No me atrevería a exagerar su expansión, pero sí que tiene más presencia de un tiempo a esta parte la escena del desarrollo para consolas antiguas; desde 2017, cuando en Reload hablamos con Gustavo Aranda, de ESAT, sobre este tema, la cantidad de juegos nuevos creados para hardware obsoleto ha crecido, o al menos su presencia y aceptación han aumentado entre un público que va más allá de su nicho más natural. Se puede ver, por ejemplo, en el catálogo de Mega Cat Studios, una de las compañías especializadas de esta escena, que desarrolla y publica juegos para Mega Drive, Super Nintendo o, como el caso que nos ocupa, NES: desde sus inicios, el número de lanzamientos ha ido creciendo cada año, en paralelo a un tentador negocio de copias físicas, el tipo de negocio que parece tener un techo más o menos bajo, pero que apela a un nicho suficientemente fiel como para que, ajustando producciones y expectativas, juegos como Roniu’s Tale puedan conseguir en Kickstarter todo lo que se proponían y un poco más.
La propuesta, desde luego, es tentadora. Desarrollado por el estudio brasileño Kunjee, Roniu’s Tale es un juego de puzzles en el que debes mover con precisión a Roniu, el protagonista, para llegar al final de cada nivel mientras esquivas los ataques enemigos, recolectas orbes y llaves y utilizas tus poderes para superar los desafíos que se te van presentando. La Gran Idea del juego está en el suelo: cada vez que te mueves, la baldosa que acabas de pisar desaparece, obligándote a calcular cada paso y a diseñar un plan de movimiento válido para superar cada puzzle, que te permita llegar hasta el final sin meter a Roniu en callejones sin salida o bloquearle el paso a sí mismo.
Se le notan las influencias, algunas de ellas, como Adventure of Lolo, confesas por sus propios creadores, pero también se nota una reflexión y un mimo que hacen que Roniu’s Tale sea admirablemente único; en la campaña de Kickstarter con la que financiaron una parte del desarrollo se cuenta que la idea del juego surgió en 2011, primero con los móviles en mente, y de esa particular intersección de filosofías (la de los juegos para smartphone y la de los juegos para NES, no tan diferentes como su distancia temporal podría sugerir) parece imposible que no salga algo como esto, de una sencillez urgente, directo y compacto como un buen juego de NES y a la vez audaz e imaginativo como los mejores juego para móvil. Sin prisa, los casi cincuenta niveles te permiten, primero, familiarizarte con las mecánicas básicas, con los usos esperados de las bolas de fuego o las botas de vuelo; es una cortesía agradecida pero que puede dar a entender que Roniu’s Tale es más simple de lo que, ya una vez aprendido todo lo que hay que aprender, acaba siendo cuando más o menos en el ecuador de la aventura el diseño de niveles empieza a ponerse exigente, a buscar maneras inesperadas y creativas de aprovechar las posibilidades de cada poder, a estirar sus limitadísimos usos colocando por el mapa pergaminos que añaden una complicación más al ya de por sí delicado proceso de moverse teniendo en cuenta que cada paso que das es un paso menos que podrás dar más adelante, cuando quizá lo necesites.
Es un sencillo juego de NES pero se nota que es de 2022: dentro de las limitaciones del hardware, hay técnicas más finas de las que se veían en la época de NES; partir con esas décadas de ventaja le permite también tener una banda sonora sobresaliente, por ejemplo, y en general tener ideas suficientemente afiladas como para resultar sorprendente a pesar de ocupar diez veces menos que el GIF que ilustra esta reseña. ¡Diez veces menos! Se podría hablar también sobre su distribución, y sobre si es realista o podría haber otras formas de vender un juego así, pero ese es un tema para otro momento. Por ahora me quedo con Roniu’s Tale como un buen ejemplo de esa escena cada vez más grande, decía antes, cada vez más aceptada, que trabaja con máquinas anticuadas y que demuestra que el hardware puede quedarse desfasado, pero no muere: sigue ahí, esperando su oportunidad para demostrar que sigue teniendo algo que aportar, seguramente más de lo que pudo en su día.
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