Análisis de Severed

En Severed somos Sasha, una chica que pierde a su familia y un brazo y a la que se le encomienda la misión de rescatar a sus padres y a su hermano antes de que les pase algo. Es una historia macabra pero sencilla. Hay una misteriosa figura que se nos aparece en un espejo; hay pájaros: no solo hay pájaros, sino que a menudo visitamos sitios relacionados con ellos, como el Dominio de los Cuervos o la Isla de los Pájaros. En el anterior juego de DrinkBox, Guacamelee!, el contacto con el mundo de los muertos era, por temática, evidente; en Severed se esconde un poco más, pero pronto es evidente que lo que estamos viendo no es la realidad: quizá sea el limbo, o quizá sea, simplemente, un espacio que representa el duelo de Sasha, para la que aceptar el fallecimiento de sus familiares más cercanos es un laberinto lleno de peligros.

La omnipresencia de los pájaros es imposible de ignorar. La propia historia coloca a un horrendo pájaro bicéfalo con dos fauces en vez de cabezas como guía en algunos puntos de la mazmorra; tiene sentido, porque los pájaros son, en muchas culturas de todo el mundo, presagio de muerte y ladrones de almas: en Gales, si un cuervo sobrevuela una casa significa que se acerca una muerte, y en Dinamarca la aparición de un cuervo en un pueblo adelanta el fallecimiento del cura. También son los encargados de guiar a los espíritus de los muertos hasta su siguiente vida; los romanos liberaban un águila cuando moría un emperador para asegurarse de que su alma llegara bien hasta el otro mundo. La fijación de Severed por los pájaros ni siquiera tiene que llegar de un estudio profundo de la relación cultural entre las aves y los muertos: Hitchcock, sin ir más lejos, se encargó de relacionar explícitamente a los pájaros con la muerte.

En estas estamos cuando empezamos a jugar a Severed, pues: en busca de nuestra familia en un mundo onírico y siempre extraño, que se nos presenta en forma de dungeon crawler más o menos tradicional. Se avanza de casilla en casilla, siguiendo con la misma atención lo que ocurre en la pantalla principal y en el minimapa que ocupa una esquina, desbloqueando nuevos caminos y descubriendo zonas secretas y nuevos poderes a medida que exploramos, investigamos y eliminamos jefes. De vez en cuando, una llama blanca indica que en la siguiente casilla hay enemigos; es ahí donde el juego se vuelve menos tradicional.

Durante los combates, Severed nos pide que hagamos un uso intenso de la pantalla de PlayStation Vita. Nos falta un brazo pero tenemos una espada: para hacer daños a los enemigos debemos dibujar espadazos en la superficie táctil, a lo Fruit Ninja o, quizá más conveniente, Infinity Blade. El uno contra uno es relativamente simple: hay que colar golpes en las zonas descubiertas del contrincante y contrarrestar sus ataques dibujando en el sentido opuesto. Poco a poco se añaden variables, pero esa parte nuclear no cambia. La cosa se complica poco a poco a medida que encontramos nuevos tipos de enemigo y los grupos se hacen más numerosos; cuando nos enfrentamos a tres, cuatro o hasta ocho criaturas, la buena gestión del tiempo que dedicamos a cada adversario es crucial para conseguir rellenar la barra de concentración antes de empezar a matar, porque cuando la concentración está al máximo es cuando se activa el minijuego que nos permite cortarles los miembros, que sirven de puntos para mejorar los tres árboles de habilidades de Sasha.

Todo bien, de momento: tenemos una historia onírica y oscura, un mazmorreo algo formulario pero sólido y unos combates que dejan ver pronto sus posibilidades estratégicas. Los problemas con los que se encuentra Severed tienen que ver más con la profundidad que con errar disparos; definitivamente es más flojo que malo. La ejecución es firme pero DrinkBox tira pronto de trucos que podrían haber sido más útiles para un New Game +: por su fuerte apuesta por lo táctil, da la sensación de que depender tan pronto de modificadores que aumentan la velocidad o la defensa de los enemigos es un recurso fácil para camuflar la poca variedad de los encuentros. Un enfrentamiento con tres enemigos distintos es demasiado parecido a otro contra los tres mismos enemigos pero con algún modificador de por medio; da la sensación de que la misma idea funcionaría mejor en un dungeon crawler tradicional, donde los combates por turnos animan a una aproximación más táctica. Ahora mismo estoy jugando a Stranger of Sword City, también en Vita, donde la misma idea aparece de manera mucho más natural y efectiva en los primeros minutos.

Igual que en Guacamelee!, me ha dado la sensación de que el juego se agota rápido. Se agota en el último tercio, cuando los modificadores de los enemigos cobran un sentido nuevo pero el juego no da demasiado espacio para explorar la nueva mecánica. Severed se desmarca a propósito de los dungeon crawlers más clásicos, no solo estéticamente sino proponiendo una densidad diferente, más cercana al juego de móvil que al RPG que roba decenas de horas; es agradable y tiene muchos trucos para llenar las cinco o seis horas que puede durar una primera partida, pero no da muchos motivos para seguir a partir de ese momento, más allá de alcanzar el final bueno, que es casi literalmente igual que el supuestamente malo.

Supongo que es parte de la poética de Severed. Al primer familiar que encontramos es a nuestro hermano; por si los pájaros no eran suficiente presagio, Sasha rescata un cuerpo muerto y en proceso de descomposición, como se nos había dado a entender. El viaje de Sasha puede representar su proceso de aceptación de una pérdida trágica y que le ha dejado marcada de por vida; una pérdida física (el brazo) pero también espiritual. Hay un fuerte contraste entre la manera sutil en que se nos presenta el mundo retorcido y extraño de Severed y cómo se resuelve la historia, con un mensaje que casi parece dirigido a un niño y no deja mucho lugar para la interpretación. Después del éxito de Guacamelee!, es admirable que DrinkBox haya decidido darlo todo por un proyecto tan peculiar y arriesgado; lástima que no todas las ideas de Severed sean tan poderosas como esa mezcla de dungeon crawler y juego de móvil que le sirve de punto de partida, porque por lo demás la soltura que demuestran incluso en los momentos más pobres deja ver un estudio con un talento muy especial. [6]