Las Cartas de Baldur, II

La ética del cariño, la cotidianidad y los pijamas robados

Las caras sucias en Baldur’s Gate 3 son más que simple barro y sangre: son una invitación a habitar el mundo del juego, a pasar tiempo en él.

El otro día empezábamos este intercambio epistolar en el que Clara Doña y Víctor Martínez se cuentan, al estilo de las Cartas desde las Tierras Intermedias, sus peripecias en Baldur’s Gate 3. Es un juego que se presta a eso: a narrar, como dungeon masters o fans excesivamente entusiastas, las aventuras que le va sucediendo a tu grupo de personajes como si fueran vivencias reales de personas que te son cercanas; algo que le pasó a un amigo del pueblo o a tu prima en un viaje de fin de curso. Es un placer extraordinario, jugar a Baldur’s Gate 3; pero más lo es contar y escuchar las aventuras de otra gente. ¿Quién más se animará a escribirnos un de estas Cartas de Baldur?

Podéis ver el índice de estas Cartas de Baldur aquí.


Victor,

No es lícito empezar una carta hablando de mí misma y sin preguntarte cómo estáis Karlach y tú, pero espero que me lo permitas. Escribo el ocho de agosto, un día cualquiera en un calendario cualquiera. Una hora cualquiera también. Mientras enciendo mi ordenador, veo que en mis redes sociales hay varias personas que cumplen años, y también me salta la noticia de que el ataque de un tiburón ha obligado a cerrar una de las playas más populares de Nueva York. Enchufo el ventilador que solo hace que remover el aire cada vez más caliente de mi cuarto mientras pienso en varios datos sobre el calentamiento global y mi mente proyecta la horripilante imagen de España en tonos rojos y negros. Cojo el móvil y tengo mensajes sin leer en WhatsApp y un par de correos que debería haber contestado ya, pero lo dejo en un lado de la mesa, bocabajo. Hago un hueco en el escritorio para que se siente conmigo un fantasma: mi yo adolescente. Sé que le va a gustar saber que tantos años más tarde sigo encontrando otros mundos donde retirarme.

Espero que perdones mi tardanza en escribir, he llegado tarde a poner mi primer pie en Faerûn. Estos últimos días han sido para mí de una cotidianeidad insoportable fuera de mi casa en la que me esperaba un ordenador con Baldur’s Gate 3 instalado. Mis rutinas, mis paseos, mis momentos en la playa estaban bien, pero querían convertirse en otra cosa, en lo que sea que pasara dentro de esos 122 GB que me esperaban. Es una sensación que no experimentaba desde hacía mucho tiempo, este deseo de vivir de segunda mano, ¿qué significa truncar una cotidianidad por otra? ¿Es por fuerza una elección excluyente? Y lo que viene más al caso, ¿se puede jugar a Baldur’s Gate 3 sin obsesionarse con él?

Como podrás notar, me está costando organizar mis pensamientos en torno a otra cosa que no sea habitar ese mundo en cuerpo y alma. He pasado con mi drow bruja (que se llama Tav, como absolutamente todos los personajes de aquellas que nos negamos a pensar en algo que no importa) las primeras horas recorriendo lugares conocidos y escuchando conversaciones que ya había escuchado, pero también analizando cuánto ha cambiado todo desde que jugara treinta y tantas horas que jugué al early access allá por 2021. Por suerte no he tenido que entonar aquello de «antes todo esto era campo» en Faerûn, aunque sí he ido llorando alguna pérdida por el largo camino de los cambios (la antigua cara de Gale era menos Geralt de Rivia, por ejemplo). Sin embargo, huelga decir que mis primeros pasos a bordo del nautiloide me dejaron muy claro que el juego final es la experiencia mejorada. Sé que esto suena extraño por obvio, pero lo que viví en el early access me cautivó tanto que no sabía si se podía mejorar o simplemente alargar.

Pero volviendo a la cotidianeidad y los universos habitables, Baldur’s Gate 3 me parece no solo un increíble generador de historias propias, sino también un ventanal a un mundo caótico y desenfrenado (a veces incluso los bugs ayudan a esto) pero también muy real. Obviamente todo esto no es crédito único de Larian Studios, que toma el relevo de Bioware y que tiene los derechos para usar el mundo de fantasía que lleva creciendo y mutando desde los años setenta. El lore que maneja el juego es vasto y a la vez lugar común, creando una tensión entre lo familiar y lo desconocido que, se me antoja, añade credibilidad a todo lo que sucede alrededor del personaje y su party.

Pero no quiero desmerecer aquí a Larian: podrían haber hecho el juego de mil maneras diferentes. Y sin embargo, han hecho uno que nos invita a quedarnos en él todo el tiempo posible (y sin utilizar micropagos). Siempre hablamos mucho sobre la inmersión en la crítica del videojuego, y en Baldur’s Gate 3 no viene dada por grandes efectos visuales o animaciones sin costura. La inmersión y la credibilidad del mundo que, diría, nos regalan, viene por parte del cariño que han puesto en darnos una cantidad ridícula de todo sin que resulte abrumador (y cuando lo es, lo es de una forma parecida a la realidad, sin presiones más allá de las autoimpuestas). Todo esto lo vi muy bien en mi primera incursión a una pequeña mazmorra que esconde mucho más de lo que parece, un lugar custodiado por unos ladronzuelos de reliquias a los que decidí timar en su propio juego. Haciendo uso del carisma de mi personaje, engañé a todo aquel que se me ponía delante hablándole de tesoros más valiosos en la nave estrellada, o de una maldición inventada sobre el lugar que intentaban saquear. Y sin embargo, una vez dentro de la mazmorra, no puede evitar el conflicto armado por una mala tirada de dados: dentro me esperaban sus compañeros con la espada desenfundada. Después de dejar un reguero de muertes innecesarias y sentirme culpable (pero conseguir unas cuantas armaduras nuevas por el camino) me pregunté si no podría haberlo hecho de otra manera, qué hubiera pasado si los dados no hubieran fallado, o si simplemente me hubiera escondido entre las sombras. Siento ya la culpa y el peso de mis decisiones en unas cuantas horas de juego, y creo, Victor, que de esto hablaremos bastante cuando lleguen las más difíciles.

Mientras las redes sociales se llenan de videos de How to… 12 Things to Know… yo digo que nos demos a la improvisación

Pero es que este cariño del que hablaba transpira en todo: no tendrían por qué haber añadido ropa de pijama y ropa interior (debo confesar que la he robado toda para probársela a mi personaje) o tiendas personalizadas para los personajes principales en el campamento, ni siquiera descripciones descacharrantes sobre los objetos. La cara del mercader de Arboleda Esmeralda tiene la magia de ser tremendamente común, algo que me parece muy difícil y que pocos juegos hacen; muchos personajes tienen arrugas e imperfecciones y todos se ensucian cuando llevan un tiempo de marcha matando goblins o simplemente buscando tesoros. Este cariño es una magia contagiosa, el motor que nos mueve a relacionarnos con el mundo de Baldur’s Gate 3: sé que por honrarlo probaré muchas más cosas de las que hubiera hecho si no estuviera presente. 

Mientras las redes sociales se llenan de videos de How to… y 12 Things to Know… yo digo que nos demos a la improvisación. Si Baldur’s Gate 3 va a ser nuestro Second Life (solo en nomenclatura, no me vayas a malinterpretar), quiero verlo todo sin saber exactamente de nada. Quiero vivirlo con la fuerza de un niño que descubre por primera vez que los dinosaurios existieron o que el universo está en constante expansión. Quiero morir de maneras ridículas y fallar tiradas de dados que me condenen. Quiero romancear a medio elenco de personajes por descubrir qué intimidad me aguarda al otro lado, cuáles serán sus palabras cariñosas. Quiero vivir la pérdida de oportunidades y saber que podré empezar otra partida, y que al hacerlo todo de nuevo será diferente. 

Espero que los fuegos infernales que habitan en Karlach no la hayan consumido a ella y a ti por el camino. También espero que hayas podido superar el hecho de que hay misterios que quedan mejor sin resolver (sí, me refiero al buey explosivo). Te deseo muchos enigmas y peleas absurdas, y también mucha inspiración de la que sirve para volver a tirar los dados y escribir de vuelta. 

Que el camino sea leve,

—Clara

Imagen de portada: Reddit

Colaboradora

Literatura comparada y crítica de videojuegos en Terebi Magazine y Nivel Oculto, siempre buscando intersecciones. Al final, como en Inside, soy una cosa amorfa.

  1. Sisife rebelle

    Vaya maravilla de prosa.

    Espero con ansias el desarrollo de esta bonita correspondencia.

    1. JT'Salas

      @sisyphus_rebelle
      Es una gozada, sin duda.

  2. danielz

    Ayer tuve que matar a dos niños goblin antes que avisaran a más guardias para sacar a un oso de la carcel, intente matarlos rapido para que no sufrieran, pero salió mal, a uno lo deje con 1 de vida, y antes sin querer habia electrificado un charco de agua con unas botas que hacian eso, mientras el niño con 1 de vida corria para avisar a los guardias justo paso por el charco y quedó rostizado, carbonizado. Pensé en volver a una partida guardada pero tengo la idea jugar como se den las cosas, y tratando de conservar la cordura. Pero me dejo pensando que un niño se llama uno y el otro tres! tengo la idea que dos esta por ahi buscando venganza… tal vez tenga que asegurar antes que se haga adulto… 😀

    Me encanto como están encarando Baldurs con estas cartas 😉

    Saludos

  3. Hulofii

    Un texto maravilloso Clara, me ha cautivado casi tanto como lo está haciendo el Baldur´s.

  4. SergioTR

    Qué gusto leeros y cuánto intríngulis por favor! No me quedan uñas!

  5. JavierBarci

    Me está encantando leeros, espero las siguientes cartas ✨