Análisis de Runner3

Runner3 se explica rápido. Es lo que dice el título: uno de esos juegos en los que el personaje al que controlas (en este caso, el mítico Commander Video) corre automáticamente mientras tú haces que esquive los distintos peligros que se le cruzan en el camino pulsando botones. Aquí haces que salte, que pegue patadas, que active resortes que lo lanzan por los aires, que se deslice.

Hasta aquí todo resulta familiar. Es lo que hemos jugado hasta ahora en los otros Bit.Trip Runner, y la buena noticia es que se mantiene aquí esa mezcla tremenda de timings precisos y capacidad de improvisación fruto del diseño de niveles rítmico, en el que cada obstáculo y cada objeto coleccionable se mezcla con la banda sonora. Es menos inmediato que otros juegos musicales, pero personalmente he acabado tragando incluso cuando tontea con el brostep (¡parece casi una parodia!) o no termina de sonar brillante en la primera vuelta; quizá consciente de esto, Runner3 apuesta por la repetición para intentar calar.

Aquí empiezan los problemas. Más densos y largos, los niveles de Runner3 están pensados para ser jugados múltiples veces. La primera es la más torpe, esa en la que no consigues todos los lingotes de oro, el más básico de los varios coleccionables que hay repartidos por el juego; la segunda puede ser esa en la que termines de conseguir los cien lingotes. La tercera podría estar dedicada a las gemas, que forman la segunda capa de coleccionables y que proponen rutas más complicadas que las de los lingotes; incluso en los primeros niveles las rutas de gemas son un desafío considerable. Una posible cuarta oportunidad para visitar un nivel tiene que ver con las Hero Quests: en algunos puntos concretos hay rutas específicas que te llevan a visitar a personajes que te hacen encargos, y de resolver esos encargos (recogiendo objetos ocultos en otros niveles, que seguramente tengas que repetir varias veces hasta cumplir con tu cometido) salen los distintos personajes coleccionables. Una vuelta más y quizá termines de exprimir al máximo un nivel, completándolo en la ruta difícil y con una puntuación alta y esquivando el checkpoint de un salto, que también cuenta.

Esta pasión por la repetición a veces parece una excusa para justificar la brevedad, pero otras da la sensación de ser una decisión de diseño premeditada. La mayor variedad de situaciones y la forma concienzuda en que Runner3 exprime sus a priori sencillas mecánicas animan a seguir jugando, a jugar mejor, a ir a por la partida perfecta; es formidable que sea tan generoso con sus niveles secretos y las muchas opciones estéticas que se pueden desbloquear en las tiendas, aunque en mi caso esta generosidad ha sido un poco inútil: la mayoría de niveles que están fuera de la ruta estándar me han resultado muy poco interesantes, sobre todo los que apuestan por dar control completo al jugador, y lo que se vende en las tiendas no aporta mucho más allá de los guiños y bromas de rigor.

Y sin embargo no lo veo de ninguna forma como un tropiezo o un fracaso. Runner3 es un buen arcade que experimenta con su propia fórmula, reacio a estancarse y repetir lo que, con mucho éxito, hizo Runner2; la mayor densidad de los niveles, cómo presenta y guarda y recupera ideas como si fueran temas musicales o la manera en que los juegos de cámara se saben salir con la suya en la mayoría de casos (de nuevo, en parte gracias a la repetición) son motivos de sobra para interesarse por el juego de Choice Provisions, sobre todo si conoces o has seguido la serie Bit.Trip. Después de la segunda parte no conseguía verle sentido a seguir con la serie Runner; después de jugar a Runner3, entiendo que no le veía sentido porque no había conseguido pensar en las variaciones que presenta aquí Choice Provisions, menos acomodadizas de lo que mi limitada imaginación me permitía anticipar. 

Reconoces el estilo, pero es una canción distinta; será mejor que te guste, porque la vas a escuchar mucho. [7]