Análisis de Tropico 4

Los juegos de gestión son algo por lo que todos hemos pasado. A pesar de ser un género muy menor en cuanto a popularidad, hay algunos nombres que todo el mundo tenemos en la cabeza: SimCity es el más famoso, por supuesto, pero recientemente la franquicia Tropico ha jugado bien sus cartas para colarse en nuestros corazoncitos. Tropico 4 llega ahora, unos años después de la ampliamente aclamada tercera parte y sin hacer demasiado ruido, para actualizar la serie; veamos qué hay de nuevo en nuestra república bananera favorita. Los que jugarais a los anteriores Tropico ya sabéis más o menos qué podéis encontrar aquí: somos los líderes de una isla tropical donde el trapicheo y la manipulación más escandalosa están a la orden del día como herramientas políticas. El objetivo del juego es conseguir que nuestra isla sea un sitio próspero; durante las veinte misiones de la campaña dedicaremos la mayor parte de nuestro tiempo a hacer las gestiones necesarias para convertir nuestra ciudad en un lugar solvente y suficientemente atractivo para que los turistas quieran venir a verlo y los lugareños no tengan demasiadas ganas de atentar contra nosotros. Uno de los añadidos interesantes son las múltiples misiones secundarias que nos van saliendo al paso durante la campaña. Tenemos un objetivo principal que es apropiado tener en mente todo el rato, pero constantemente nos van surgiendo objetivos intermedios cuya resolución tiene como resultado dinero (que a menudo podemos repartir entre las arcas del país y nuestra cuenta bancaria personal), el beneficio de una facción concreta de la isla (los bancos hacen felices a los capitalistas; los parques, a los hippies) o la mejoría de nuestras relaciones con otros países. Esto hace que el ritmo del juego sea algo más asequible para los menos apasionados del género (aunque disfruté enormemente Tropico 3, me incluyo) y, al mismo tiempo, ayuda a los novatos a aprender cómo se juega: además del tutorial per se, que ya enseña bastante, muchas de estas misiones intermedias opcionales son suficientemente simples como para resolverlas sin demasiada dificultad y explorar con ello alguna opción que igual no habíamos visto hasta entonces. Ese es uno de los pocos puntos nuevos en una secuela que básicamente afina cosas pero en casi ningún caso presenta novedades significativas. Se ha retocado la radio (un poco menos machacona pero que los menos aficionados a la música del trópico acabarán sustituyendo igualmente por sus mp3), se han retocado los gráficos, se han retocado un poco las opciones de construcción (ahora podemos sustituir el trabajo de nuestros obreros por una cantidad de dinero que nos salve el culo automáticamente; una opción más cara pero instantánea de construir edificios, y que encaja bastante bien con la filosofía de el dinero todo lo puede del juego)… En muchos momentos, por este tipo de cosas, parece más una actualización de la tercera parte que una secuela con todas las de la ley. El juego tiene un problema que ya noté en la tercera parte y que sigue resultando molesto en esta cuarta: acceder a la información en los menús es un proceso a menudo no del todo claro y desde luego nada intuitivo, y eso hace que la gestión de la ciudad sea más ortopédica de la cuenta. Saber qué está metiendo dinero a las arcas, qué lo está sacando y, en general, ser consciente de las consecuencias de nuestros gastos es algo que cuesta bastante aprender, y una vez sabemos cómo acceder a esa información sigue siendo demasiado poco natural hacerlo, cuando es una de las pantallas que más útiles resultan. La navegación por los menús, en general, es algo que no ha evolucionado tanto como debería, y da la sensación de que deberían ser más útiles en general. Y sin embargo, a pesar del poco avance y de que no consigan hacer una pantalla de información como dios manda ni a la de tres, Tropico 4 es un juego que merece la pena. Lo es porque tiene un sentido del humor estupendo, porque te tiras horas jugando sin darte cuenta, porque es divertido a rabiar y porque es quizá el mejor juego de gestión que vais a poder catar este año. Los que no hayáis jugado a ningún Tropico antes agradeceréis que la accesibilidad haya mejorado un poco, y los que tengáis las anteriores entregas rayadas de tanto jugar os alegraréis de ver un poco más de profundidad en ciertas áreas, una capa más en la que rascar. Una pena los fallos, pero nuestra república bananera nunca tuvo mejor pinta, en cualquier caso. [7] [La versión a la que hemos jugado es la de PC; todo esto está escrito en función a ella. No sabemos cómo es la de Xbox 360 pero si alguna vez cae en nuestras zarpas y lo vemos oportuno escribiremos sobre ella, para hacer notar las posibles diferencias.]