En cualquier año, aunque seguramente en este 2023 un poquito más, montones desarrolladores con experiencia deciden empezar de cero. Todos los comunicados en los que altos cargos de grandes compañías se despedían de sus puestos para emprender «una nueva aventura» en la industria del videojuego se han vuelto a materializar en unos cuantos estudios de veteranos durante los últimos doce meses. Son muchos los antiguos empleados de Activision, Electronic Arts, CD Projekt o Bungie —de estos cuatro son, curiosamente, quienes más aparecen por este tipo de noticias— que se deciden a crear sus propios equipos y compartir las ideas que les llevan rondando durante años para hacerlas realidad aunque, de momento, los más ambiciosos aún no han demostrado lo suficiente como para mantener altas las expectativas.
El primero de los muchos ejemplos de este año llegó cuando, el 10 de enero, en el director creativo de Forza Horizon fundaba Maverick Games junto a varios de sus compañeros de Playground Games y exdirectivos de EA y Sumo Digital. No podíamos esperar demasiada información sobre un proyecto recién comenzado, faltaría más, pero lo poco que contaron pasaba por «un gran triple A de mundo abierto para PC y consolas», lleno de «innovación y creatividad». Es una descripción que, por desgracia, suena más tradicional de lo que les gustaría, y coincide con el discurso de la mayoría de estos ejemplos. Cuando varios veteranos de Respawn (entre ellos Chad Grenier, exdirector de Apex Legends) formaron Wildlight Entertainment, también hablaban sobre su idea de «crear universos de videojuegos grandes, valientes y originales de una calidad y escalas épicas».
Ese discurso, decía, tan centrado en el tamaño, lo bombástico y la ambición, sigue coincidiendo con muchos casos a lo largo de 2023 (aunque no distan de las cartas de presentación en años anteriores). Así ha ocurrido también con la «gran aventura de rol y supervivencia» de Gas Giant Games —con Jay Wilson y otros desarrolladores de Diablo— o «el juego que redefina el género de conducción» de la mano de Lighthouse Games, un estudio fundado por veteranos de Playground en el que Tencent invirtió a principios de julio para «librarles de las ataduras». La historia se sigue repitiendo, en realidad, y solo hace un par de años que Konrad Tomaszkiewicz, nada menos que el director de The Witcher 3 y uno de los principales responsables de Cyberpunk 2077, sacaba pecho al anunciar su estudio al definir su proyecto, literalmente, como «el Santo Grial de los juegos de rol de PC».
En el tumblr de Ask a Game Dev, explicaban que la principal motivación a la hora de crear un estudio de veteranos viene de su deseo de hacer realidad muchas de las grandes ideas que han ido amasando durante años, pero que no han podido llevar a cabo por la línea de negocio de su anterior editora o desarrolladora o, simplemente, porque su rol en esos proyectos no les otorgaba la suficiente autoridad como para tener el peso que les gustaría. Dar el paso de las famosas «nuevas aventuras» puede suponer un riesgo económico para estos veteranos en el momento de desarrollar sus ideas, aunque, por lo general, es más representativo que la financiación del estudio venga de una gran editora, como le ocurrió a varios ex-Ubisoft al formar Bad Brain Games gracias al apoyo de NetEase. Su director Sean Crooks, antiguo productor de Watch Dogs: Legion, planea una «ambiciosa nueva IP inspirada en películas de culto de los años 80, mezclando elementos de aventura y terror», un concepto que, desde luego, habría costado realizar bajo el mando de la compañía francesa.
Blank representa otra alternativa interesante, donde sus cofundadores (Mateusz Kanik, Jędrzej Mróz, Marcin Jefimow y Mikołaj Marchewka; los tres primeros, veteranos de CD Projekt) quieren apostar por una historia más contenida y centrada en la calidad «en una época en la que toda la industria dice que «más grande significa mejor»». Sin embargo, el caso de Unseen es mi ejemplo favorito de este año sobre lo que significa embarcarte en proyectos de tanta importancia, con el añadido de la responsabilidad que también suele acarrear ser «una veterana». Ikumi Nakamura, CEO del estudio, nos regalaba hace unas semanas una conversación con la game director Misuzu Watanabe sobre los retos de dirigir siendo madres, una mirada mucho más honesta que las que acostumbramos a encontrar en los equipos de veteranos.
Es evidente que existe una sensación extraña al pensar en este tipo de nuevos estudios, porque, aunque es casi imposible negarle el currículum a la mayoría de trabajadores que ocupan sus filas, en ocasiones se parecen más a huidas hacia adelante (y si no que se lo digan Jen Oneal, J. Allen Brack y John Donham, que se marcharon de Activision en medio de una demanda para formar Magic Soup Games), donde la escala, el bombo y los números están más cerca del «más de lo mismo» que de una propuesta realmente refrescante. Esa falta de entusiasmo será cosa de la escasa diversidad a la que nos tienen acostumbrados, o tal vez de la desconfianza en que puedan cumplir con las ambiciones desproporcionadas de quienes los lideran. Lo que parece claro es que, hasta que por fin veamos el resultado de su trabajo, tenemos motivos para levantar la ceja cada vez que un grupo de veteranos decide «buscar nuevos retos» en la industria del videojuego.
¿Cuáles son los mejores juegos de 2023? ¿Qué temas han dominado la actualidad durante el año? ¿Qué nos conviene repasar antes de arrancar 2024? Durante los últimos días de 2023, el equipo de AnaitGames y sus olaboradoras y colaboradores exploran los temas, juegos y noticias más relevantes del año.
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Me gustan bastante las categorías de recaps de este año 🙂
@molekiller
Ya ves jajajajaja
@molekiller
Oleee, ¡qué alegría!
Me hace mucha gracia que el juego de Ikumi Nakamura se llame Kemuri, humo en japonés. Es la muestra perfecta de lo que presentan la gran mayoría de estudios de veteranos.
@shalashaska
Si Kemuri no es uno de mis juegos favoritos del año en el que salga lloraré.
«La veteranía no se crea ni se destruye, solamente se transmite»
– Víctor ‘chiconuclear’, 2022