Se ha hablado mucho este año del JOMO, porque hacía tiempo que no teníamos un año tan apropiado para reflexionar sobre este asunto como lo ha sido 2023. Ya sabéis: ese «joy of missing out» que se plantea como una alternativa más saludable al FOMO, el «fear of missing out». Cuanto más omnívora sea la afición al videojuego, más complicado ha sido este 2023 no tener la sensación de que sí o sí te tienes que estar perdiendo algo: un lanzamiento sorpresa, un nuevo clásico de culto, un mod especialmente interesante, una traducción hecha por fans, un juego que está en Game Pass o en el Plus y del que ves a hablar a mucha gente en redes. Hay géneros donde esta sensación es más pronunciada que en otros; hay géneros que, creo, han conseguido beneficiarse del potente ritmo de lanzamientos de 2023 sin dejar de ser un pequeño oasis en el que refugiarse cuando buscas algo que esté fuera de la corriente principal. Hay un género en concreto, el de los puzzles, que a mi parecer está viviendo un momento muy dulce: hay suficientes lanzamientos como para que seguirlos sea estimulante pero no resulte abrumador, como para que el placer no venga de perdérselos —un acto de resistencia privada contra los excesos del arte industrial— sino de perderse en ellos.
Da la sensación de que todos los años salen unos cuantos de estos. En 2023, uno de los primeros juegos que me hicieron pensar que estaba jugando a algo importante, que me estaba intentando contar algo una verdad, fue Can of Wormholes. Es exactamente el tipo de juego en el que pienso cuando pienso en la fuerza de esa experiencia íntima de los juegos de puzzles; el de munted finger es un «Sokoban-like» de esos que casi parecen esforzarse por no llamar la atención, por presentarse de la manera más humilde y práctica posible, para luego ir desvelándote poco a poco una ristra alucinante de maneras de retorcer su mecánica principal. Cuando crees que sabes cómo es Can of Wormholes, el juego aprovecha que te has confiado para ir mostrando todas las cartas que tiene bajo la manga, que no son pocas. Es un juego que va a ser un nuevo clásico; son habituales las comparaciones, en este subgénero tan específico, con Stephen’s Sausage Roll: en el caso de Can of Wormholes es una comparación totalmente merecida.
Me gustan especialmente los juegos tipo Sokoban, es cierto. Este año he disfrutado mucho Alephant, de Lucas LeSlo, un juego enigmático y delicado en el que tienes que guiar la comunicación entre piezas que se comportan de maneras diferentes; me gustó también An Architect’s Adventure, otro «Sokoban feo» que compensa su aspecto más tosco con un diseño de puzzles de primer nivel. Curiosamente ha habido dos juegos —Paquerette Down the Bunburrows y Headlong Hunt— sobre engañar a criaturas para que entren donde tú quieres contra su voluntad. Va de empujar cajas, pero no me atrevería a decir que Magicube sea un Sokoban; aun así, reto a cualquiera a que me enseñe un juego más compacto, concreto, directo y potente que este: no lo hay.
Pero el otro gran juego de puzzles del año, uno mucho menos ortodoxo y que no tiene miedo de jugar contigo en el proceso, es sin duda Void Stranger. Creo que es fácil desestimar injustamente lo que hace lo último de System Erasure y pensar en él como uno de esos juegos que basan su interés en la concatenación de mindfucks, en un apilar secretos uno encima de otro para ir de listos o manipular a la gente. No creo que sea así: al revés, la manera en que Void Stranger diseña sus puzzles (los que ves de manera directa y los que se van descubriendo a medida que entiendes cómo el juego desborda su propuesta principal, cómo va más allá de sus mecánicas y estructuras visibles para crear otras invisibles, ocultas) es inteligentísima; es una experiencia seguramente menos individual o íntima que la de la mayoría de juegos de su género (sin la colaboración de otra gente a veces parece imposible saber en qué punto exacto estás; qué te queda por ver, si es que te queda algo —normalmente te queda mucho por ver—), pero creo que por eso me ha parecido tan estimulante: explorar Void Stranger en paralelo a otra gente, escuchando sus teorías, examinando Google Docs y Sheets que intentaban listar todos los secretos, alucinando con los descubrimientos de la comunidad, recibiendo noticias desde los rincones más recónditos del juego como quien las recibe de un amigo que te escribe una carta desde lo más profundo del Amazonas… El juego de puzzles te coloca de una forma muy natural en ese espacio mental perfecto para buscar secretos; te prepara para el descubrimiento y el misterio, y creo que Void Stranger lo aprovecha a la perfección para hacerse más fuerte.
Hay vida más allá de Sokoban, aunque lo de las cuadrículas y las cajas tiene un sabor especial. Este año hemos visto puzzles de muchos tipos, desde muchos puntos de vista, de naturalezas muy diferentes: hemos jugado a Chants of Sennaar, y a Coccoon, y a Viewfinder; hemos jugado (¡menos de lo que deberíamos!) a Humanity y a Sushi for Robots y al monumental The Talos Principle 2, que combina la preocupación por los puzzles con otras ambiciones que demuestran que el género puede ser muchas cosas, además de colecciones de retos para el cerebro. Pero la (otra) gran sorpresa del año posiblemente haya sido Puzzmo, la gran plataforma de pasatiempos de Zach Gage (Knotwords, Good Sudoku) y Orta Therox, que busca ser la nueva versión digital de la mejor página de los periódicos y reúne en un mismo lugar una serie de pasatiempos, o «thoughtful puzzles», como los llaman, diseñados para ser la versión más amable de ese choque entre interés e inteligencia que se encuentra en el corazón de los mejores juegos de puzzles. Es una idea muy bonita, algo anacrónica, un poco nostálgica, llena de potencial para hacer cosas interesantes; no se le puede pedir más a un juego de puzzles.
¿Cuáles son los mejores juegos de 2023? ¿Qué temas han dominado la actualidad durante el año? ¿Qué nos conviene repasar antes de arrancar 2024? Durante los últimos días de 2023, el equipo de AnaitGames y sus olaboradoras y colaboradores exploran los temas, juegos y noticias más relevantes del año.
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Gran año como mencionas, y que sin tu ayuda al exponerlos me los perdería, de momento solo he jugado a humanity, hasta el platino, pero todos los otros mencionados anteriormente están en la lista de deseos de steam, mientras me desahogo del temido backlog.