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Análisis de Thimbleweed Park
Ron Gilbert y Gary Winnick vuelven al género con el que hicieron historia a finales de los 80 para reivindicarlo y comentarlo, a partes iguales.
Ron Gilbert y Gary Winnick vuelven al género con el que hicieron historia a finales de los 80 para reivindicarlo y comentarlo, a partes iguales.
Sumo Digital se enfrenta a los plataformas en 3D de la manera menos evidente posible, dándole un nuevo significado a arrastrarse por el suelo.
Beat Cop aguanta los primeros días de patrulla con entereza. Saluda, atiende y resuelve, pero cuando la rutina se le echa encima empieza a perder los papeles.
Lo nuevo de BioWare se conforma con cumplir, con ser un Mass Effect y ya. El peor de la saga, con diferencia, pero un Mass Effect al fin y al cabo.
HAL Laboratory cierra su trilogía de puzzles con una tercera parte que sigue la dinámica de las dos primeras pero busca tener un ritmo propio.
El cachondeo, el control simplón y los accidentes tragicómicos marcan el regreso de una franquicia que quizás necesitaba más para salir del desguace.
El nuevo juego de David O’Reilly expande las ideas y la ambición de Mountain usando las ideas del Alan Watts de finales de los 60 como hilo conductor.
Con los compañeros adecuados se pueden dar partidas muy divertidas en lo último de Ubi, pero demasiado a menudo la diversión llega a costa de romper con las pretensiones tácticas.
Un juego de puzzles que narra, a través de cincuenta viñetas elegantes y bien diseñadas, cincuenta viajes en el tiempo.
Una historia de fantasmas sobre el regreso a su ciudad natal de Mae, una gata que acaba de dejar la universidad y no sabe qué hacer con su vida.