Los mejores juegos de 2011

Nos gustó el formato del año pasado, el que convirtió Bayonetta en lo puto mejor de 2010, así que vamos a repetir.

Cada redactor presenta su podio con los que a su juicio han sido los tres títulos más destacables de 2011; el primero se lleva tres puntos, el segundo, dos, y el tercero se queda con un punto. Democracia de la buena. Somos gente apañada, así no necesitamos ni calculadora para decidir el ganador, para alegrar el día al Mejor Juego de 2011 para AnaitGames.

Como siempre, os animamos a lapidar nuestras decisiones y dejar claro vuestro buen gusto.

Por Guybrush

Ahí voy con nuestro podio anual. Sólo tengo una cosa que decir: desde Las alucinantes aventuras de Bill & Ted no me alegraba tanto de que las secuelas fueran productos rentables. Que sí, que la secuelitis es la peor enfermedad de los CEOs del sector después de la adicción a la cocaína, pero no me podréis negar que los mejores juegos de este años son, al menos en el 99% de los casos, secuelas turbopropulsadas de juegos que eran ya obras maestras.

En lo más alto del podio, lindando con el vuelo de los dragones tenemos a The Elder Scrolls V: Skyrim. Para defender su oro podría decir exactamente lo mismo que dije de Fallout 3 como juego de la década: es tan extenso que aún después de centenares de horas no he disfrutado ni de la mitad de lo que me propone, y su ambientación y viveza es tanta que sólo pasear a caballo a ver que te encuentras se convierte en una actividad disfrutable y enriquecedora. Más que un juego es un pasatiempo, como tricotar. Alguno se llevará las manos a la cabeza al ver que el primero de mi promoción lleva intrínseco en su código un error que hace que el juego se coma la memoria, condenando la partida a lo que he bautizado como «La muerte renqueante», un inevitable y tortuoso deceso por lag. A todos ellos sólo puedo decirles una cosa: juego en PC y tengo 8 GB de RAM.

Y es que mi debilidad siempre han sido los juegos inmersivos. Una buena ambientación y un guión trabajado me tocan más profundamente que un paleto endogámico sirviendo café con Rohipnol, lo que hace comprensible que haya elegido para el segundo puesto a Portal 2. El guión es una obra maestra, no por su complejidad, sino por su tempo —no es fácil contar una historia cuando es el jugador el que marca a qué ritmo avanza—, y por el tratamiento de personajes que hace. Wheatley es, de calle, uno de los mejores secundarios de la historia de los videojuegos, y GLaDOS no sólo conserva su carisma sino que se supera y gana en profundidad. Además, en nuestra huida descubrimos la historia detrás de Aperture Science, y ésta, al igual que todo en el universo de Chell, es hilarante, desconcertante y maravillosa. No serviría de nada todo este trabajo argumental si no se hubiera utilizado como apoyo para lo verdaderamente importante: los puzles. La curva de dificultad está tan bien medida y las salas están tan bien construidas que sólo se me ocurre que sus autores sean un puñado de monos artificialmente evolucionados en supermonos. Entenderéis que considere que Portal 2 se merece la plata y mucho más.

Tanto más que Portal 2 es también mi medalla de bronce, equiparándose en puntos a Skyrim y superándolo en conductividad eléctrica y calor específico. Me guardo para defender este reconocimiento adicional el magnífico modo cooperativo, que además de permitir jugar de forma cruzada a gordPCeros y flaconsoleros, brilla con luz propia por extensión y diseño, dándose el lujo de tener una línea argumental propia más corta pero igual de divertida que la principal. Un modo simplemente brillante que tiene uno de los ratios carcajadas/minutos más amplio de todo el panorama videojueguil y que me permite cerrar mi clasificación con un sabor de boca inmejorable.

Por Christian

Como siempre, ha sido complicado elegir los tres mejores juegos de este 2011. En especial este final de año ha venido cargado de títulos interesantes. Tan cargado, de hecho, que algunos todavía no he podido probarlos y, quién sabe, quizá hubiesen hecho cambiar mi clasificación. Lo que creo que en ningún caso hubiese variado es el primer puesto de Portal 2. El juego de Valve llegaba al mercado con la difícil tarea de dejarnos tan buen sabor de boca como su predecesor, pero con dos obstáculos a salvar: 1) no contaba con el factor sorpresa del primero, y 2) tenía ser un juego de mayor entidad y duración, algo que no estaba claro cómo podía encajar dentro de su mecánica de puzzles.

Sin embargo, en Valve no se asustan de nada (probablemente porque conviven a diario con Gabe Newell) y lo demostraron con un juego que, sobre la misma base del original, conseguía enamorarnos con un argumento tan divertido como el del primer juego, originales mecánicas y una GLaDOS otra vez estelar. El modo historia era ahora notablemente más largo y ya no era tanto una sucesión de cámaras de prueba, sino un recorrido con mayor continuidad. Además, llegaba acompañado de un modo cooperativo inteligente, muy bien llevado y de una duración más que aceptable que consiguió lo que pocos han hecho: que mi mujer cogiese un mando (!) y se pusiese a jugar (!!) a un juego en primera persona (!!!).

Mi plata es para el juego que más esperaba en este 2011. No es algo que me haya sorprendido porque ya desde el primer Uncharted me dio la impresión de que alguien se había empeñado en hacer el juego perfecto para mí. Una jugabilidad ágil y directa, aventuras, humor, un puzzle aquí y allá, un apartado técnico para quitarse el sombrero… No sé. Puede que tenga una debilidad especial por Drake y compañía porque este Uncharted 3 me ha gustado tanto como el segundo. La traición de Drake ofrece exactamente lo que prometía desde su anuncio: más de lo mismo. Pero para mí más de lo mismo no tiene por qué ser un problema cuando se trata de un producto con una calidad tan alta como la de esta saga.

Cierro mi podio del año con Dead Space 2, otro de esos juegos que tenía marcados en mi agenda desde hace meses. Pese a sus defectillos (principalmente el síndrome del chico de los recados popularizado por juegos como BioShock), el primer Dead Space me pareció un juego fresco con una ambientación de matrícula de honor. Tenía ganas de volver a sentir esa atmósfera opresiva y, aunque con Dead Space 2 se apostó por una aventura algo más cinematográfica y ágil, se consiguió no perder por el camino todo lo bueno que tenía la primera odisea de Isaac Clarke. Me gustó tanto, que hasta pagué por su DLC. Joder, me gustó tanto que sólo de escribir esto me dan ganas de volver a meterlo en la consola y empezar a cortar miembros.

Por pinjed

Mis esquemas se han desmoronado, chicos. Después de años riéndome de los juegos medievales con sus espaditas, sus dragoncitos, sus magos barbudos y sobre todo de la lastimosa horda de patetismo y despojo social que se gasta sus ahorros en este tipo de material, tras tanta mofa y escarnio, este puto año he terminado claudicando contra dos nuevos paradigmas del género: la maldita serie de Game of Thrones y, claro está, el condenado The Elder Scrolls V: Skyrim. En el momento de escribir esto, tras unas setenta horas de juego, por cuestiones de trabajo llevo una semana sin poder enfundarme en la piel de mi nórdico sangre de dragón experto en armas a dos manos y creedme si os digo la abstinencia está siendo demoledora. La fase alucinar bebés gateando por el techo quedó atrás hace días y ahora empiezan los espasmos y la fiebre. Mañana es posible que intente abrir las puertas a gritos. Cuando un juego consigue quebrar tu estabilidad mental y física, por algo será.

El año pasado puse a Deadly Premonition en el tercer puesto, y creo que éste voy a ser el único en mencionar a Saints Row: The Third. Más de uno me va a tomar por el adalid de la demencia y el defensor de las causas perdidas. Error. En realidad soy un ser escasísimo espíritu reivindicativo. Un tipo que ha perdido la fe en la humanidad y que ya ni siquiera tiene fuerzas para indignarse cuando ve Telecinco o para romper a aplaudir cuando un político acierta. Yo solo quiero que me releguen a un rinconcito donde pueda disfrutar tranquilo de mis mierdecillas. Y la mierdecilla disfrutable del año ha sido sin duda el juego de Volition, el equivalente videojuerguista a que Louie CK te cuente un chiste de pedos, masturbación, necrofilia, racismo, niños muertos y violación al mismo tiempo.

Decir que The Third es de lo mejor del año es como cuando una amiga te sorprende en la terraza de un McDonalds con un McRoyal luchando por deslizársete garganta abajo y te advierte negando con la cabeza que “eso que comes es mierda” y tú cierras los párpados y levantas las cejas y asientes, como dándole la razón mientras sigues encorvado sobre tu mesa, engullendo, haciendo de ti una visión aún más desagradable y repugnante y depresiva con un objetivo meridianamente claro: que te dejen en paz.

Si el eslógan de Aperture Science es “we do what we must because we can”, el de Valve debería ser algo como “lo hemos vuelto a hacer” o “segundas partes nunca fueron bu… IN YOUR FACE”. Aún hay gente que no ha superado la relativa perfección de Half-Life 2 como secuela, como juego en general y como brillante ejercicio narrativo. Así que con Portal 2 es normal que uno no termine de asimilar tanto talento de una sola vez. Y no estoy hablando de una retorcida historia o de un universo embriagador con unos gráficos deslumbrantes y una mecánica de juego rompedora. No. Todo eso está al máximo nivel, pero es el guión la gran baza de Portal 2; los monólogos de personajes como GlaDOS, Wheatley y Cave Johnson. Seres que ni siquiera necesitan aparecer en pantalla para dejar patente que están a años luz de la mayoría de personajes de videojuego y que se engarzan en una experiencia global fascinante y dotada de un magnetismo y un ingenio fuera de lo común en esta industria. Algo tan infrecuente, tan anómalo, que resulta más triste que nunca realizar una afirmación tan tópica como “ojalá hubiese más juegos como Portal 2”

Por chiconuclear

Decía Ken Levine que 2011 ha sido el mejor año desde 2007 en lo tocante a los videojuegos; yo de 2007 sólo recuerdo Supermodelo (Jessica: never forget) tendría que hacer más memoria de la cuenta para volver a hace cinco años (¡si ya me cuesta pensar en algunos lanzamientos de principio de año!), pero desde luego creo que podemos estar contentos con estos doce meses. No me ha costado demasiado pensar en juegos buenos para armar mi podio de mejores del año; me ha costado más, eso sí, decidir a qué tres poner arriba del todo, y en qué posiciones.

Creo que Skyward Sword merece la más alta consideración este año. No siempre tenemos un Zelda, pero además no siempre tenemos un Zelda como este, tan formidablemente perfecto y pulido. Sigo pensando, sí, que es el mejor de la serie; para unos juegos que llevan tanto tiempo rondándonos, creo que es meritorio. En la misma línea va Portal 2: otra demostración de maestría de Valve, esa compañía sin aparente límite. Guión perfecto, diseño perfecto, actuaciones perfectas; de no ser por la pérdida del efecto sorpresa y la sombra de su primera parte, esta sí perfecta, podríamos estar hablando fácilmente de un juego perfecto.

El bronce es el que más se ha peleado. Y casi que no es una forma de hablar: hasta el último momento dudé entre Fight Night Champion y Skyrim, así que entre hostias y gritos estaba la cosa. Al final me quedo con Skyrim: es de justicia reconocer, a pesar de todo, una creación tan majestuosamente enorme, y tan profundamente ambiciosa. Un juego, como dijimos en el podcast, de jugar más que de ver: como esas situaciones que «no es lo mismo vivirlas que contarlas», imagino. El de boxeo de EA, no obstante, merece todas las alabanzas del mundo, así como mis menciones honoríficas de este año: Triple Town, quizá el juego de puzzles más adictivo que he probado este año, y la función doble de Mario en 3DS, Super Mario 3D Land y Mario Kart 7, dos monumentos a la diversión como pocos se han visto en una portátil.

Por Pep Sànchez

Lo tenía más complicado que nadie, pero Valve ha vuelto a tirar de talento e ingenio para su último «miren y aprendan». Portal 2 se permite, de nuevo, el lujo de convertir el excelente diseño de sus desafíos en algo poco importante. Su guión está, como poco, entre los mejores que se han escrito para un videojuego; sigue siendo el que mejor utiliza la palabra «narrativa» y de los pocos con capacidad para entender las mecánicas como medio, no como fin.

Recordaré Portal 2 como la lección más importante de 2011. Lo recordaré por varias escenas geniales y por otros tantos maravillosos. Lo recordaré a través de algunos de los mejores textos sobre videojuegos que se han escrito por ahí durante estos meses. Es el juego más inteligente del año y, precisamente por eso, el mejor.

Fight Night Champion tiene ese punto inconformista del que se siente orgulloso de su condición. Su prioridad sigue siendo hacer a la perfección lo que le toca, pero se anima con más. De ahí sale un modo historia humilde, efectivo e inolvidable; la intensidad de la conexión con Bishop cuando se dispone a machacar al chulito de su gimnasio o cuando suelta, por fin, los últimos directos al puto Frost es algo absolutamente brillante. Cuando muchos tiran la toalla, renunciando a su esencia a la espera de unas ventas que no llegan, Fight Night Champion se aprieta los guantes y se golpea la cabeza. En su enorme espalda, un tatuaje le recuerda que «Aquel que es valiente es libre». No permitas que caiga.

Nada de bromas malas, al final, con su título en inglés: en absoluto me ha decepcionado Uncharted 3. Sorprende menos que el segundo, evidentemente, y su protagonista no está tan sembrado, pero La traición de Drake es una tremenda aventura, a la altura de lo que merecen unos personajes que, ahí está la clave, se hacen querer con naturalidad. Hasta aquí ha llegado el género y aquí se va a quedar hasta el siguiente gran salto.

Por Xavi Robles

Ya lo dije alguna vez: me hubiese gustado que Portal 2 no tuviese portales. El primer Portal era tan perfecto que me asustaba profundamente el hecho de que alguien se atreviese a escarbar de nuevo en ese universo. Que nos trasladen a otra época, que nos vuelvan a dar otra lección con uno de esos trucos que seguro que tienen. Y quizás una de las cosas que más me ha gustado de Portal 2 es que, al final, lo han hecho. Y lo han hecho por ese camino que me daba miedo, pero con pajarita y bombín. En mi opinión este año no hay juego más elegante, pulido, bien contado y pensado que Portal 2.

«El motor de físicas no funciona bien», «los pases no son del todo buenos»… he escuchado muchas quejas sobre este FIFA 12, y hasta cierto punto las entiendo, pero el asombro que me produce es tan mayúsculo que me acaba por resbalar y caigo como una auténtica zorra adormecida en sus garras de amor. Llego a casa y necesito un par de partidos. Es mi schmup particular, con el que no me canso de jugar y el único que quiero dominar hasta convertirme en maestro de maestros.

Ya lo decía mi compañero Tom Bramwell: «quiero mejores gráficos de nuevo. Porque es un comienzo, y porque ser capaz de poder disfrutar de un espectáculo de otra forma es probablemente la analogía más plausible para mí para recuperar las sensaciones que una vez di por hechas». Battlefield 3 en PC me ha ilusionado. Me asombra en cada partida, y la experiencia de jugar con amigos es refrescante y emocionante.

Y el ganador es…

Mejor Juego de 2011 en AnaitGames. Esto es así.