Recuerdo haber escuchado, en una visita a Madrid, la siguiente frase: «Yo, para mí, Kafka… es demasiao». No sé quién la dijo; la cazamos al vuelo y a día de hoy es imposible saber su contexto. ¿Por qué era demasiao Kafka para aquella persona anónima que se cruzó en mi camino? ¿Era demasiado difícil? ¿Demasiado bueno? ¿Demasiado oscuro? Hoy, muchos años después de haber escuchado esa frase en medio de la calle, yo mismo he pensado algo parecido. Yo, para mí, The Franz Kafka Video Game es demasiao.
El juego de Denis Galanin (que trabaja con el alias de mif2000) se puede describir siguiendo la frase promocional que aparece en su página de Steam: ahí se lee que es un «juego de puzles y aventuras de lo más original inspirado por las obras de Franz Kafka». La idea de adaptar, más o menos libremente, la obra de Kafka a un videojuego es, de hecho, mejor idea de lo que puede parecer en un principio. Ningún medio es más apropiado para representar la violencia y caos sistemáticos de la burocracia que el videojuego, que en los últimos años ha experimentado más que nunca con las reglas oscuras de muchas maneras. Las reglas oscuras y muy a menudo ocultas de Dark Souls se convierten al mismo tiempo en reclamo y barrera para quien juega, y la comunidad se encarga de ofrecer documentación adicional para interpretar y afrontar lo que el juego, cruel y cerrado a conciencia para provocar esa reacción, propone. En una habitación aparentemente aleatoria pero que al fin y al cabo depende de un sistema, The Binding of Isaac te quita todos los poderes que has conseguido a lo largo de la partida y los sustituye por cualquier ridiculez que convierte el juego en una pesadilla. De forma más clara, Papers, Please te obliga a hacerle el trabajo sucio a Los De Arriba, colocándote en una posición incómoda como intermediario entre la burocracia y una serie de personas a las que puedes arruinarles la vida a golpe de sello.
Pero The Franz Kafka Video Game está en un curioso punto intermedio entre el juego de puzzles narrativo y la aventura gráfica ligera, algo que encaja más con Kafka que un género fácil de definir. A lo largo de una serie de niveles individuales y bien delimitados, el juego cuenta la historia de K, un psicoanalista que recibe una oferta de trabajo sugerente que acaba convirtiéndose en un viaje alucinógeno por América. Es una historia mínima y que en varias ocasiones recurre a soluciones incoherentes y algo facilonas para enlazar capítulos, y que se desarrolla a base de referencias o guiños a la obra y la época de Kafka. Hay algo muy atractivo y sugerente en esta serie de viñetas, en buena parte por el estilo visual, que conecta a Kafka con los dibujos animados y el cine clásicos y acaba llegando, quizá por lógica, a David Lynch; algunos puzzles se disfrutan por cómo se resuelven y otros, por su aspecto: en los mejores casos, que no son mucho, por ambas cosas.
Lo cierto es que The Franz Kafka Game parece una oportunidad perdida porque desaprovecha la oportunidad de explorar a través de sus puzzles al autor en el que se basa. Se conforma con lo superficial; tiene una gran variedad de puzzles y en cada uno se hace un guiño a la obra de Kafka, total o parcialmente, pero la manera en que se suceden no dice nada sobre Kafka o su obra, más allá de servir de guiños para quienes ya conozcan la vida y obra del autor. Es imposible aprender nada sobre Kafka jugando, y aun así la historia solo tiene sentido como serie de detalles y anécdotas sobre su obra o su vida. No satisface ni al lego ni al erudito; al primero (para quien quizá Kafka sea demasiao pero no los puzzles) no le dice nada, y al segundo (para quien quizá sean demasiao los puzzles: el sistema de pistas, generoso y siempre a mano, parece querer atraer más explícitamente a quienes quieran simplemente saber qué cuenta el juego, más que cómo lo cuenta con los puzzles) no le dice nada que no sepa ya.
Aprecio el experimento y, de hecho, como colección de postales surrealistas parcialmente inspiradas en Kafka ofrece unos cuantos puzzles bastante ingeniosos (no muchos, porque en total no hay tantos; los justos para llenar una hora y media sin apenas repetirse) que, por desgracia, no dejan el mismo poso que la literatura en la que se basan. Me gustaría pensar que la gruesa capa de ironía que rodea a The Franz Kafka Video Game tiene que ver con aquello de «hoy ha estallado la guerra, por la tarde he ido a la piscina» (una famosa entrada de los diarios de Kafka), pero en realidad me ha descolocado más de lo que me habría gustado. Casi nunca he considerado pretencioso a un videojuego, pero este me lo ha parecido alguna vez. No sé si los quiebros más irreverentes de la historia son kafkianos; no sé si algunos de los puzzles menos interesantes son kafkianos; no sé si los logros, que te recompensan igual por usar todas las pistas que por no usar ninguna, son kafkianos. Lo realmente kafkiano es la paranoia de no saber qué es y qué no kafkiano; yo, para mí, The Franz Kafka Video Game es demasiao. [5]
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Pues parece que al final los presagios se han cumplido y el nombre de Kafka le viene bastante grande al juego y ponerle este título, pues sí, resultaba pretencioso ya de saque.
Veo acertado el ejemplo de Papers Please como juego kafkiano en tanto que pesadilla burocrática pero este de puzzles como que no.
Espero que alguien tome nota y nunca veamos «Borges: The Video Game»; el nombre en sí mismo ya es un chiste, como el que nos ocupa…
Cuando se despertó las pistas del puzzle todavía estaban allí.
Le dice Monterroso a Kafka
PD: yo, para mi, chiconuclear es demasiao
Se puede escribir un artículo, o dedicar un blog entero sobre esa cuestión y nunca se sacará nada en claro.
@ballan
Hay cosas más interesantes en Literatura que resolver productos del absurdo -preguntadle al Wittgenstein joven-.
Para quien no haya leído a Kafka, que se apunte esto. Y luego deja de leer a Kafka, que hay más autores.
«Yo, para mí […]» Esto lo voy a usar mucho a partír de ahora.
El trailer lo dice todo. Primero con el estilo artístico, que no le va nada, y luego con los titulares esos de absurdo y surrealista, que según mi punto de vista no es ni una cosa ni la otra.
Pintaba interesante aunque yo, para mí, Kafka nunca ha sido mi autor favorito. Un buen juego de puzles sí que lo aprecio, pero si no sirve mucho ni para eso…