Okami fue, como muchos afirman, un excelso canto del cisne al final del ciclo de PS2, la guinda a uno de los crepúsculos generacionales más memorables de la historia de los videojuegos. Y aunque el oportunismo no fuese una de sus cualidades y se pegara un sonoro batacazo en lo comercial, los jugadores habituales siempre le hemos reservado un hueco en nuestro grasiento corazoncito. Ahora, con la llegada de Okamiden casualmente (o no) en los últimos estertores de Nintendo DS, a pocos días del locurón 3D, habrá que ver si la franquicia conserva su halo de amor y bondad o se vende a los convencionalismos y las decisiones erróneas. La verdad es que a los chicos de Capcom no se lo han puesto nada fácil. Desarrollar la primera secuela de una saga cuya principal baza es el preciosismo visual y hacerlo en el equivalente gráfico a una tostadora oxidada no parece una tarea sencilla. Pep se ha cansado de decirlo y repetirlo hasta la saciedad: Okamiden merecía un tratamiento más lujoso, un despliegue técnico más acorde con su majestuosa dirección artística, algo con texturas en alta definición y esas cosas que nos entran por los ojos. No obstante, aquí de lo que se trata es de analizar el producto que ya tenemos entre manos, y enumerar todo lo que pudo ser y no fue resultaría en un brindis al sol. Así pues, partamos de la base de que Okamiden nace de cierta apatía justificable por parte de quienes decidieron que debía existir: un título de espíritu continuista pero a menor escala que presenta en sí mismo un oxímoron, una actitud contradictoria de quienes en el fondo sabían que no podían igualar (y mucho menos mejorar) el que quizá sea el mayor chispazo de genialidad de Clover. De modo que puestos a imitar al original, se puede decir que Capcom ha hecho un muy buen trabajo con esta secuela. La historia transcurre nueve meses después del final de Okami nos mete en el peludo pellejo de Chibiterasu, el joven cachorro hijo de Amaterasu que ha heredado sus marcas, su manejo de la Brocha Celestal y, cómo no, su deber de salvar Kamiki Village y todo el país de Nippon de las fuerzas malévolas que intentan llenarlo todo de oscuridad una vez más. Tratándose de un cachorro, es evidente que sus capacidades no están aún del todo desarrolladas y eso se nota sobre todo en los combates contra los demonios de a pie, pero uno agradece que Chibi tenga el detalle de no vomitar después de saltar cuatro veces o de hacerse caquita encima cuando una rana gigante amenace con digerirlo; que por muy perrete chico que sea, estamos hablando del descendiente de una diosa. Esta vez, por suerte, no tendremos que aguantar durante mucho rato la insoportable voz del primo hermano de Navi, el pesadísimo Issun, el Jar Jar Binks del universo Okami al que uno le gustaría aplastar de un zarpazo después de escucharlo durante diez minutos. Le sustituyen varios compañeros de viaje como Kuni, el hijo adoptivo de Susano que también tiene su cuota de pantalla como padre orgulloso y responsable de la seguridad de la villa y Kushi; la sirena Nanami y la pequeña medium Kagu entre otros personajillos de personalidad perfectamente delineada. Cada uno de ellos nos echará una mano en distintos quehaceres durante nuestra aventura y quizá sea este uno de los mayores aciertos del título a nivel jugable. Y es que es en la mecánica de juego donde Okamiden consigue compensar sus evidentes carencias con respecto a su predecesor. La exploración ha quedado maltrecha para convertirse en un juego sustancialmente más lineal y pasillero, sí, la fluidez se ha visto afectada por la masiva cantidad de puntos de carga cada vez que damos tres jodidos pasos, de acuerdo, y el control de Chibi con la cruceta direccional no es precisamente ejemplar, resultando demasiado automatizado en algunos puntos a veces dándole hacia delante ya toma él solito las curvas o muy impreciso y sensible en otros. Pero por contra es innegable que la Brocha Celestial le va como anillo al dedo al stylus ((De hecho hemos recibido un stylus con forma de brochita del amor junto al juego.)), incluso parecen conceptualmente pensados para ir unidos, y aunque suponga solo una pequeña porción de tiempo real de juego, admitamos que esos momentos son la gran baza de la franquicia, aquello que uno mejor recuerda cuando piensa en ella ((Bueno, eso y las inolvidables ondas expansivas de vegetación floreciente y buenrollismo mediambiental.)). A los poderes de regeneración, de floración, de corte o de invocación de distintos elementos ya por todos conocidos se añaden otros como el de guiar a nuestro compañero por zonas que no aguantarían nuestro peso y para recoger un ítem o cumplir un objetivo y hacerlo volver a nuestro lomo. Es una pena, eso sí, que el uso de estos poderes para resolver puzles sea tan obvio y poco dado a la combinación. Da la sensación de que en Capcom no han sabido aprovecharse y explotar al máximo todas las posibilidades y la diversidad que habría ofrecido la interacción de los distintos tipos de trazo entre sí, y el resultado es un nivel de dificultad relativamente bajo en comparación al gran referente del género como son los Zelda, aunque el diseño de dichos rompecabezas, lo a cuento que vienen siempre y su distribución perfectamente estudiada por mazmorras de estructura modular son un esfuerzo por parte de sus desarrolladores que el jugador agradece. Los combates, ya lo dijo Pep en sus primeras impresiones, han perdido brillo y quizá por eso el juego nos permite evitarlos más fácilmente que en Okami. Sin embargo, no puedo escatimar elogios en la forma de llevar las batallas contra jefes que es el único punto, me atrevería a decir, en el que Okamiden supera al juego original. Los enfrentamientos son francamente épicos, nada fáciles de superar, combinan el buen manejo del ritmo con la observación tanto de los patrones de comportamiento del enemigo como de sus puntos débiles y lo hacen por fases, teniendo que resolver distintas pruebas consecutivas para terminar con la barra de vida del monstruo en cuestión. Una verdadera delicia que le hace a uno acomodarse en su asiento y sentir como su mente se repliega de placer cada vez que se presenta un nuevo jefe. Hats off en este sentido. Okamiden es, en fin, un retorno digno y sobre todo muy respetuoso con su predecesor. Esa autoconsciencia marca los límites de un título que habría sido aún mejor valorado si se hubiese formulado como un spin-off para la portátil de Nintendo y se hubiese dejado la secuela para la actual generación de consolas de sobremesa, donde ese despampanante apartado visual habría sido potenciado y llevado a límites que nos harían arrancarnos los ojos porque, oh Dios, ya jamás volverán a ver algo tan bonito. ((Y si no, qué menos que lanzarlo para 3DS, ¿no?)) En cualquier caso, parece que la saga está condenada al desatino comercial, y si ya era complicado venderlo justo cuando las masas están salivando por abalanzarse sobre dos nuevas plataformas portátiles, dejar los textos en inglés no parece una decisión que vaya a ayudar demasiado en estas lides. La tosquedad gráfica previsible, el control direccional algo antipático y cierto aroma a complejo de inferioridad o incluso algo de intimidación ante la alargada sombra proyectada por Okami terminan por empañar ligeramente el que es sin duda uno de los mejores títulos del mastodóntico catálogo de DS y que desde luego ha conseguido captar y reproducir de nuevo el auténtico espíritu de la joyaza proverbial de Clover, aunque haya tenido que ser con escasos medios técnicos y aún menos astucia. [8]
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Muy buen análisis. Me quito el sombrero.
El análisis es una de cal y otra de arena en todo momento, y supongo que eso es lo que transmite el juego finalmente. No tenía pensado comprar más juegos de DS, pero ¿recomiendas jugarlo, Pinjed, a un defensor incondicional del primero? Tus palabras finales («aún menos astucia») me dan cierto miedo.
Vaya por delante que el análisis es de los grandes; un ROTY para este 2011, a pesar de su brevedad.
Oxímoron? No jodas, y puede calificarse este juego como arte calórico?
@majin_antonio
Sí, siempre que la ingesta de horas de juego sea abundosa.
@Opa-Opa
No tengas miedo, me refería a esa humildad abnegada que a veces obstruye un poco la capacidad creativa. Y lo recomiendo SOBRE TODO a los defensores del primero entre los que me incluyo.
Diane,
no puedo resistirme, amo el primero tanto como el jodido Wind Waker. Un placer de análisis, por cierto. Mis pulgares están hacia arriba.
Excelente analisis. El primero me encanto, y este lo tengo en el punto de mira…
Adoro la direccion artistica que rebosa el juegazo en cuestion, inspirado infinitamente en la mitilogia, folklore y arte japones. Sublime, Magistral, Celestial….etc. Es para encerrarse en las puertas del Eden y abandonarse de forma brutal al onanismo.
Me encanta este juego
Pero lo que realmente me jodio, fue que saliera el titulo sin traducir… toda una lastima
XDDDDDD
Gran análisis, pinjed. Si fuera de cualquier otro juego, dispararía mis ganas de jugar. Pero si te metes con Kamiya, te metes conmigo, Capcom.
Además, no veo que el juego se adapte a DS como debería al contrario que los Zelda, por ejemplo y la falta de ideas, lo mucho que imita al original en todos los sentidos, lo deja más cerca del demake que de la secuela. Creo que esto ya lo he dicho alguna vez, ¡pero eh!, Kamiya y tal.
@TheBigSleep
Tienes toda la razón, y de hecho en mis últimos análisis he sido más breve, pero con este se me ha ido un poco la mano. Es una sugerencia que tenemos muy en cuenta y estamos intentando adaptarnos.
Pos a mí me parece de una longitud más que aceptable. Por lo menos no se repite en las mismas ideas y describe bien el juego sin llegar al terreno del spoiler. Y entretiene más, copón.
Buen análisis
El análisis es breve, brevísimo, para lo que quiere contar. Así que las quejas a la Real Academia de la Lengua
Nadie dice nada al respecto de la jugada que nos han hecho? No viene en castellano, ni siquiera unos miseros subs.. Ahora buscad en google la edición coleccionista japonesa y dejad que vuestros potorros hagan palmas cual alas de colibrí
Lo de los subtítulos no tiene perdón de Dios, pero pese a ello es puro arte, para lo que da de si la DS es un juegazo.
Es un juegazo!
El problema es que esta a la sombra de un titulo que se ve las caras frente a frente con The Legend of Zelda, (en algunos aspectos incluso superandolo, admito) y hay que ser mucho juego para poder hacer eso sin avergonzarse de la propia existencia.
Si las decisiones sobre okamiden hubiesen estado en mi mano habria hecho el juego en sprites 2D a lo four swords, y creo que hubiese lucido mucho mejor, pero aun asi es un juegazo.
Y que este solo en japones o ingles no deberia ser excusa a estas alturas para no jugarlo, panda de vagos!!!
Por cierto, sobre la longitud del analisis, lo veo muy correcto.