casi de RPG de 16 bits, dan a entender. Es un juego lleno de momentos tiernos y reflexivos, escrito con una creatividad muy pura y que hace todo lo posible por expresarse desde su propia condición de videojuego, de una forma tan desinhibida y persuasiva (esta vez, también, con un tropiezo francamente lamentable) que incluso antes de terminarlo tienes la sensación de que te va a dejar un recuerdo único y muy duradero; incluso después de terminarlo, y después de terminarlo varias veces, con las bienvenidas trampas que hace el propio juego para justificar y hacer más llevadera la repetición, que ni es tanta ni es tan dura.
Lo que hace único a NieR es la forma en que el juego está diseñado alrededor de la historia, experimentando con los formatos y los géneros como herramienta en lugar de como mantra. Si ya habéis leído suficiente sobre el original seguramente ya conozcáis algunos de los trucos más impactantes del juego, pero la cosa va más allá de unos cuantos momentos concretos y, de hecho, creo que es incluso más interesante, y ayuda a darle coherencia y peso a las situaciones más comentables, cómo NieR retuerce su estructura y las expectativas que va motivando (ahí uno de los puntos más brillantes de Yoko Taro: cómo te lleva de un sitio mental a otro, como para confundirte, aunque en última instancia todas las piezas acaben encajando) para, cuando menos, llevar un paso más allá la inmersión en su mundo. En ese sentido, lo que en otras circunstancias podrían ser retruécanos irónicos incluidos para distanciarte del juego (por el motivo que sea: por las risas, por inseguridades…) aquí acaban teniendo el efecto contrario: refuerzan tu presencia dentro del mundo virtual. El caso más claro quizá sean las misiones secundarias, en su mayoría recados genuinamente penosos que el juego te ofrece a paladas, en cantidades literalmente industriales, como sacados de una fábrica de sidequests pedorras de juego de rol de fantasía. Su interés es mínimo, a menudo resultan terriblemente frustrantes y sus recompensas están lejos de merecer la pena. Weiss, el libro parlanchín, acaba dejándote claro lo que opina de estos trabajillos, y cuestiona el hecho de que pases tanto tiempo dedicado a resolver problemas tan nimios. El protagonista, entonces, le explica que es gracias a estos trabajillos que su hermana y él pueden salir adelante. «La vida es difícil por aquí», dice, «pero la gente se las apaña para darme trabajo».
Desde ese momento, estas sidequests dejan de ocupar el mismo sitio en tu cerebro: dándoles ese relieve narrativo, que en otros juegos habría resultado cínico, se convierten en un apoyo más para entender la clase de vida que lleva un personaje, y precisamente que su importancia sea tan menor hace que puedas centrarte solo en las cosas que importan para tu partida.
Y aun así las sidequests son peores de lo que podrían, y cabe preguntarse si no habría sido posible llegar al mismo resultado desde otro enfoque menos tortuoso. Pasa lo mismo con muchas otras cosas, desde el diseño de las mazmorras hasta el sistema de combate, que siempre parecen estar un punto por debajo de lo que podrían o deberían. El ritmo de NieR acaba siendo un poco más estrafalario o dislocado de más precisamente por sus estrafalarias y dislocadas mazmorras, con puzzles en los que con frecuencia el tedio es más fuerte que el interés, y por unos combates que no siempre consiguen ser más que rutinarios. En ese sentido, y por darle a NieR el mérito que merece, lo que hace no es demasiado distinto de Automata, su secuela, aunque ahí está mejor resuelto y consigue que resalten más los puntos fuertes de esta mezcla chiflada entre The Legend of Zelda y DoDonPachi. Jugando hoy, queda claro que las intenciones estaban ahí, y desde la distancia es más evidente que el original tiene algo de visionario que sigue estando vigente, y sobre todo siendo disfrutable, más de diez años después.
De dejar claro esto se encarga un remaster fiel y que integra sus novedades (historias inéditas e incluso un final nuevo) de manera muy orgánica; no le iría muy mal la etiqueta de director’s cut, si se la hubieran querido poner, porque en última instancia no es un juego viejo con algunas cosas nuevas sino una revisión respetuosa y bien medida que puede interesar por igual a curiosos, a fans de nuevo cuño y a quienes ya sepan bien qué esconde bajo la manga. No me atrevería a decir que es un imprescindible (por su propia naturaleza, está más lejos de ser universal de lo que necesitaría para que me atreviera; ese es también uno de sus puntos más fuertes), pero qué duda cabe de que NieR Replicant ver.1.22474487139… es una buena oportunidad para adentrarse en la obra de uno de los creativos japoneses más especiales de la actualidad; a riesgo de perder street cred diré que Automata me parece mejor (más complejo, más radical, más profundo), pero experimentar este episodio previo del universo Yoko Taro me ha resultado tan estimulante como esperaba: como me había dicho esa gente que ya supo verle la gracia hace una década. Más vale tarde que nunca.
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Nier es mucho Nier. Me alegro de que su magia siga intacta.
El bullet hell clásico de Yoko Taro, un tío que con sus juegos consigue que cuando los dejes te sientas un poco peor que cuando los empezaste.
Tras pasarme NieR Automata (se me hizo algo repetitivo al final, tras mil veces ver los mismos escenarios que tampoco es que sean…) quería lanzar una pregunta. Para ser PG el que hizo el combate de Automata, ¿no os parece algo básico? Las posibilidades combo/armas/ataques me parece bastante limitada, y tras ir ya por el último tramo del juego se me hace algo aburridote el combate.
No sé si a alguien le pasó igual.
@espyy
Es una manera de verlo y depende de dónde quieras poner el foco. Automata, más que un «juego de Platinum», es la continuación de NieR Replicant-Gestalt, un juego narrativamente estupendo pero con unos combate que daban ganas de dejarlo a medias. Una saga, además, que no deja de ser un ARPG; dentro del género, me parece que tiene unos combates estupendos. Una mayor complejidad, de hecho, creo que habría sido un tiro en el pie, porque podría desviar la atención del jugador hacia aspectos más ajenos a lo que entiendo es la experiencia NieR.
Antes del lanzamiento se enfatizó lo de «juego de Platinum» en vez de «el NieR 2»; error de la prensa, de los jugadores, no sé, pero para mí desde luego me pareció un menosprecio tanto al director como a la propia saga. Suerte que con los años se ha enmendado un poco este error.
@majinantonio
Bueno hay un poco de eso, pero tanto como menosprecio al director no lo creo. Es uno de los pocos juegos donde se reconoce la huella autoral y creo que hasta la propia Platinum dijo que Yoko Taro salvó al estudio de la ruina o algo así (venían de la cancelación del Scalebound y los encargos pochos de Activision)
@nahuelviedma
Matizo que hablo de los meses previos a la salida de Automata: se lo esperaba como el nuevo juego de platinum, no como la continuación de un «juego de culto» (etiqueta que se ha empezado a usar de manera más general tras Automata, por cierto).
Ahora tanto Taro como NieR sí están en boca de todos, afortunadamente.
@majinantonio
Sí, claro, si el transfondo del juego es genial y te explota la cabeza con muchas cosas. Quizás si el combate no hubiera sido de PG no me habría importado tanto, al final he jugado a juegos con combates peores.
Es más el asunto que quizás le faltó, a mí gusto, algo de profundidad en los movimientos. Aunque, para mí, el principal problema que le encontré a Automata es que al «repetir» tanto los escenarios dentro de los diferentes finales, el final real del juego se me hizo un poquitín cuesta arriba.
Otro juego para la lista, coño no doy a basto con tanta maravilla, necesito otra vida más.
Me ha encantado que hayas hecho una referencia a Dodonpachi. En todos los analisis debería haber una referencia a Dodonpachi.
A mí Nier me gustó mucho más que la continuación, más allá de los combates (mucho mejores en Automata, eso sí), creo que el primero fue mejor en todo. Es cierto que las misiones secundarias eran bastante malas, pero es que la hora y media final, especialmente en los finales B y siguientes es de lo mejor que he jugado jamás.
Pensé que iba a ser un remaster algo flojete, pero parece que hasta en actualizarlo le han dado personalidad. No soy muy fan de este hombre, la verdad solo jugué al Automata y un poco al Nier en PS3, pero genera mucho interés ese encanto tan especial y eso que no soy muy del género.
Cuando arreglen la versión de Steam me lo pienso.
Es que vaya dilema. Tengo el Automata en PC sin jugar (pero hasta arriba de mods para que la experiencia sea la óptima) y ahora veo esta joyita. Que hago ¿Juego a Automata, o espero a que este Replicant en PC? He visto que el port a PC es algo mejor que el anterior, pero igual con algún arreglo o mod lo dejarán mas fino.
Lo digo por los guiñitos, la historia etc. Con Drakengard no me atrevo tanto, primero irán los Nier sí o sí. ¿Pero merece mas la pena darle a este primero, o va a ser muy duro luego darle al Automata?
Ganazas de ambos por cierto.