Hace dos años Serious Sam 3: BFE se subió a un risco y, levantando su cayado con la barba y la melena agitadas por la ventolera, obró el milagro y abrió las aguas del convencionalismo corporativizado en este género. Difícil como aguantarle la mirada a Christina Hendricks y desacomplejado hasta rozar la temeridad, se despojaba de toda esa mierda parasitaria que las grandes franquicias han adhiriendo a al esqueleto de los FPS hasta convertirlos en un cada vez más irreconocible amasijo de gimmicks, features y concesiones al gran público. A quienes aún se ganan el pan a misilazo limpio en torneos de Quake se les abre la úlcera cuando ven en qué se ha convertido su patio de recreo. Regeneración de salud, ayudas al apuntado, progresos de personaje, mecánicas de cobertura… Cinco mil chuminadas y montañas de scripts han corrompido una experiencia antaño veloz, vertiginosa y a menudo desafiante. A los fanáticos de los FPS nos han echado sifón en el whisky durante mucho tiempo, y solo ejercicios de autodestrucción comercial preñados de fe y amor como el juego de Croteam se atreven a coger carrerilla, cerrar los ojos y saltar el tiburón.
Rise of the Triad toma el testigo de esta nueva tendencia marginal, una suerte de subgénero del FPS que está emparentado directamente con sus propios orígenes noventeros y que podríamos bautizar como ATEEC: Antes Todo Esto Eran Campos. El remake de un clásico de segunda al que muchos consideran la secuela espiritual de Wolfenstein 3D tiene de hecho más mérito que los juegos de Serious Sam, al menos en términos de valentía y cojones. Mientras el musculoso croata brota de una fórmula casi exclusiva llena de escenarios abiertos y carreras ante centenares de enemigos persecutorios y jefes gigantes, ROTT se define con una palabra que hace veinte años era virtud y ahora es defecto: pasillero. Como estilo, no solo está más sobreutilizado que las maratones de correr hacia atrás de Sam, sino que también ha envejecido peor. Y eso, hay que admitirlo, a este remake le pesa.
Pero empecemos por el principio. Rise of the Triad es, más que ninguna otra cosa, cien por cien autoconsciente, y por eso hay que valorarlo en la misma medida en que él mismo se marca sus objetivos y hace sus propuestas. Arrancando con un cómic estático con voces por encima y situándonos en el primer nivel con un mapa marcado con una caricatura de nuestro personaje ya vienen a decirnos que ese es su rollo y que a ellos eso de Call of Duty les suena a octavilla militar o algo así. No me voy a molestar en contaros la historia porque como todo buen FPS descerebrado y noventero, carece de todo interés: podemos elegir entre cinco personajes (alguno más resistente, otr más rápido, etc.) y pronto nos colocan en una fortaleza pseudonazi donde todos los enemigos ya saben exactamente por dónde vamos a aparecer y nos esperan en su zona perfectamente delimitada. ¿Precognición? ¿Pasividad? ¿Retraso mental? No: estilo.
El primer contacto con la mecánica provoca una reacción que se puede resumir con una frase: estos tíos se la acaban de sacar aquí mismo. La pisolita da paso a las dos pistolitas (algo que en 1995 provocaba más erecciones que Kelly Kapowski) antes incluso de vernos las caras con el primer enemigo, los disparos desafían a todas las leyes de la balística, la munición tiene al lado el símbolo de infinito y nos movemos, sin pulsar shift, a una velocidad que haría vomitar a Kimi Raikonen. No hase falta desir nada más: el manejo y la dinámica de saltos y movimiento es tan convencidamente retro que me han salido granos mientras jugaba.
Lo fidedigno de este remake también le lleva a pisar las mismas cacas que su antecesor. Si los tiroteos eran intensos aunque más pendientes del disfrute que de la exigencia, con cantidades modestas de enemigos, el talón de Aquiles de la experiencia llega después del exterminio. Los paseos en solitario, explorando y buscando ítems y áreas secretas, se vuelven una especie de interludio algo aburrido y demasiado habitual. Y el problema no es solo que no termine de encajar con la endiablada velocidad que toma la acción en sus mejores momentos, o que nos corte un poco el ritmo de la matanza y la destrucción, sino quizá una de las decisiones más discutibles que ya tomó Apogee e Interceptor a seguido a pies juntillas: el plataformeo.
Juro sobre la tumba de Charles Bronson que en la puta vida he experimentado algo más frustrante que las zonas de plataformeo del primer ROTT con lava, o trampas, o cuchillas giratorias, o demás invenciones demoníacas. Cuando vi el ceremonioso respeto de este remake por su fuente volvieron los sudores fríos y la tragedia empezó a mascarse. Efectivamente: el infierno ha vuelto, pero ahora viene en HD y con sonido 5.1. Seguro que algún tarado disfrutó y disfrutará de estas torturas, pero por si acaso os recomiendo jugar en un lugar acolchado y libre de objetos punzantes. Creo que con eso os lo digo todo.
Antes de hacer alguna locura, siempre tenéis a mano el multijugador. Dividido en tres modos clásicos como Deathmatch, Deathmatch por equipos y Capturar la bandera, el resultado posee el mismo aire implacable que el resto del juego: sobrevivir más de cinco segundo equivale a encontrar un lanzacohetes y moverse de formas locas e imprevisibles, como Álvaro Arbeloa en un curso de danza. La rapidez de reflejos, el conocimiento de los mapeados, el dominio del rocketjumping y la tolerancia a la cafeína y la taurina serán primordiales a la hora matar lo suficiente como para disfrutarlo. Porque matar es disfrutar, pero cuando casi te haces un esguince en un nervio ocular y el dolor de cabeza se te abraza a la nuca, empiezas a pensar que quizá un ratito sí, pero que I’m too old for this shit.
El nuevo Rise of the Triad es todo lo que debería ser un remake: la misma esencia y las mismas ideas con añadidos inofensivos (el autoguardado, en este caso) y la misma filosofía demenciada de cheats locos (gloria eterna al Dog Mode) llena de guiños a sus propios orígenes (nos dejan activar la banda sonora original-original, aunque la nueva también es una maravilla) y no oculta en nignún momento que no es un juego para todo el mundo ni pretende serlo en lo más remoto. Amantes del FPS en su forma más pura, historiadores del videojuego o niños de la generación PlayStation que vean más allá de sus propias narices, si es que existen, sabrán apreciar el sabor a sangre que te deja un buen puñetazo noventero en la puta cara. [7]
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Gloria bendita.
Como siempre, excelentísimo texto.
El videoanálisis que hicieron en Kotaku me parece de los más desternillantes y sin embargo certeros que he visto. La conclusión final describe a la perfección mi sensación (y la de muchos) al jugar a la mayoría de títulos que tiran de nostalgia.
Lagrimilla de nostalgia :_)
Fabuloso, @pinjed at his best. ¡Y eso que el tío está de vacaciones!
SOTER PURO!!!!
A mi me ha estallado la puta cabeza al jugarlo. Es mucho mejor de lo que esperaba, y me tiene enganchado como una perra en celo.
Joder, ¿pues leído esto a santo de qué leo tanta review mala? El juego parece conseguir justamente lo que busca sin más pretensiones, ¿Donde está el fallo en eso?
Este análisis me ha puesto más berraco que los pósters de Samantha Fox. Doy gracias a @pinjed por mis erecciones
Yo lo compre de preorder, despues de haber vistos videos y haber leido reseñas por aqui, decir que el juego es casposo, es quedase corto, no me considero fan de call of duties, ni me vanaglorio de ser un graphic whore, sin embargo el producto final parece ser mas una beta hecha por un estudio amateur que otra cosa.
Mencion especial a la ia, que no es mala, es lo siguiente, es un cruce entre la inteligencia que pueda tener un mono borracho con la de algun participante de gandia shore.
He jugado a los doom clasicos hexens y me considero una persona nostalgica a la que le gusta disfrutar de vez en cuando a viejas glorias, sin embargo esto me parece una sacada de cuartos manifiesta.
Despues de haber leido el analisis y felicitar al autor por su forma y contenido, solo decir que si recomienda este juego, que se lo haga mirar, por que una cosa es ser nostalgico y disfrutar reviviendo viejas glorias y otra es despercidiar el dinero en un producto de serie z como nos ocupa, y que no me venga nadie diciendome que es la esencia del juego y demás gilipolleces por que es malo hasta decir basta.
,joder que makina.
Este análisis es lo mejor que he leído en mucho tiempo, @pinjed como comercial no tendría precio, podría hasta venderte copias de superman 64 si se pone…
y diria que es convencidamnente retro y que recuerda a Christopher Reeve…
A mi generalmente los gráficos me dan igual en los juegos (siempre que el juego sea bueno), pero los de éste, como comentan por ahí arriba, son muy pobres para el año en que estamos.