Papers, Please es un juego tan impactante no por lo que tiene de político, que también, sino por las relaciones humanas que plantean. Nuestra familia no es algo que nos preocupe por unos lazos reales y arraigados, sino por la obligación sistematizada que se espera de nosotros; las personas que pasan por nuestro mostrador en la frontera son piezas que debemos organizar según las normas que el gobierno (con sus motivos y sus porqués) ha diseñado para nosotros. En las fracturas de estos sistemas (la enfermedad, la empatía, el atentado; todo trabas a nuestro rendimiento ideal) está la grandeza de Papers, Please: es un juego muy actual porque sabemos que en el fondo las cosas no son muy distintas hoy, aunque el juego esté ambientado en una ficción soviética supuestamente contraria a los valores de nuestras sociedades actuales.
Animal Inspector es un poco así, pero con gatitos y perritos.
Somos un inspector de animales en una sociedad en la que a las criaturas «malas o inútiles», nos explica nuestro superior, se las rechaza; una sociedad enferma en la que, nos enteramos con dos frases y cuatro dibujos, la relación entre humanos y animales se ha torcido. No hace falta saber mucho más. Nuestro propio perro está cerca de ser inspeccionado; a sabiendas de esto, el protagonista (el jugador) decide hacerse inspector de animales para, llegado el momento, salvar a nuestro mejor amigo del rechazo. Es fácil imaginar de qué tipo de rechazo estamos hablando.
A partir de ahí nos espera el día a día en la agencia. Nuestro trabajo es estudiar las fichas de cada animal y determinar si por su peso, utilidad o naturaleza merece la pena mantenerlo entre nosotros, humanos; debemos añadir una nota escrita por nosotros para justificar nuestra decisión y acatar las órdenes de nuestro superior, una pieza más en un engranaje violento con el que es fácil no estar de acuerdo: nuestros compañeros, Martha y Alan, nos lo comentan de vez en cuando. Nosotros, sin embargo, tenemos que hacer caso a lo que nos dicen nuestros superiores: somos la única esperanza de nuestro perro.
Animal Inspector tiene ambiciones distintas a las de Papers, Please, claro, pero también sabe utilizar esas mecánicas burocráticas y aburridas para contar cosas que van más allá de la simple coña con la inspección de animales. Alan, por ejemplo, es un personaje fascinante: opuesto desde el principio a lo que intenta hacer la agencia, se repite a sí mismo una y otra vez que no durará mucho trabajando allí; se mantiene algo alejado de nosotros, como si no quisiera crear lazos con una gente a la que no va a volver a ver una vez se libere del yugo de la inspección de animales, pero cada mañana está ahí, listo para trabajar. Su desidia le lleva a tomarse a la ligera su trabajo, una indiferencia que acaba beneficiando a los mismos superiores a los que se opone constantemente. En cierto momento tiene la oportunidad de sustituir a una empleada en las jaulas; a partir de ese momento, vemos cómo la utilidad de Alan comienza a medirse de otra manera: más similar a la de los mismos animales que se dedica a inspeccionar.
Si funciona especialmente bien es, en parte, por cómo el trabajo de inspector consigue hacerse creíble. No solo porque detecte con especial gracia nuestras faltas (si aprobamos a un perro grande, por ejemplo, cuando nos han ordenado que no dejemos pasar a ningún animal a partir de cierto tamaño, nuestro jefe nos echa la bronca; dubitativo, no muy confiado, en el fondo tan sometido a los de arriba como nosotros), sino porque va un paso más allá: repetir anotaciones al revisar las fichas o incluso escribir con faltas de ortografía son posibilidades registradas por el juego, importantes para darle esa cierta solidez necesaria para que nos involucremos en las vidas de los personajes y los animales que inspeccionan.
El responsable de todo esto es Tom Astle, antes uno de los encargados del gameplay de Los Sims 4 y ahora desarrollador independiente. Si Animal Inspector os hace pensar en Arcane Kids, uno de los estudios más interesantes de la actualidad, es por algo: Astle trabajó en Zineth, y de ahí debe de venir la relación con Ben Esposito, que hace la banda sonora de Animal Inspector.
Como los juegos de Arcane Kids, de hecho, Animal Inspector es de esos juegos que dejan más poso de lo que su estética colorista y la música animada (en sí mismo una aberración posmoderna) pueden dar a entender. Todo esto acaba recordando, de hecho, menos a Papers, Please y más a CRAP! No One Loves Me, el juego de Arcane Kids para el Fantastic Arcade, que también tiraba (con un extra de simbología) de la decisión binaria y la reseña corta tan de la época de Tinder y Amazon para contar algo sobre lo que somos y cómo nos relacionamos entre nosotros.
Animal Inspector es gratuito y se puede descargar desde itch.io.
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¿Y cuando no estuvo torcida?. Quiero decir, por lo que leo, quizá sea un caso similar a Papers, Please también en representar una sociedad con unos valores SUPUESTAMENTE contrarios a nuestra sociedad actual. Una sociedad que conceptúa a los animales como productos y determina su rechazo, entendiendo como «rechazo» su asesinato industrializado, en función de que su utilidad como alimento o como bolita de pelo super cuqui que hace compañía y nos acerca las zapatillas. Si nos salimos de los gatitos y los perritos, es un poco lo que hay, y a todo el mundo le parece estupendamente.
FIN DE LA CHAPA 😛
@chicocartera
En realidad me quería referir a eso; igual me comí la suposición ahí por no repetirla y quedar de animalista además de comunista xd
pues me apetece una hamburguesa
@chiconuclear
A eso iba, si la lectura podía ir por ahi o es cosa mía que veo propaganda vegana en todas partes xD Me lanzo a por el ASAP, claro.
Parece una propuesta interesante, más por lo que se puede aprender de uno mismo que por lo que el juego en sí mismo ofrece, ¿No?. No he jugado aún a «Papers Please», es un juego que tengo pendiente y que debería jugar (veo que aún me quedan 3 horas y media para comprarlo de oferta en Steam).
@drtenma
Papers, Please es un must have en toda regla.
@drtenma
@minsc
Y es cortito, el modo principal durará unas 6 horas, que serán bastante más provechosas que las decenas del open world de turno.
No habré hablado veces de Arcane Kids y mi amor por Zineth por esta web… Me lanzo a jugarlo! ^^
Genial esto.
Animaaaalitoo maquinaaa