Análisis de Picross E

Las consolas, ahora mismo, no son país para puzzles: quizá nunca lo hayan sido, pero desde luego ahora lo son menos. Ha habido momentos dulces para los aficionados a darle al coco, no obstante: en Nintendo DS hubo un montón, con los juegos del Profesor Layton, creo, a la cabeza (decía Pep, y con mucha razón, que es una de las franquicias más inteligentes de los últimos tiempos), pero aquí estamos hablando de Picross E y es imprescindible mencionar a Picross DS, uno de los puzzles más reseñables de la anterior portátil de Nintendo. Ahora esta versión E sale en Nintendo 3DS, vía eShop y por un precio muy competitivo (cinco euros), y no es difícil imaginar a los que disfrutaron de los anteriores con la cabeza metida en la pantalla resolviendo esos nonogramas de tan estrafalario nombre pero tan implacable desarrollo. Picross lleva siendo como es desde hace muchísimos años, y aquí no ha cambiado nada: una cuadrícula, números alrededor y un dibujo escondido que tenemos que desvelar rellenando los cuadraditos siguiendo las pistas que nos dan los números. Eso es de hierro; funcionó hace décadas y funciona hoy. Esta versión descargable está estructurada en cuatro secciones: Fácil, Normal, Extra y Libre. Las diferencias entre las tres primeras son de dificultad y cantidad: Fácil y Extra tienen menos puzzles, pero en Fácil son simplemente para ir calentando y en Extra son una guinda de dificultad muy elevada para los que se terminen el modo Normal y quieran más. Es ahí donde está la chicha: sesenta puzzles de hasta 15×15 que son el grueso del contenido de Picross E. La dificultad es moderada por lo general: más o menos a mitad de juego comienza a ser más complicado llegar al límite de tiempo que nos da ese caramelito que es desvelar el dibujo en color en el menú de selección, en lugar del blanco y negro que conseguimos si en el temporizador marca más de una hora cuando terminamos (algo más fácil de lo que parece: el primer fallo nos suma 2 minutos, el segundo 4 y así sucesivamente), única recompensa de Picross E más allá de la satisfacción de completar los puzzles. Los Extra son otra cosa: aquí sí que sudas para no encontrarte con el, por otro lado, hilarante mensaje de «Fuela (sic) de tiempo» que indica que te has pasado del tiempo requerido. Otro escalón de dificultad es el modo Libre. En los otros modos, cuando completamos todos los cuadrados correctos de una fila o una columna del nonograma, los números de los lados de la cuadrícula se transparentan para indicar que ahí ya está todo hecho; en el modo Libre no ocurre esto, y tampoco hay casillas erróneas, sino que tenemos que dar con la combinación correcta a ciegas, digamos: hasta que no lleguemos a dar con ella, no terminamos. Puede sonar más sencillo de lo que realmente es, pero aquí hay un buen rato más de puzzles muy complejos sólo para los más entusiastas: sesenta nonogramas de buen rato, vaya. Picross E tiene menos material, es menos pintón que los de DS, quizá puede parecer demasiado corto si lo coges con demasiadas ganas; no es, en ningún caso, un mal juego, pero sí que está más limitado que Picross DS, algo que quizá defraude a alguno: los puzzles no llegan a ser tan grandes como entonces, nunca hay necesidad de zoom y quizá el modo Libre no compense tanto. Pero caray: por cinco euros te metes en el bolsillo 150 puzzles que, sí, dan para muchísimo más rato que más de un juego y que dos mucho más caros. Conviene no pensárselo. [7]