Píxeles y palabras

Cartuchos de nostalgia

La primera consola que cayó en mis manos fue una Sega Mega Drive II. Junto a ella, títulos clásicos como El Rey León y Aladdin compartían las tardes de mi infancia con Shinobi y Streets of Rage. El PEGI no era una autoridad establecida como tal, así que mi niñez, como la de muchas personas, tuvo tintes adultos, sobre todo en tonalidades rojas. Para mí era bastante común pasar de un registro violento a uno Disney, según las preferencias del día y la poca o mucha tolerancia a la frustración que tuviera. 

Sentarse en el sofá delante del televisor y acceder específicamente a los barrios y suburbios de la ciudad en la piel de Adam Hunter, Axel Stone y Blaze Fielding era emocionante. Un reto. A mí la introducción en inglés me decía más bien poco, pero una vez entraba en los niveles todo se reducía a sobrevivir hasta el final. Puñetazos, saltos, cuchillos y cualquiera arma lo suficiente puntiaguda me bastaban para acabar con el crimen. Los enemigos se multiplicaban en cada nivel y dependía de mi habilidad no llegar a un Game Over.

Lo malo es que tardé mucho tiempo en hacerme con un mínimo control en la jugabilidad del beat’m up del equipo AM7, conocidos como Overworks. Lo bueno es que nunca tuve una cola enorme de títulos por jugar como la de ahora, por lo que Street of Rage era una elección reiterada. Me doy cuenta de que libertad y limitación definieron una infancia que ha regresado con fuerza después del lanzamiento de la última entrega de la saga. Streets of Rage 4, con DotEmu, Lizzardcube y Guard Crush Games en el desarrollo, es un billete a aquellas sesiones de juego con las deseaba acabar con el crimen organizado y su líder, Mr. X. También es un paseo hacia la nostalgia.

Es bien sabido que en los últimos años la mercantilización de la nostalgia ha reavivado hardware, títulos y franquicias. De alguna manera, una romantización del pasado se ha instalado en el ecosistema. Remasterizaciones y remakes conviven con propiedades intelectuales nuevas en el mismo entorno, el de los píxeles. Son productos de un mismo tiempo, pero no de una misma intencionalidad. Mientras en general los jugadores nóveles ven una oportunidad de conocer los clásicos, los veteranos nos emocionamos con la esencia añeja que pueda quedar en el fondo. Streets of Rage 4 es uno más en la lista de juegos que han pasado por esa revisión.

Cartuchos de nostalgia

Solo en lo que llevamos de 2020, varias generaciones de jugadores se han visto arrastradas a la morriña. Dos obras en particular, Final Fantasy VII Remake y Resident Evil 3 Remake, han capitaneado la maniobra. Comparando el título original y el actual, las reflexiones individuales de la comunidad han sido dispares. Parece que no esperamos el mismo producto, pero tampoco uno tan alejado del original que nos duela por ser un desconocido. Añoramos la satisfacción de la primera vez, aunque deseamos algo fresco porque no somos las mismas personas. Esta polarización, producto de la nostalgia en el videojuego, nos desconcierta.

La nostalgia, una palabra procedente del griego clásico (νόστος [nóstos], «regreso», y ἄλγος [álgos], «dolor»), es un sentimiento de pena o tristeza producida por el recuerdo de una pérdida o la evocación de algo pasado. Conectamos con experiencias que nos marcaron, preferiblemente de forma positiva, obteniendo una cierta gratificación o bienestar. Además, suele ser un mecanismo que se activa a través de estímulos externos, como imágenes y olores, o con estímulos internos, como respuesta a épocas emocionalmente difíciles. De ahí que, sin rodeos, Streets of Rage 4 se haya abierto hueco en mi biblioteca digital desde su enérgico lanzamiento. El título es y seguirá siendo el principio de una de mis grandes aficiones. Ese recuerdo es imborrable.

Cartuchos de nostalgia

Llámese Final Fantasy VII Remake o Streets of Rage 4, la nostalgia no es solo una mera excusa para llenar las arcas de monedas, aunque algunas compañías le hayan adjudicado ese papel. Lo cierto es que el sentimiento origina beneficios en la salud mental de la persona. Refuerza los vínculos sociales, nos invita a revisarnos desde una perspectiva positiva y mejora nuestra autoestima. Estos y otros detalles quedaron al descubierto en el estudio Running Head: Video Game Nostalgia and Retro Gaming (WULF, BOWMAN, RIEGER, VELEZ Y BREUE, 2018), una investigación centrada en la nostalgia que provocan los videojuegos y nuestra relación con ellos.

La aparición de Streets of Rage 4 no solo ha despertado en mí nostalgia, sino una sensación de madurez y evolución como persona y jugadora. Más de 20 años y abundantes vivencias me separan de una niña que probaba los videojuegos solo por entretenimiento. Por ende, he crecido al lado de un medio que tiene aún mucho que avanzar, a pesar del progreso conseguido hasta ahora. No obstante, esa niña forma parte de mi identidad. Es la que de vez en cuando salta a consolas y juegos antiguos con una sonrisa, un poco por añoranza y otro poco por satisfacción. Acceder al nuevo título de la saga ha reconciliado mi infancia y madurez.

El pasado es, a fin de cuentas, una potente herramienta si sabemos gestionarla. A medida que medio y jugadores crezcamos, la nostalgia se hará más frecuente. Mirar al ayer con un poco de añoranza reafirma lo que fuimos y a la vez nos ayuda a meditar sobre la hoja de ruta que estamos siguiendo. Hubo momentos buenos y malos, pero estos no deben delimitar ni sustituir por entero el mañana. Tener la capacidad técnica de trasladar videojuegos clásicos o referentes no debería incapacitarnos para crear nuevos. Tampoco deberíamos rechazar la nostalgia por el uso que hagan otros de ella.Música, escenarios, personajes, ambientación, movimientos, ítems, jugabilidad… El equipo detrás de Streets of Rage 4 no solo ha trasladado la saga a la actualidad, sino que le ha dado solidez contemporánea. Más allá de si el título es un ejemplo de resurrección satisfactoria o no, es casi un primer amor para aquellas personas que comparten esas memorias conmigo. No ya como algo individual, sino como algo histórico de los videojuegos. Volver la vista atrás y reconocerle un pasado al medio es una tendencia un tanto olvidada, pero es igual de valiosa que mirar hacia el futuro.

Colaboradora

Apasionada de los videojuegos independientes y de la comunicación, no duda en hablar sobre videojuegos allá donde es bienvenida. La curiosidad me lleva a buscar respuestas en los lugares menos sospechados, así que siempre tengo preparadas algunas preguntas.

  1. Bertt

    Si tu primera consola fue la Sega Mega Drive debes ser buena gente al 100%. Bienvenida Deborah!

  2. PUNKOMAN

    Yo empecé antes, con Master System, pero también fue una Mega drive II (comprada en el recién estrenado Toys R us) la que definió mi vida de jugón. Y, concretamente, fue aquél cartucho, comprado por 1900 pelas en el «Game Over» de Palma, con el Golden Axe, Streets of Rage y Shinobi, el que más me marcó por aquél entonces. Puedo decir que aquél cartucho, junto con el de probotector, ha sido el sistema de almacenamiento secundario más importante de mi vida.

    Es imposible ponerle un sólo «pero» nostálgico a la obra de esta buena gente: Juegas a este y a su Wonder Boy y entiendes que no sólo son usan la nostalgia como pilar o gancho, si no que la entienden y la aman cómo lo hacemos muchos, implantándola de la mejor de las formas.

  3. Sams

    Bienvenida Deborah. Gran articulo. Me quedo con lo de «Tampoco deberíamos rechazar la nostalgia por el uso que hagan otros de Ella» porque estoy 100% de acuedo con ello.

  4. sodom

    En el mismo día, análisis y un artículo cojonudo de Streets of Rage.
    Si ésta va a ser la nueva Anait, sólo puedo gritar: GRAND UPPER!!!
    Fichajazo Deborah

  5. Pepetrucci

    Bravo! Genial carta de presentación Deborah, ya espero con ganas tu siguiente artículo 🙂

    Yo también soy seguero veterano, primero Master System y luego Mega Drive. Quién me iba a decir en aquel entonces que 25 años después estaría dándole al Streets of Rage 4 en una consola de Nintendo.

  6. jotagesaurus

    Me uno a los elogios a este genial pistoletazo de salida :bravo: , ansioso de seguir leyéndote ¡Bienvenida!

    Espero que de vez en cuando tú y los demás colaboradores nuevos se pasen por el podcast.

  7. alexman85

    Articulazo para tu debut, Deborah. Bienvenida!

  8. lukiat

    Bienvenida, Deborah! Y pedazo de artículo para empezar 😀

  9. Mijel

    Bienvenida! Gran estreno!

  10. Yurinka

    Bienvenida y mis dieses por el texto. Como fan de los juegos viejunos y los beat’em up en particular (estoy disfrutando mucho Streets of Rage 4) me siento identificado.

    El estudio enlazado pinta muy interesante, me lo leeré esta noche cuando tenga tiempo.

  11. Shalashaska

    Bienvenida Deborah!! Mi primera consola también fue una Megadrive II con el megagames que llevaba 6 juegos (con la caja del toys’r’us), con el primer Streets of Rage. La de horas que le eché. Y no fue hasta muchos años después, casi 20, que me lo pasé a dobles con mi hermano en la misma consola. Un gran momento.

  12. NahuelViedma

    Veo que arrancamos pisando el acelerador a tope, gran artículo y bienvenida Deborah !!! La nueva Anait tiene pintaza.

  13. flipper83

    Genial primer artículo de muchos ^_^ con ganas de más

  14. raül

    Mi pregunta es: es una buena puerta de entrada? Convalida a los títulos anteriores?

  15. sodom

    @burnid
    En mi opinión sí, sin duda. El principal leit motiv de este SoR 4 creo que es traer al presente de manera muy fidedigna una saga clave de nuestra infancia/ adolescencia. Si por edad, ser nintendero, etc, no jugaste a los clásicos, este 4 es un juego válido y disfrutable por sí mismo, teniendo en cuenta que es un beat ‘em up de corte muy clásico.
    De todas formas, tienes la Megadrive Collection con los 3 originales (más Golden Axe, entre otros muchos), mejor de precio incluso. Así que no tienes excusa!!!

  16. Sastometro

    A tope con la nostalgia!!

  17. raül

    @sodom
    Muchas gracias!

  18. DarkCoolEdge

    Mola, bienvenida a Anait 🙂