Cinco juegos de coches que deberías jugar este verano

¡El verano! Vaya época de locos: todo ese tiempo libre, si sois universitarios, o todo ese tiempo lleno de cosas que hacer pero sin ganas de hacer ninguna de ellas, si sois como nosotros. Además, el verano es una época en la que no salen demasiados juegos. Si alguna vez habéis notado la ausencia y sois de esos que no acumuláis juegos durante las otras tres estaciones con la esperanza de poder dedicarles tiempo cuando llega el calor (y los chicos se enamoran: es la brisa y el sol), ¿qué mejor que unas cuantas listas de juegos a los que podéis echarles el diente hasta que llegue septiembre y el mundo sea una mierda de nuevo? Las hemos dividido por géneros: hoy tocan los de coches (sí, coches, no conducción: conducción es más sinónimo de simulación, cambios de marchas, aburrimiento: aquí se trata de correr a toda pastilla y vacilar al volante). ¡A disfrutar, chavalada!

Burnout Paradise

Nada más apropiado para el verano que un juego en el que Axl Rose nos bombardea los oídos constantemente pidiendo con sus gemidos de adolescente borracha que le llevemos a esa ciudad donde la hierba es verde y las chicas son guapas: Paradise City, el escenario perfecto para un juego de conducción que a día de hoy se mantiene tan actual que asusta. Igual que en las librerías ponen una sección de lecturas veraniegas, en las tiendas de juegos debería haber una estantería de juegos veraniegos donde hubiera diez mil copias de Burnout Paradise, porque sirve para todo: puede que quieras unas partidillas ligeras, matar unos minutos mientras esperas a que llegue alguien a buscarte para ir a la playa, y ahí las tienes: párate en cualquier cruce de carreteras, pulsa acelerador y freno al mismo tiempo y corre, o simplemente pasea por la ciudad (¡paseos a doscientos por hora!) rompiendo carteles, buscando atajos o haciendo el cabra en un sentido más general; pero puede que quieras una experiencia más amplia, más profunda en cierto modo, y ahí la tienes también: compite online, mejora tu carnet, consigue todos los coches, explora la ciudad para encontrar todos los carteles y el modo de romperlos… Las horas de juego son incontables, y el placer que proporciona Burnout Paradise es inaudito. Casi se puede sentir el viento en la cara, y no hay nada más divertido que esas carreras de punta a punta de la ciudad, haciendo takedowns y viendo cómo nuestros oponentes van chocándose espectacularmente con otros coches o con las putas paredes. Burnout Paradise es un subidón constante y, aunque seguramente muchos de vosotros ya hayáis jugado, siempre es un buen momento para volver a darle un tiento; los que no, recordad que los usuarios de PS3 lo podéis tener gratis durante un mes con la oferta de PlayStation Plus que Sony está llevando a cabo como compensación por las movidas con PSN. No digáis que no avisamos.

Blur

Bizarre Creations cerró, y nos dio mucha pena; nuestra forma de recordarlos fue este artículo, pero no se me ocurre un mejor momento que este para recomendar que le deis una oportunidad a su última incursión en las carreras. Aunque Blur no tuvo malas críticas en su momento, las ventas no acompañaron y, a no ser que todos vosotros, lectores, tengáis el mejor gusto del planeta y las apenas 500.000 copias vendidas sean todas a vuestra cuenta, es probable que lo dejarais pasar en su momento; mal hecho. Blur se puede comparar con Mario Kart y ahí estaban casi todas las críticas que se le hacían: a pesar de su estética más realista y las licencias de coches y los escenarios basados en ciudades que existen, la rifa del todo o nada, como en Mario Kart, se está llevando a cabo en todo momento, y un ataque de un rival en un momento poco oportuno puede hacer que pases de primera posición a última con una facilidad pasmosa. Esto frustró a algunos más que a otros, pero en cualquier caso hace que el modo multijugador, gigantesca baza de Blur, sea tan divertido que me den ganas de expulsar la leche por la nariz sólo de pensar en él. Tarde aburrida, mediados de julio: llama a tres colegas y que se pasen por tu casa a beber Coca-Cola y jugar a Blur, ya verás qué bien. A este juego le debo haber recuperado, después de tantos años, el multijugador a pantalla partida, y la verdad es que va muy bien. Se nota que Bizarre era una desarrolladora que sabía lo que hacía, y por eso en este juego no hay casi nada que falle: desde el control, que es suavísimo y magnífico, hasta las pijaditas como compartir cosas en Twitter desde los menús, todo se nota bien pensado y ejecutado. Una lástima que la cosa no saliera bien y, para colmo, compartiera época de lanzamiento con…

Split/Second

Si ya es difícil que tu juego triunfe estando las cosas como están, todavía más difícil si encima te las tienes que ver con un juego de planteamiento más o menos similar (en un primer vistazo, ambos son juegos de carreras arcade; luego no tienen nada que ver, claro). Split/Second, de todos modos, vendió todavía menos que Blur: ninguno llegó al medio millón de copias en Europa, pero el juego de Black Rock estuvo todavía más lejos de llegar. Me da la sensación de que hubo un problema de ceguera generalizada, o quizá es que estoy loco: Split/Second es quizá el juego más infravalorado de la generación. Donde yo veo uno de los juegos más pulidos, espectaculares, divertidos, frenéticos y desde luego uno de los que más me ha atrapado de todos los que he jugado en una PlayStation 3, el resto del mundo parece ver algo a lo que no prestar atención: y esto me parece muy feo, sobre todo cuando estoy tan seguro de tener razón. Hasta el punto de partida es brillante: Split/Second es un show televisivo en el que los participantes tienen que conducir en carreras diseñadas por auténticos psicópatas, y cuyos trazados incluyen explosiones, aviones estrellándose, precipicios, derrumbamientos, edificios derrumbándose y todos esos ingredientes de primera calidad que conforman uno de los cócteles favoritos en esta santa casa: la pandilocura. Split/Second es pandilocura aplicada al género de la conducción, y es una pandilocura fina, elegante, suave y bien entendida (si los ataques a otros conductores no son absolutamente brillantes en este juego, que baje Dios y me dé un bofetón), un verdadero ejemplo de cómo se han de hacer los juegos de acción de esta generación. Split/Second debería venir de regalo con la matrícula de todos los cursos de diseño de videojuegos del mundo, y esto es un hecho. Así que aprovechad el tiempo libre para jugarlo de una vez, malandrines, y más ahora que, como Bizarre, Black Rock ha echado el candado.

Stuntman Ignition

Con el más terrible espanto impreso en mi cara recibo las reacciones de mis conocidos cuando hablo de este juego: «¿pero y eso qué es?», suele ser la respuesta más común. Entre nosotros, aguerridos hardcore gamers sin miedo a nada, Stuntman Ignition es ese juego que amamos o del que al menos hemos oído hablar, pero para mucha gente su lanzamiento y su paso por las tiendas fue tan silencioso que ni siquiera llegaron a percatarse de que existía. Esto, lógicamente, es una desgracia: un juego en el que, a lomos de vehículos de todo tipo (desde deportivos hasta hovercrafts, pero sin olvidarnos de las motos, los humvees o incluso un puto Batmóvil), interpretamos secuencias de acción para películas en el siempre atractivo papel del doble. El primer Stuntman era una desgracia de juego, reconozcámoslo, pero al comprar la franquicia THQ y asignarle el desarrollo a Paradigm la verdad es que salió un arcade de conducción bastante magistral. Y digo arcade con todo lo que ello implica: niveles cortos, combos, rejugabilidad, un sistema de puntuaciones genial… Ahora mismo debe de estar en las tiendas por unos tres euros, así que id a comprarlo con un billete de cinco y todavía os quedará cambio suficiente para ir al bar de al lado y tomar un café. ¡Venga, dejad de leer! ¡No, no, mejor no, que todavía nos queda uno!

Hot Pursuit

Need for Speed: una franquicia que pasó de ser lo mejor a ser lo peor, sólo para coger carrerilla y volver a ser lo mejor a la velocidad de la luz. Cuando este Hot Pursuit salió, la imagen de Need for Speed ya estaba suficientemente dañada como para que su recepción no fuera todo lo buena que merecía, pero lo cierto es que merece toda la atención y más. Que Criterion esté detrás del desarrollo debería ya ser significativo (sobre todo porque no se cortan demasiado a la hora de beber de Burnout, la franquicia que les hizo famosos), pero los nostálgicos se alegrarán de saber que además Hot Pursuit apunta muy directamente a los primeros Need for Speed y devuelve los deportivos desaforadamente lujosos y las persecuciones policiales ridículamente veloces al primer plano que nunca debieron abandonar. Quizá no es el primer juego en el que uno piensa al buscar juegos que pasaron desapercibidos (la cobertura y la campaña de marketing fueron amplias), pero sí que tuvo una recepción menor, que no peor, de la que debería; es un juego reivindicable, creo. Cierto tipo de juego de conducción es sinónimo de diversión pura: Hot Pursuit entra totalmente en esta categoría, y por ello es uno de esos juegos que, si no jugaste en su día, deberías plantearte muy seriamente comprar y dedicarle unas cuantas de esas preciadas horas de verano, tan llenas de actividad y emociones fuertes.

[La ilustración que encabeza este artículo es de Ricardo Escobar. Clic en su nombre para ver más dibujos suyos.]