Análisis de Pilotwings Resort

Pilotwings es un ejemplo de franquicia que, sin estar para nada sobreexplotada (tres juegos en veinte años: chúpate esa, Call of Duty), está grabada a fuego en el subconsciente nintendero y, por extensión, en el de cualquier videojugador que no lleve un cuarto de siglo encerrado en la caja de un 386. Pilotwings Resort opera con pulso de cirujano en la zona de nuestro cerebro que controla la nostalgia, y al mismo tiempo nos sirve de ventana (casi nunca antes esto había tenido un sentido tan cercano a lo literal) a la tercera dimensión que propone Nintendo 3DS. Vamos allá. Uno no sabe cómo encarar la explícita simpleza de Pilotwings Resort: si como un cartucho a medio camino entre la demo técnica y el haiku o como, simplemente, un juego demasiado simple. Como demo técnica funciona y lo hace bien: no sólo es el único juego en el que más se puede experimentar con las 3D de todos los que hemos podido probar sino que además da una muestra de lo que la consola puede, de primeras, hacer en lo gráfico. Las 3D de Pilotwings Resort son locas y extremas. Cuando nos llegó a la redacción, todos los que lo probamos no pudimos evitar soltar un chillido al poner los ojos en la pantalla, alucinados, para bien o para mal, por lo que vimos. Es un poco como lo que suelen poner en los dibujos animados sobre tomar peyote en el desierto de Mojave, con zorros místicos y serpientes infinitas y demás. Cuesta un poco acostumbrarse a tanto 3D, de hecho, y lo mejor es ajustar un poco el nivel de efecto que veamos más apropiado para no acabar con la cabeza hecha pisto antes de tiempo; con el 3D a tope, personalmente me resulta imposible jugar más de 10 minutos sin marearme. Cuando se encuentra el punto exacto que mejor se ajusta a nosotros, entendemos el sentido casi literal de la metáfora de la ventana del primer párrafo: es, efectivamente, como estar viendo otro mundo dentro de la consola. Al ser un juego que tiene la distancia y la profundidad casi como eje principal de su planteamiento, el efecto 3D tiene todavía más importancia: al amerizar con la avioneta, por ejemplo, la tercera dimensión tiene protagonismo absoluto. Es muy astuto usar Pilotwings como muestra de la tecnología 3D, sobre todo teniendo en cuenta que el original ya era más o menos eso (con el Modo 7 de SNES, que daba la sensación de 3D usando sprites bidimensionales) y el 64, lo mismo pero con las capacidades de Nintendo 64. El 3D que quiere mostrar Pilotwings Resort es de otro tipo, claro, pero la asociación de ideas está clara, sutil y deliciosa. Todas las misiones de Pilotwings Resort se desarrollan en la misma gran isla, que podemos explorar como queramos aunque las distintas pruebas nos sugieran un recorrido ideal para cumplir con los objetivos en el tiempo requerido. Esta isla es grande, sí, no enorme, aunque llega a sorprender por lo portátil de la consola que la alberga; gráficamente no llega al nivel de PlayStation 3, claro, pero se nota un salto considerable respecto a Nintendo DS. Va fluido, se ve bonito y ciertas variaciones del cielo azul y despejado predominante dejan ver algunos efectos y polladitas muy agradables. La combinación mapa grande y abierto más buenos gráficos hace que, junto a las 3D, el juego sea, como ya dijimos, una demo técnica perfecta para ver qué es posible en 3DS el mismo día de su lanzamiento. El problema de Pilotwings Resort es que, más allá de lo técnico, tiene bien poco. Lo que tiene lo tiene muy bien, eso es un hecho, pero esto no es cocina de autor, donde la cantidad puede importar menos: esto es un plato normal que sabe bien pero te deja con hambre. Hay dos grandes modos de juego: Misiones y Vuelo Libre. El segundo es justo lo que se puede suponer: volar libremente por la isla Wuhu (así se llama, efectivamente) sin preocuparnos más que de mirar el paisaje, usando uno de los tres vehículos disponibles: avioneta, jetpac y ala delta. El modo Misiones nos ofrece una serie de pruebas divididas en categorías (entrenamiento, bronce, plata, oro y platino). Cada categoría tiene entre seis y nueve misiones, en las que podemos conseguir de cero a tres estrellas (además de la mención especial si conseguimos la puntuación máxima), y para acceder a una categoría superior necesitamos cierto número de estrellas. Su jugabilidad es sencilla y sin nada especialmente revolucionario. Sorprende que no se hayan aprovechado de ninguna forma las capacidades sociales de la consola, que son de lo más interesante que puede tener 3DS, y que ni siquiera se utilice la pantalla táctil para nada más que para navegar por los menús y mostrar el mapa. En definitiva, Pilotwings Resort coge la mecánica del original, la trae a la actualidad y no introduce casi nada: cuando jugamos vemos un producto pulido, con una jugabilidad sólida y fundada en unas buenas bases, pero que nos suena conocer desde hace veinte años. Justo es eso lo que pasa, que ya hemos jugado a esto hace mucho tiempo. Pilotwings no es, además, un juego excesivamente difícil, pero sí que nos las hará pasar bastante putas en ciertas misiones y en general nos exige cierta habilidad y no ser muy mancos si queremos que las cosas vayan bien. Es un producto Nintendo, claro, así que la progresión está asegurada y se nos dan todas las ayudas y consejos posibles para que nuestra experiencia de juego no sea en ningún momento frustrante. Bien por ellos en este aspecto. De todos modos, terminar el juego no es nada difícil, conseguir todas las estrellas no es muy difícil y darse cuenta de que una vez hemos terminado no hay nada que hacer no sólo no es difícil, sino que es inevitable. Pilotwings es una buena revisión del original, una puesta al día llevando la franquicia al mundo de los Miis y está lejos de ser un mal juego. Sirve como demo técnica y como muestra del potencial de la consola, pero al final acaba sabiendo a poco; su vida útil acaba inmediatamente después de haber conseguido todas las estrellas, y ese momento no tarda en llegar tanto como para que se pueda decir que Pilotwings Resort tiene una esperanza de vida muy alta. Su destino es acabar sirviendo para enseñarles a los colegas la consola que te has comprado y para que flipen un poco con el 3D sin gafas, pero más allá de eso no hay demasiado que arañar. [6]