Con The Maw, Twisted Pixel Games ya apuntó maneras. Para ser un juego descargable, tenía una factura técnica impecable y podría haberse comercializado en formato físico. Su peculiar diseño y su sentido del humor lo hacían aún más atractivo. Pero ahora ((Bueno, en realidad el juego salió hace ya un mes.)), con ‘Splosion Man, se han superado. Se trata de un juego de acción y plataformas en 2,5D; ya sabéis, scroll lateral con personajes modelados en 3D. Debido a un experimento fallido, el protagonista adquiere el muy útil poder de explotar en cuanto le venga en gana hasta tres veces seguidas
y eso es todo, porque ésa es su única habilidad. De hecho, los cuatro botones frontales sirven para lo mismo. Eso sí, el gatillo derecho se utiliza para suicidarse, estallando como un lemming. Explotar nos sirve para saltar, rebotar por las paredes, romper estructuras e inmolarnos contra científicos locos. Pero, a diferencia de los árabes, nosotros sobreviviremos, y podremos continuar nuestro avance. Nuestra meta es, simplemente, llegar al final de cada pantalla. Nada de recoger objetos, de hecho, no hay ningún ítem, excepto una tarta escondida en cada pantalla, y que sirve para conseguir el logro No es una referencia a Portal. Para cumplir el objetivo, debemos superar los habituales obstáculos del género: plataformas en movimiento, pinchos, electricidad, agua ((La típica lava ha sido sustituida por razones obvias.)) que va subiendo por la pantalla y nos obliga a ascender a toda prisa, etc. Tras explotar tres veces en el aire, debemos reposar un momento en el suelo para recobrar nuestras fuerzas, ya que el último estallido nos deja totalmente vendidos, y cualquier impacto enemigo acaba con nuestra vida. Los pocos rivales que hay son robots ((Los zombies estaban cogidos ya.)) que destruimos, como no podía ser de otra forma, explotando sobre ellos, o haciendo rebotar sus disparos. Como véis, se trata de un concepto muy trillado, y realmente no aporta nada nuevo al género. La gracia está en unos niveles diseñados como sólo Nintendo ((En sus buenos tiempos.)) o Valve podrían hacer. A partir de cierto punto, hay que tener el control perfectamente dominado, y pensar detenidamente qué salto ejecutar a continuación para no morir. En cualquier caso, eso no es un problema, ya que hay varios checkpoints en cada pantalla y tenemos vidas infinitas. Si morimos cinco veces seguidas en el mismo punto, aparecerá un mensaje indicándonos que hemos activado el modo cobarde, gracias al cual podemos pasar directamente al siguiente nivel seleccionando dicha opción en el menú de pausa. Eso sí, por si eso fuera poco para herir nuestro orgullo jugón, el personaje lucirá entonces un ridículo tutú rosa, digno del Indefinido Bender. Lo sé porque me lo contó un amigo. Lo juro. Las zonas más divertidas de ‘Splosion Man, y en las que más hay que meditar, son las que tienen barriles explosivos, al más puro estilo de la trilogía Donkey Kong Country. Son auténticas reacciones en cadena que exigen un dominio que sólo los nintenderos veteranos podemos alcanzar. Hay cincuenta pantallas para un jugador, y otras tantas en el modo multijugador, y todas ellas tienen lugar en instalaciones científicas estéticamente muy similares. Sin embargo, tienen la suficiente variedad de situaciones como para no llegar a cansar, incluidas varias persecuciones de robots gigantes, y tres jefes finales que, aunque no son gran cosa, tampoco están mal. Pero si el modo para un jugador es divertido, jugar con otro amigo es aún mejor. El diseño de niveles es diferente, y por tanto, la manera de enfrentarse a ellos cambia radicalmente. Aquí hay algunas zonas que están mucho más elevadas, por lo que son imposibles de alcanzar de manera individual, rebotando en las paredes. Lo que hay que hacer es ponerse de acuerdo con nuestro amigo, acercarse y mantener pulsado el gatillo izquierdo para que aparezca una cuenta atrás desde tres. De esta forma, hay que intentar que ambos explotemos a la vez, y podamos tomar impulso con la onda expansiva de nuestro compañero, para salir despedidos a la plataforma deseada. Al principio cuesta controlar esta técnica, pero después sale casi sin proponérselo. Es todo un acierto por parte de los desarrolladores incluir un botón para iniciar la cuenta atrás; ¿para qué gastar saliva, cuando una máquina puede hacer la labor por nosotros? Además, seguro que la generación LOGSE lo agradece. Por supuesto, el modo multijugador es mucho más difícil que el normal. Al desarrollarse toda la acción en la misma pantalla, que no está partida, implica que el juego en ocasiones tiene que alejar el zoom demasiado, por lo que cuesta explotar en ese puto barril tan elevado para llegar a la siguiente plataforma. Si el modo para un jugador es un plataformas con dosis de acción, éste se puede considerar más de plataformas con puzles. Mientras un jugador está rebotando como loco de barril en barril, y de una plataforma a otra, el otro puede que tenga que ir activando ciertos interruptores para que aparezca el dichoso barril, mover cierta plataforma, o desactivar la electricidad para que su colega no muera. La compenetración y el timing son tan esenciales como en un trío. Otro de los alicientes de la obra de Twisted Pixel Games es su genial sentido del humor. El protagonista es absurdo, sus efectos de sonido son absolutamente delirantes (incluido el hasta la vista, baby, cuando matas a algún científico) y sus animaciones, oh, dios mío, sus animaciones son maravillosas. Se llevan la palma sus gestos al correr, que son diferentes cada vez. Pero sin duda, lo más gracioso de todo el juego es el vídeo final, cuando acabas con el último boss. Podéis contemplarlo aquí a partir del minuto 2:08. Alta comedia, señores. Aunque todos deberíais verlo en vuestra consola al pasaros el juego. Y sin usar tutú, cobardes. A mí me ha traído al paladar ese dulce, dulce sabor de los 16 bits. Y sólo por 800 míseros MS Points. Nota: 8
Colaborador
Periodista cultural y cofundador de la revista Cactus, donde lo mismo entrevista a un director de cine o hace un reportaje sobre música indie, que habla sobre paquetes de chucherías ya desaparecidas. Especializado en videojuegos, ahora le ha dado por impartir clases sobre narrativa interactiva con el firme propósito de demostrar empíricamente que What Remains of Edith Finch es nuestro Ciudadano Kane. [chupito]
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Joder, si el juego tiene tanto hamor como el articulo tiene que ser un puto must
Yo esque estoy falto de hamor videojueguil y estas cosillas me ponen
Creo que sí, es un must have. Teniendo en cuenta que los 800MS son razón de peso para hacerlo MUST HAVE.
Entretenido a matar, más aun en multijugador. Tiene más partes de «meditar».
No aburre, aunque la mecánica sea simple, es cuestión de ir avanzando y disfrutando de un mapeado ingenioso.
Por 800 puntos, un juego muy divertido, con 50 niveles muy bien diseñados, variado, otros tantos niveles multijugador…. no se si un must have pero es casi un regalo. Desde luego vaya mes de arcade que nos hemos llevado, voy por mi tercera tarjeta de puntos. Saludos!
Excelente artículo. Y sí, es un must have al que la demo no hace justicia por ser tan corta. El juego sería de 11/10 si no fueran por una música repetitiva hasta el vomito y unos escenarios que, si bien no se repiten tanto (que lo hacen), son feos.
Desde hace un tiempo el arcade lo está petando bastante.
Hola sony. Quiero este juego en la PSN desde ayer. Gracias.
pd: en serio, desde la primera vez que lo vi pensé que lo necesitaba.
xDDDDDDDDDDDDDDDDD Impresionante.
Sobre el juego, probé la demo y tanto su aspecto visual, la idea y el diseño de los niveles me gusta. Quizás lo adquiera con alguna oferta o si me veo muy sobrado de pelas.
@bliter
Bueno, no es el mismo juego, pero Explodemon parece similar. Pinta bien, y sus desarrolladores lo definen como «una mezcla entre Yoshi’s Island y Half Life 2 creada por Treasure», lo cual ya es razón suficiente para otorgarle un 30/10.