Mi primera experiencia con Trackmania fue tan pura como era posible: sin saber nada sobre el juego o sobre quién era Nadeo, y sin tener mucha intención de saberlo, el original de 2003 apareció en el ordenador de mi casa y se convirtió en una pequeña gran revolución dentro del día a día de mi grupo de amigos de por aquel entonces. Pasamos un buen tiempo intentando hacer mejores tiempos tanto en los circuitos oficiales como en los que creábamos nosotros mismos; no sabría decir si llegamos a jugar online, pero desde luego no era algo que nos preocupara demasiado: no recuerdo un interés especial por competir ni entre nosotros ni con nadie, sino que nos pasábamos el teclado cuando la cosa iba mal y simplemente intentábamos hacer un tiempo mejor que el anterior. Eran partidas casi fugaces, constantes repeticiones del mismo puñado de curvas y desniveles, con resultados a menudo catastróficos y —al menos en mi memoria— cómicos. He jugado a otros Trackmania después, pero a medida que me alejaba de esos (no pocos) meses con el original se iba perdiendo esa pureza; entraban en la conversación comparativas, compraventas, entrevistas, spin-offs, modelos de negocio. Recuerdo con mucho cariño el original, y lo recuerdo muy puro. Si tengo que quedarme con una cosa, me quedo con la pureza: acelerar, frenar, reintentar un millón de veces.
Jugar al nuevo Trackmania ha sido, así, una experiencia casi nostálgica. No es lo mismo, pero hay algo increíblemente satisfactorio en dedicar veinte minutos a perfeccionar un circuito que dura en total veinte segundos; en trepar posiciones poco a poco en los rankings mundiales; en conseguir por fin esa medalla de oro que se te resistía por unas centésimas. Queda claro que Nadeo, casi dos décadas después, sabe del cariño que mucha gente tiene a esa pureza que a mí se me quedó grabada en la memoria, y que en ella está la base de este nuevo juego: se nota en el mismo título, que es Trackmania sin apellidos en referencia a esa experiencia original que Florent Castelnérac, fundador de Nadeo, imaginó a principios de los 2000 y redefinió en 2006, cuando volvió de China (como se lee en una carta a los medios que acompañaba mi código de review) con la idea de crear «un juego de carreras creativo, competitivo y gratuito que todo el mundo pudiera jugar».
En esencia, este nuevo Trackmania es justo eso: un juego de carreras directo y sencillo en el que competición y creatividad van de la mano. En su versión más básica, lo que Ubisoft llama el «acceso de principiante», Trackmania ofrece una temporada estacional (cuatro al año; actualmente está en marcha la de verano) y un primer vistazo al editor de pistas. Voy a pararme en este «acceso de principiante» un momento, por ser además la manera gratuita de probar el nuevo Trackmania.
Digo «probar» y no otra cosa porque este acceso de principiante no consigue sacudirse esa sensación de demo, de bocadito previo al plato principal. Lo principal aquí es la campaña, los 25 circuitos estacionales, que en esta primera temporada sirven además de presentación (en caso de que fuera necesario) de las virtudes de Trackmania. Es un juego extraordinariamente simple, más cercano al Scalextric que a la mayoría de juegos de conducción, arcade o no. Se acelera en las rectas y se frena en las curvas; solo hay una cosa importante: la trayectoria que dibujas en el circuito. El único objetivo es perfeccionar esa trayectoria, y alrededor de esa misión obsesiva y monolítica orbita, secundario (o como mínimo opcional), todo lo demás.
Aunque sean un aperitivo, esos 25 circuitos tienen suficiente entidad e interés como para no dejar lugar a dudas: son Trackmania en estado puro. Creados a base de piezas predefinidas (las mismas que también tú puedes usar en el editor: incluso los circuitos oficiales son archivos que puedes buscar a través del explorador del archivos del juego), son el tipo de circuitos que dejan todo el espacio posible a las mecánicas para que se explayen, y que consiguen transmitir la importancia y la urgencia del objetivo principal (recordemos: la trayectoria) simplemente no molestando. Algunos son casi cómicamente breves; otros, casi cómicamente gimmicky; otros tienen la perfección calmada y humilde de los mejores Super Mario Bros., un don de la exactitud que deja la boca abierta. Todos están lejos de los extremos a los que puede llevar la comunidad el editor de niveles, por supuesto, y su mesura puede resultar excesiva para quien venga de Trackmania Turbo, pero se entiende por el tipo de producto que quiere ofrecer Nadeo en esta ocasión. Ahí es donde la cosa se pone turbia.
Turbia en el mismo sentido en que se habla de agua turbia: algo de natural transparente que, por hache o por be, deja de serlo. Pronto este acceso de principiante se queda corto, aun siendo, insisto, de tanta calidad; consciente de las enormes posibilidades del juego, Nadeo ha ocultado tras una suscripción anual algunas de las partes más interesantes de Trackmania, una decisión claramente llamada a despertar el tipo de polémica circular en la que todas las opiniones son acertadas y razonables. Quizá el pecado más difícil de perdonar de este Trackmania sea necesitar una de esas tablas innecesariamente enrevesadas para explicarse (incomprensible, imagino que a propósito, incluso resumida), cuando la sencillez y pureza de su propuesta parece exigir una comunicación que esté a la altura en cuanto a claridad. Actualmente hay dos tipos de suscripción, el acceso normal y el de club; por resumir, las dos abren el juego completo —permitiendo usar el editor de niveles avanzado, aplicar skins personalizados al coche o chatear; sí, el chat es «de pago»— pero la club, más cara, te deja juntarte con otra gente que tenga también la versión cara del juego. Tiene más particularidades (por ejemplo, torneos de distintos tipos en los que solo puedes participar si tienes una suscripción concreta), pero en esencia es eso. Es incómoda la sensación de que esta manera tan confusa de presentarse a sí mismo es, en realidad, una estratagema para llevarte hacia la versión más cara por pura confusión, por no saber exactamente qué te vas a perder por no pagar el precio completo; más oculta, en la web oficial, hay una tabla (la que veis aquí abajo) en la que se resumen de una forma mucho más clara y comprensible los tres niveles: el gratuito se centra en las «carreras con contenido regular», el normal suma al cóctel la creación y la competición, y el más caro está reservado para quienes tengan, además, interés por la «socialización» y la personalización.
Es un cacao que atrae discusiones innecesariamente negativas a un juego que debería buscar en todo momento el disfrute más limpio y sin rodeos que le fuera posible, porque es ahí donde está como pez en el agua; imagino que saben hasta qué punto pueden forzar a la comunidad antes de que la confusión deje de salir rentable, pero definitivamente no es la solución más clara, y no ayuda que la propia Nadeo diga cosas como que no es, en realidad, una suscripción, sino «acceso al juego durante un tiempo limitado», quizá la descripción más exacta de una suscripción que uno puede hacer. Hoy mismo, viernes 3 de julio, mientras jugaba el mapa del día —un ritual que espero mantener durante muchos meses—, en el chat había un insistente debate relacionado con la manera en que el juego se explica a sí mismo. Alguien decía que este Trackmania era como pedir un gin tonic en un bar y que te trajeran por un lado la ginebra en su botella y por otro, la tónica; otra persona matizaba que era así, pero solo recibiendo la ginebra: «no es lo que habías pedido, pero aun así está bueno». Una tercera persona remataba la metáfora: es como pedir un gin tonic y que te lo traigan en un bol: la presentación es rara, pero en el fondo es lo que habías pedido. «Indeed», zanjaba la persona que había iniciado la conversación.
Es una lástima tener que dedicar tanto tiempo a hablar de este asunto, pero lo cierto es que es uno de los grandes temas de conversación que orbitan alrededor de este Trackmania, por lo demás un juego simple e inmediato que ofrece un tipo de disfrute muy intuitivo y natural, del mismo tipo que el que se suele asociar a los mejores clásicos de hace algunas décadas, cuando el léxico y la gramática de los videojuegos era mucho menos sofisticado que hoy. Se entiende mucho mejor si se piensa en él como una versión más sencilla pero con la pureza y la diversión intactas de los Trackmania más ambiciosos, como ese Turbo que todavía sigue siendo tan atractivo; una forma quizá redundante pero aun así válida de jugar a Trackmania en un entorno más centrado en la competición online y con una barrera de entrada menor, inexistente si te conformas con la versión gratuita. No es mucho más que eso, pero tampoco es menos, y eso con la serie de Nadeo no es decir poco. Es, también, una versión de Trackmania que depende más que nunca de la pasión y el compromiso de su comunidad; no sé si se convertirá en el deporte soñado por Florent Castelnérac en aquel viaje a China, pero como videojuego sigue siendo inimitable.
Nota: Hemos decidido omitir la nota en esta ocasión para adaptarnos a la naturaleza del juego, que depende de plazos largos y seguramente cambie y evolucione con el paso del tiempo. Este texto hace alusión al juego a día 3 de julio de 2020, después de haber jugado cinco días; en este tiempo se han solucionado ya bastantes problemas de lag al jugar con otra gente, caídas de framerate o incluso problemas de conexión que impedían el acceso a algunos modos, así que es de esperar que el juego se vaya puliendo con el paso de los días y las semanas. De estos cinco días, dos los jugué con el acceso de principante y el resto, con el de club.
Solo los usuarios registrados pueden comentar - Inicia sesión con tu perfil.
Uff el Nations fue un juegazo de cuando estaba en el instituto. Pero aunque era gratis, después mis amigos y yo pasamos por caja para comprar tanto la edición que traía los otros 6 tipos de circuitos como la versión de Wii.
El problema que le estoy viendo a este es lo de pagar por el editor. Pero habrá que echar un tiento a ver si los coches se sienten igual
Pues habrá que probarlo. Más allá de esa confusión en la presentación yo lo que busco es recuperar esas sensaciones del primero, que tan bien quedan descritas en el análisis.
Vamos a por esas medallas del autor 😉
Con la maquetación quedan muy chulas las reviews, por ejemplo la imagen de arriba del todo. Este no lo he probado, pero me gusta ver a Ubi haciendo arcades y juegos menos gigantescos que los de mundo abierto, drones y tal.
Comparto la opinión de que el original es el mejor juego del planeta, con sus tres tipos de vehículos y circuitos. Luego llegó el Nations. Le eché muchas horas. Me pareció que había muchas maravillas entre las creaciones de la comunidad: las pistas larguísimas y otras cortas pero súper exigentes, los circuitos del tipo «Laps» eran mi puta debilidad, los filtros locos para las pistas (llegué a algunos servidores que tenían una pista diseñada al estilo de H.R.Giger, que era como conducir por los pasillos de la nave espacial de los ingenieros, brutal, también había pistas españolas buenísimas, donde te bifurcaban el recorrido y te colocaban un cartel indicando que por la derecha se iba «P’A CUENCA» y por la izquierda «P’A BURGOS» jajaj tal cual), la velocidad extrema, los súper saltos bien medidos, los acelwrones y los looping locos, la mecánica de físicas con el punto ese de que no hay contacto con otros jugadores. Se jugaba mejor con teclado configurándotelo a dos manos. Una viciada demencial vaya. En la caché del juego se guardaban los mapas que ibas visitando y también se guardaban archivos .rar con los vehículos editados de otros jugadores, los avatares animados, la música, las pistas, etc. Bichear en el disco duro cada cierto tipo era interesante, cambiabas los archivos que te interesaban de carpeta y ya los tenías funcionando en tu menú de juego. Me hice un buen catálogo de vehículos, hasta sabía cómo hacer para cambiarles el sonido del claxon jajaj. Todavía de vez en cuando le doy al Trackmania en PS4 pero no tiene ese mismo encanto, no tenía conocimiento de que habían vuelto al free-to-play. Ahora que vuelvo a tener un ordenador medio apañado le puedo echar una visual a ver qué tal anda. Gracias por el aviso Anaiteros locos.
Oye, pues he acabado en este vídeo buscando cómo se jugaba y tiene su intringulis el juego. Además, al chaval se le ve emocionado :_) https://www.youtube.com/watch?v=13tDxr06onA
Muy de acuerdo con lo de que hacen complejo algo que no debería y les sale regular.
Soy de los que le dió (eso si, en solitario) muy fuerte al primerísimo. Después con el Nations, el Canyon y tal, cuando empezaron a descuartizarlo perdí el interés. Lo recuperé levemente con el de la DS (respetable versión) que volvía a ser por limitaciones más directo.
Antes de ayer estaba visitando la Epic para instalarlo en cuanto me dejaran con las ansias y me moló mucho lo que jugué, suscripciones aparte. (al final lo instalé en Uplay)
Yo hubiera apostado por un juego completo de pago único y quien se quisiera meter en competiciones y clubs, que pague suscripción. Pero bueno. Trackmanía es.