Hace un mes, Legendary Pictures reveló que Duncan Jones dirigirá Warcraft y miles de bloggers lo celebraron con trompeteos de matasuegras. A estas alturas, alegrarse de que anuncien la película de un videojuego es como aplaudir si te dicen que un macaco sordomudo va a reinterpretar La Traviata, pero lo de Jones esconde un matiz diferenciador. Además de ser, desde Mike Newell, el director más respetado de cuantos han aceptado el desafío de filmar juegos, Jones también es un jugador confeso. No es raro encontrárselo comentando sus hazañas en Borderlands, Call of Duty o XCOM, y hasta colaboró con una malograda desarrolladora británica, Elixir Studios, como director de secuencias de vídeo. En una entrevista para Badass Digest, declaró que se sentía «escéptico respecto al número de directores que dicen ser gamers, ya que hacer películas lleva tanto tiempo que no te queda un momento para ser un jugador hardcore». Ni siquiera para él es fácil, y en otra ocasión admitió que últimamente sólo encuentra huecos para jugar en su iPhone. Sin embargo, Jones arrastra desde la infancia un bagaje cultural en forma de recuerdos color sepia con nombres como Exodus, Dungeon Master, Barbarian y The Bard’s Tale.
Echando un ojo a esos títulos, se entiende el interés que pudo despertarle Warcraft. De hecho, Jones no ocultó su entusiasmo por el proyecto incluso cuando Sam Raimi todavía figuraba como capitán del barco. Ya con la película en el bolsillo, dejó de lado sus planes para un thriller inspirado en Blade Runner y un biopic de Ian Fleming, dos opciones que parecían encajar mejor con un hombre comprometido con sus propias ideas. Pero según él, Warcraft puede ser la franquicia ideal para hacer «una película de videojuegos como es debido», una opinión que en sí misma encierra el debate entero sobre cine y videojuegos.
Al hablar de la adaptación de Warcraft, la cuestión no es si Duncan Jones es un tipo con talento, si se siente motivado por el material, o incluso si Blizzard se toma en serio todo esto. Con tan sólo dos películas, Moon y Source Code, Jones ha demostrado ser una de las mayores promesas del nuevo Hollywood. Blizzard también parece interesada en mantener un estándar de calidad: han seguido de cerca el desarrollo de un guión de Charles Leavitt, cuentan con un puesto en el equipo de producción a través del diseñador Chris Metzen, y por lo visto, hasta mandaron al pobre Uwe Boll a cascarla sin contemplaciones cuando quiso añadir el proyecto a su circo de variedades particular. Digamos que se puede asumir que Warcraft está en buenas manos. Pero la pregunta que cabe hacerse no es si Warcraft será una buena película, sino si será una buena película de videojuegos.
Para elucubrar sobre el enfoque que Jones y Leavitt buscan, nada como darse un garbeo por Twitter, esa ruidosa taberna digital donde uno puede pescar declaraciones de todo tipo sin las zancadillas de relaciones públicas y community managers. Poco antes del anuncio de Legendary, Duncan Jones sacó a relucir el eterno problema de la narrativa en los videojuegos al soltar «el único juego que recuerdo haber jugado por su historia es The Walking Dead de Telltale Games». Esto no fue una mera exageración fruto de una partida recién terminada, porque al aluvión de comentarios posterior respondió reafirmándose repetidamente. Ni Deus Ex, ni Monkey Island, ni Bioshock, ni Skyrim le parecen juegos con potencial dramático. De hecho, el énfasis que puso en la palabra único indica que el de Warcraft tampoco le parece exactamente un argumento memorable. Ni hace falta que se lo parezca, porque la razón que empuja a la gente a jugar Warcraft, el motivo por el que es una saga laureada entre los aficionados, es por la experiencia interactiva que ofrece. Esa experiencia es la que permite que las vivencias de cada partida sean únicas, lo que permite que cada jugador sea autor y protagonista de su propia aventura. Es la base funcional de todo videojuego, pero sobre todo de uno como los Warcraft y especialmente World of Warcraft.
Que Walking Dead sea el único juego que Jones ha jugado por su historia es reseñable porque da una idea sobre cuál puede ser su postura respecto a todo esto. Hace poco, sugerí que Walking Dead se acerca peligrosamente al reino de la narración pasiva, situándose más cerca de una miniserie de televisión que de un videojuego en el sentido estricto. Gracias a esto, disfruta de un guión mucho más sofisticado que la mayoría de juegos y puede forzar su propio ritmo en el jugador. Seguramente, un director de cine encontrará todo eso muy atractivo. Pero no reduce el valor narrativo de otros juegos. Simplemente ese valor narrativo es extraordinariamente difícil de replicar en el cine, ya que requiere el medio interactivo para poder existir.
Cuando hablamos de la historia de World of Warcraft, en realidad hay que referirse al universo dinámico y cambiante que generan todos sus usuarios, a sus interacciones y experiencias intransferibles. Sin ellos, el trabajo creativo de Blizzard no es más que un conjunto de accidentes geográficos y monstruos esperando ser descubiertos. Por sí solo, el juego carece de sentido y su universo no puede eclosionar.
Es por ello que hablar de adaptar World of Warcraft al cine suena tan confuso y esotérico como filmar una adaptación de la ciudad de Segovia. En todo caso, se podrá contar la historia de alguno de sus habitantes, para la cual la ciudad servirá de telón de fondo. El mundo de los MMORPG no está exento de drama, y alguno ya recordará la epidemia de sangre infectada que asoló al propio Warcraft en 2005, o la historia de aquel padre que contrató a un asesino virtual para acabar con todos los personajes de su hijo ludópata. Trey Parker y Matt Stone utilizaron una premisa similar para su episodio de South Park “Make Love, Not Warcraft”, que además de ser un vistazo divertido a World of Warcraft, podría hasta considerarse la única adaptación coherente de un videojuego al cine o la televisión.
“Make Love, Not Warcraft” funcionó no sólo por contar con un guión ingenioso y el trasfondo de Warcraft, sino porque convertía el conjunto de experiencias que supone jugar a un videojuego en el eje de su sátira. Parker y Stone no escribieron una historia sobre World of Warcraft, escribieron una historia sobre los jugadores de World of Warcraft. Porque los videojuegos no son la historia escrita de su protagonista, sino la historia escrita por el jugador, quien interpreta a ese protagonista. Poner en duda que Duncan Jones repare en este detalle sería injusto, y realmente, ni siquiera sabemos cual es el enfoque para su película más allá de la promesa de ser algo con «mucho sentido». Durante su charla sobre narración interactiva en Twitter, no obstante, transmitió una idea extraña de lo que le sugieren ciertos recursos estilísticos propios del videojuego.
Para subrayar que lo que resulta definitorio en algunos juegos no siempre funciona bien narrativamente, Jones aseguró que el uso de la cámara subjetiva es una mala forma de contar una historia. No se refería a planos aislados, sino a la creación de un relato entero mediante esa técnica, incluido cualquier juego FPS. «¿Cómo voy a empatizar con un puñetero pistolero al que nunca veo?», se preguntaba. Mi respuesta sería que la propia pregunta parte de un error, ya que la cámara subjetiva no busca crear un puente entre dos individuos, sino introducir al público directamente en el espectáculo de ficción. En el cine, el ejemplo más obvio está en el porno, donde la cámara subjetiva goza de todo un subgénero y, naturalmente, el objetivo es hacer que el espectador se crea protagonista y no un mero voyeur. En los videojuegos pasa exactamente lo mismo, pero con razón de más por tratarse de un medio verdaderamente interactivo.
Que Duncan Jones realizase esa separación inconsciente entre personaje protagonista y jugador encaja con su aprecio por el estilo narrativo de Walking Dead. También concuerda con sus declaraciones a Badass Digest, donde enfatizó que el atractivo del guión de Charles Leavitt no reside en el cómo se juega a Warcraft, sino en “su forma de crear el mundo del juego e involucrar a la audiencia en él”. Dicho así, recuerda a Avatar, una película que seguramente habría funcionado mucho mejor como videojuego, ya que basaba gran parte de su atractivo en la inmersión de su protagonista en un mundo imposible mediante la posesión de un cuerpo ajeno. Avatar triunfó como experiencia voyeur, pero para poder cumplir completamente con su cometido, necesitaba introducir a la audiencia en la piel de su protagonista de una manera que sólo el medio interactivo puede permitir.
Si Duncan Jones y Blizzard apuestan por una experiencia contemplativa con orcos y elfos repartiendo estopa, aún podrían lograr hacer una película de fantasía digna y codearse con los hobbits de Peter Jackson. Pero hasta en ese supuesto, quedaría la duda de si algo así retrata realmente lo que significa World of Warcraft para los millones de personas que lo juegan a diario. Cabría preguntarse si no habría dado lo mismo inventarse cualquier otro mundo imaginario, o si a eso se le puede llamar realmente adaptación de un formato interactivo.
Lo único seguro es que Duncan Jones es el director más indicado al que hayan propuesto llevar cualquier juego a la pantalla. No ya por su destreza tras la cámara, sino por su familiaridad con un medio tradicionalmente marciano para otros autores. Incluso es posible que se me esté escapando algún detalle que respalde por completo aquellos puntos en los que creo discrepar con él, ya que a modo de giro argumental, confieso que nunca he jugado a Warcraft. Todas las ideas respecto al juego que he expuesto hoy aquí están basadas en mi propia experiencia con otros videojuegos y varias conversaciones con Eling Chung, una dibujante china que abandonó la carrera de medicina por ser más habitante de Azeroth que de la Tierra.
El día de mañana veré la película de Warcraft haya llegado o no a jugar al juego, y confío en recordar alguna de las historias que me contó Eling. Aunque mostrarse reticente a las adaptaciones de videojuegos es una reacción natural tras años de desgracias, al menos sé que Duncan Jones también tiene algo de chino que suspende medicina. De él depende que esa faceta suya eche mano de la creatividad que dio lugar Moon o Source Code. Quizá así, no sólo habrá razones para disfrutar de una buena aventura de capa y espada, sino de la «película de videojuegos como es debido» que él mismo prometió.
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Es imposible hacer una película sobre la experiencia que supone para un jugador WoW, a no ser que se le dé el enfoque de fantarealidad que le dio Daniel Monzón a El Corazón del Guerrero, su ópera prima. Y algo así NO va a funcionar.
Por lo tanto, la película contará una historia que acaece en el universo Warcraft, nada más. Y nada menos.
Creo que todos esperamos esta película, y no porque seamos o no fans del universo Warcraft (yo personalmente no lo soy) sino por saber si es posible una buena película sobre un videojuego, porque con antecedentes como Tomb Raider, Prince of Persia y lo que hay por ahí pues…
Pues yo me pillé un cabreo cuando se anunció esto. Duncan Jones me parece un director demasiado prometedor para perder el tiempo con películas de videojuegos. Una película de World of Warcraft no es necesaria, en cambio sí lo es (y mucho) esa ciencia ficción inteligente y emocional que deslumbra en sus dos primeras películas.
El universo de Warcraft (WoW incluído) tiene un lore bastante interesante que, pese a quedar lejos de otras sagas y franquicias del mundo del videojuego como pueden ser Mass Effect o Elder Scrolls, podría dar para una película más que interesante.
Sí, como juego, su objetivo es el de dar un mundo tan extenso como vivo, para que el jugador se sienta protagonista absoluta de grandes hazañas. Como cualquier buen MMO, vamos. Pero como universo es mucho más que eso, las tierras de Azeroth tienen su historia, sus héroes y sus conflictos.
Si se quiere ser comercial se explotará dicho trasfondo en forma de película épica; si quiere llegar a la fibra de los jugones, optará por algo más enfocado y centrado en el jugador y sus experiencias.
La espero con ganas (jugón de WoW here) pero realmente no sé qué esperar de una película así. La historia de Warcraft ya está muy bien contada en el propio juego (y de forma mucho más interactiva), y por su profundidad y extensión no creo que un director se atreviese a cortar ninguna parte concreta. ¿Qué parte de la historia coges? ¿El Pozo de la Eternidad? ¿Rasganorte? ¿Draenor? ¿La Guerra de los Ancestros? ¿La Segunda Guerra? ¿La Tercera Guerra?
Tengo curiosidad (y mantengo la fe) respecto a por dónde podría ir un juego enfocado a las experiencias del jugador y que pueda llegar a la fibra del jugador, como dice @nycterix.
El lore de Warcraft es mas complicado que el argumento de Metal Gear a estas alturas ya. Soy un negado para retener lo medievalofantástico. Hagan lo que hagan unos u otros odiarán la película. Los fans o el público general.
Sobre el propio Duncan Jones diré que así como Moon me pareció una gran película, Código fuente creo que está sobrevaloradísima. De hecho a mí me pareció un pufete bastante predecible. Así que pienso que es pronto para encumbrar al señor Jones.
No sé como será la historia del WoW, pero la del WC3 es totalmente estúpida. Imagino que empezará por ahí, y no por el mmo.
Del director sólo he visto Moon y me pareció bastante sosa. Yo no le habría dado un presupuesto tan enorme a alguien que hace pelis tan «intimistas».
Grande Duncan Jones (Moon es una maravilla y Sam Rockwell está estupendo en ella) y grande @liberance por el articulazo. Como ex-jugador de World Of Warcraft, cabe decir que más una vez mojé bragas pensando en la buena carne de celuloide que podría ser el juego, aunque con un lore tan extensísimo en casi todas sus partes ya me hice a la idea de que es una misión suicida y como que dejé de desearlo.
No puedo evitar debatirme entre el entusiasmo y el miedo, y eso me da rabia porque este director siempre me ha dado buenas vibraciones, pues a pesar de que Jones es un tío que me gusta mucho, no las tengo todas conmigo para deliberar si será capaz de manejar algo tan grande como una adaptación de WoW. Así que en cierto modo se podría decir que razón no te falta.
«la pregunta que cabe hacerse no es si Warcraft será una buena película, sino si será una buena película de videojuegos»
No estoy para nada de acuerdo con esa afirmación. No importa lo que vayas a adaptar, si pretendes hacer una película más vale que sea una buena película. Y luego, teniendo eso, ya habrá tiempo de contemplar otras cosas. Si la película es mala, poco importará si refleja o no refleja un aspecto concreto.
Dicho lo anterior, pienso un poco como Preacher, preferiría que siguiera haciendo cosas originales en vez de meterse en este berenjenal. No obstante, la verdad es que me apetece (y mucho) ver esta peli.
@friki
Evidentemente, tienes razón. Pero lo que Liberance pretende decir es que, para hacer una buena película de fantasía medieval, no hace falta recurrir a una licencia carísima como la de WoW.
Ni tampoco, a un director prometedor como éste. Aunque a mí Source Code me parece una auténtica mierda. Así que ya que Jones se llena tanto la boca con esas declaraciones tan grandilocuentes y ningunea la narrativa propia de los videojuegos, debería preocuparse de hacer un filme que capte de alguna manera la esencia del juego, o las experiencias que se supone que transmite a sus jugadores, y no una simple fotocopia de fantasía medieval pajera.
Opinar del trasfondo e historia de un juego sin haberlo jugado: TODO BIEN.
@freecheeseburger
Dejar un comentario que no tiene nada que ver con lo que se dice en el artículo justo después de que otro lector explique de lo que trata: TODO MEJOR.
@sabin
No lo había entendido de esa manera, mea culpa. La verdad es que estoy de acuerdo a medias. Lo que comentas de que para hacer una película de fantasía medieval no es necesario recurrir a este juego es completamente cierto, pueden crear un mundo original o adaptar cualquier otra cosa (Elric lleva años esperando el autobús). Por otra parte, ponerle el nombre de Warcraft te asegura un pelotazo importante el primer fin de semana, y sabemos que en el fondo lo único que les interesa es hacer dinerito, por eso últimamente van como locos adaptando todo lo que encuentran.
No estoy de acuerdo con el segundo párrafo. Entiendo la postura, pero no puedo compartirla completamente porque sigo pensando que si Jones consiguiera sacarse de la manga una obra maestra (todos sabemos que no será así, pero imaginemos que es «igual de buena que» moon), ¿realmente importaría tanto si se centra en la experiencia de juego o en el universo del mismo?
Y evidentemente estoy hablando de lo que los espectadores pensaríamos (como hacía el redactor del artículo), porque si queremos especular de lo que finalmente hará… como decía otro lector un poco más arriba, seguro que tira por adaptar alguna de las etapas más famosas de la historia del juego (yo apuesto por la caída de Arthas), que al fin y al cabo será lo que venda.
Pero es que no estas haciendo una pelicula de fantasia epica: estas haciendo una pelicula de WoW. Y no puedes decir que «
porque no es así.
Porque WoW es un universo propio, con sus propias historias, héroes y villanos.
Porque por esta regla de tres, no habría que licenciar absolutamente ningún producto cultural para hacer otro producto cultural.
@friki
@freecheeseburger
Un videojuego no es como una novela o una película, que existen en sí mismas y siempre se desarrollarán de la misma manera. La historia de un juego, y no digamos ya un multijugador, es aquella que crea el jugador con sus pequeños matices. Duncan Jones habla de hacer algo así como la película de videojuegos definitiva, y yo no creo que adaptar parte del trasfondo argumental de un juego, algo que en sí mismo no es el juego, sino un ingrediente más para que la futura suma funcione mejor, pueda considerarse la mejor opción de cara a hacer una adaptación de ese juego, sea el que sea. Aunque un ejemplo con un medio pasivo no es la mejor manera de ilustrarlo, sería como hacer una adaptación de El Señor de los Anillos utilizando de base sólo sus apéndices. O querer hacer una sopa de lentejas sólo con un bote de aceite de oliva y zanahorias. Aunque son elementos que según como se mire, pueden ser hasta imprescindibles, ni son lo más importante ni lo que define el resultado.
Y que se digan estas cosas con World of Warcraft me parece significativo porque, además, da la casualidad de que ya fue el juego utilizado, aunque fuese de pachanga, en la que yo considero única buena traducción del universo y sensaciones de un juego al cine o la televisión: el episodio que menciono de South Park.
@liberance
Ese episodio era muy bueno, no hay duda, pero no se si funcionaría durante dos horas como «película de warcraft». Está muy bien como lo que es, veinte minutos muy interesantes.
PD: hacía tiempo que no tenía una conversación en el marco de los videojuegos con gente que no sean unos fanboys insultando; les presento mis respetos, caballeros
Bastante de acuerdo. The Avengers puede ser una buena adaptación del comic, e incluso un espectáculo pirotécnico agradable, pero como película apesta. Y eso que respetaba bastante señor Joss Whedon, principalmente por sus series.
A lo que voy es: a pesar de que me agrada la idea de que sean buenos directores, y no mediocres o directamente noveles, los que realicen adaptaciones de sagas de videojuegos bien valoradas, esto no asegura ni remotamente su calidad. Quisiera creer lo contrario.
Por otro lado, quizá sea imposible realizar una película de videojuegos en el espíritu que Liberance propone. Quizá. El episodio de South Park no ilustra, creo, la experiencia general del juego, sino la historia (referencial) de un grupo de jugadores. Es más parecido al ejemplo utilizado del segoviano con su ciudad de fondo que serviría para la hipotética película ‘Segovia’. Y, en todo caso, ¿una buena traducción del universo y sensaciones de un juego al cine o televisón debería no prescindir del jugador/jugadores como personajes? De ser así, se abriría un nuevo género. XD En el caso de South Park resulta relativamente fácil porque sus personajes están inscritos dentro de la misma serie, la cual por cierto, y hace bien, nunca se toma en serio. La película de Warcraft pretende tomarse (y ser tomada) en serio.
¿Qué complejo de inferioridad nos lleva a los aficionados a los videojuegos a reclamar una y otra vez que se dignifique al videojuego a través del cine? ¿No deberían ser los videojuegos, por sí mismos, los que se hagan respetar entre el gran público por méritos propios y no a través de adaptaciones?
World of Warcraft es un puto MMO basado en subir niveles para conseguir más fuerza para poder matar monstruos más grandes para poder subir más niveles para conseguir más fuerza para poder matar monstruos más grandes para poder subir más niveles. ¿Qué mierda de esencia de juego es esa para hacer una película? Cogerán el lore de Warcraft y harán una película de aventuras medievales más o menos resultona, a poder ser en la línea de El Señor de los Anillos para que los chavales se flipen mucho y compren muchos muñecos. Y eso, queridos amigos, está bien. Yo no necesito que venga una película para reivindicar nada, que hagan una mierda que entretenga al personal durante dos horas sin dar vergüenza ajena y podemos dar todos la misión por completada con éxito.
Las películas de videojuegos que se pasan por el forro el material original están muy mal, pero el caso contrario es caer en el fan service gratuito, que es todavía peor. El mejor ejemplo lo tenéis en la primera película de Final Fantasy, que cabreó a muchos fans pero a mí me pareció una cosa muy digna, sin lugar para chocobos o invocaciones. Luego hicieron Advent Children, que como película es una putísima mierda infecta a todos los niveles, cuyo único mérito es dar una excusa para que los fans de Cloud se hagan unas cuantas pajas a la salud de la cuenta bancaria de Square Enix.
Puede que la adaptación ideal se encuentre en algún mágico punto G intermedio, pero yo personalmente hace mucho tiempo que dejé de sentir la necesidad, o incluso la curiosidad, de ver una buena adaptación de videojuegos en la gran pantalla. Supongo que me gusta demasiado el cine para exigirle a los directores de talento que le dediquen algo de atención a adaptar jueguicos en lugar de realizar ideas propias originales.
@preacher
Creo que estamos de acuerdo. De hecho, yo también aborrezco Advent Children por las razones que citas. Aunque tampoco la anterior peli de Final Fantasy me pareció gran cosa, pero al menos no daba vergüenza verla.
Efectivamente, WoW es una mierda de juego, con una mecánica de mierda y un universo totalmente trillado y mil veces visto. Yo no necesito que los videojuegos se reivindiquen por medio de películas. Adoro los dos primeros Silent Hill y considero que la película no está del todo mal, aunque acabe haciendo aguas. Ello no impide que siga disfrutando de los dos primeros juegos, que trascienden más allá de lo que suele ser el cine de terror psicológico clásico.
Si fuera fan de WoW, no tendría ganas de ver la película porque considero que los más interesante que ese universo puede deparar son las situaciones que se pueden generar en el propio juego, gracias al universo creado por Blizzard y a la interacción de sus millones de usuarios.
Al fin y al cabo, no se trata de un juego con una historia y una estructura lineles, como suelen ser los ejemplos clásicos de videojuegos llevados al cine. Por eso, algunos consideramos que sería más interesante ver las situaciones disparatadas que surgen en torno al juego, más que por el propio juego en sí. Por poner un ejemplo claro: The King of Kong es inifinitamente mejor y más interesante que Wreck it Ralph! por esa misma razón.
PD: Ya que eres fan de Preacher, sí que me encantaría ver una buena adaptación del cómic de Ennis. A ser posible, en formato de serie y en HBO. 😉
Se presta a ello, se presta a ello. Ha habido intentos, pero nunca ha cuajado del todo. Ahora está el panorama un poco saturado, pero en cuanto acaben los juegos de tronos, los walking deads y los breaking bads una serie de Preacher podría ser la siguiente gran cosa.