Clickbait

Diablo III: La caída de Tristán

Diablo III: Veinte años de clics

El parche que lleva a Diablo III a la versión 2.4.3 ya está disponible. Una actualización más, podría pensar uno, de no ser porque añade al modo Aventura un evento temporal, La Caída de Tristán, con el que Blizzard celebra el vigésimo aniversario del click and slash con el que empezó todo.

La Caída de Tristán es, como sabíamos, un homenaje al primer juego que recrea, o hace referencia, sus dieciséis niveles; las dieciséis profundidades que había que descender hasta llegar al Señor Oscuro, Diablo, y pegarle una buena tunda. Es más referencia que recreación, ya digo; los filtros de imagen y los retoques en la interfaz lanzan un guiño al pasado, pero lo cierto es que se nota más Diablo III que otra cosa. Hay que tomarlo como lo que es: una fiesta, algo ligero, y que tiene los días contados, porque no es un añadido permanente al juego sino que solo estará activo durante el mes de enero.

Sin embargo, creo que podrían haber arriesgado un poquito más y haber creado algo más interesante. Las bases están ahí: la idea misma (el portal pixelado que aparece en las ruinas de Tristán, el cambio de registro radical, la estructura más rígida, referencia a su propio pasado pero también a los rogues en que está basado Diablo) me parece muy divertida, y podría haber servido para dar un soplo de aire fresco real a un juego que, y hablo como jugador más o menos veterano (mis cifras seguramente sean más humildes que las de mucha gente que lea este artículo, pero he jugado con cierta regularidad desde el día de lanzamiento), quizá nos ha acabado calando a la fuerza, un poco haciendo trampas, reculando en los puntos que más llamaron la atención de los fans críticos (como la Casa de Subastas, clausurada a tiempo pero siempre presente, y con razón, como ejemplo de la Blizzard más avara, una imagen infame que desde su fusión con Activision arrastra sin remedio aparente, por mucho Overwatch que saque) pero en el fondo apostando con firmeza por su nueva filosofía, sin duda distinta a la de las dos anteriores entregas, más amiga de la obsesión y la compulsividad que yo suelo asociar, quizá erróneamente, a los mercados orientales y las máquinas tragaperras. No hablé de Diablo en un artículo sobre los idle games y los clickers para provocar; lo hice porque creo que hay una retroalimentación sincera entre esos dos mundos que parecen tan lejanos.

Diablo III: Veinte años de clics

El cumpleaños que se celebra aquí es el de otra persona, sin embargo. Imagina la situación: tu familia te monta una fiesta sorpresa para festejar que llevas veinte años en este mundo, y de pronto ves que están poniendo vídeos en los que sale alguien que no eres tú. Es otra persona que quiere parecerse a ti: lleva ropa parecida, el peinado se da un aire, recrea situaciones similares a algunas que recuerdas de tu propia infancia, pero no eres tú. No solo no eres tú sino que es obvio que no eres tú: el disfraz es explícito, como si tu propia familia quisiera dejarte claro que el del vídeo no eres tú. Es una sensación muy rara la que se tiene jugando a La Caída de Tristán: es un capítulo muy corto pero que en ocasiones se hace más largo de la cuenta; es una buena historieta contada de tal manera que se hace pesada. Como es habitual en Diablo III, más allá del juego base el contenido a mayores (lo que hace que uno quiera volver una y otra vez) se basa en los números: las partidas se confunden entre sí mientras una hoja de cálculo hace sus cosas de fondo y nos lanza números cada vez más hermosos, más vistosos, que acaban dejando de representar el daño concreto que un sablazo individual hace a un demonio específico y casi pasan a ser la violencia total que puede ejercer nuestro muñeco contra el mundo que le rodea. Supongo que cada cual lo ve de una forma distinta. Lo bueno y lo malo de Diablo III es que te deja, no sé si por error, mucho espacio libre en la cabeza para cavilar, a veces más de la cuenta.

En ese sentido, La Caída de Tristán reaprovecha suficiente material del Diablo III estándar como para que sea fácil pensar que el homenaje ha sido menos ambicioso de lo que eso de «un remake del original metido dentro de esa tercera parte», como lo entendimos cuando se anunció, suene un poco exagerado. Es cómodo pero tiene sus detalles: las sidequests, el audio, hasta el vídeo final, un pegote encantador. La mayor parte del trabajo se hace en otra capa más superficial: en los logros, por ejemplo, que dirigen hacia la partida ideal de este evento (empezar con un personaje de nivel 1) pero también limitan, creando una lista de tareas pendientes de la que ir tachando puntos, la supuesta infinitud de las mazmorras aleatorias, el misterio y el temor de cruzarse con una zona nueva o un jefe inesperado o un enemigo especial. Es infinito en el sentido de que no se desintegra cuando completamos todos los logros, claro, pero se le da un final claro y con recompensa (igual de superficial: además del escaso equipo especial, insignias y otros premios cosméticos); en el descenso por la mazmorra los peligros no pillan por sorpresa, porque a eso hemos bajado: a buscar al dichoso Comemocos, por ejemplo, para tacharlo de esa lista de caza que alguien nos ha dado. Es una situación, en mi opinión conflictiva, con la que lidian muchos juegos recientes, claro. Parece lo mismo (tanto en Diablo como en Diablo III se trata de ir avanzando por niveles matando enemigos a base de clics, hasta eliminar al jefe final), pero no lo es.

La intención es buena, ya digo, o al menos eso parece; pensándolo fríamente, quizá sea que Blizzard quiere que algún que otro desencantado vuelva, por eso de la nostalgia, y acabe dedicándole un puñado de horas a un juego que, por lo demás, anima a refunfuñar. Te hace trampas sin preocuparse de ser discreto. Es evidente que ese Butcher no es el Butcher del primer Diablo. Siguiendo con los símiles, La Caída de Tristán es como si alguien te ofreciera un supuesto viaje en el tiempo y en realidad te llevara a un decorado lleno de gente con hombreras y la permanente. Supongo que eso vale para reenganchar a algunas personas, como ha sido mi caso (anécdota: iba a publicar este artículo hace más o menos el mismo número de horas que he acabado dedicando hoy a repasar, por decirlo de una forma bonita, Diablo III). En mi defensa diré que lo he disfrutado: aunque no lo veo tan relevante como el primero, soy de los que disfrutan el último Diablo, aunque es evidente que las intenciones actuales no son las mismas que tenía la Blizzard de mediados de los 90. La promesa del Nigromante, que está por llegar y sí parece añadir alguna novedad de peso, puede mantener la llama viva el tiempo suficiente como para que, en un momento de debilidad, aflojemos la gallina (el nuevo personaje sí es de pago) al sucumbir, por flojera proustiana, ante el recuerdo de Diablo II.

Hay una parte de irracionalidad en mi interés por Diablo III que me gusta mantener cerca, supongo que como en cualquier afición de este estilo; con La Caída de Tristán me ha resultado más difícil de la cuenta tirar de ella para compensar los cambios en Blizzard o el paso del tiempo o lo que sea, y me ha parecido una lástima que no se celebre un aniversario tan importante con algo un poco más sustancioso. Para temporadas y tormentos ya tenemos el resto del año.

  1. Capdecanoa

    El otro día nos lo pasamos en casa con la sensación de estar jugando 16 mazmorras más con un downgrade del aspecto visual. No he vuelto a jugar al I desde que lo sacaron pero las sensaciones de ahora y los recuerdos de entonces no encajan en un mismo discurso. Si me llegan a decir que estoy jugando fallas aleatorias me hubiera parecido creíble. Lo peor la sensación de «es ya tarde, a ver si se acaba ya y nos vamos a dormir».

  2. el_adri2020

    @petete_torete
    a mi casi me echan de un trabajo de lo enganchado que estaba al Diablo

  3. Narduril

    En mi caso Diablo III es un juego al que le he dado cientos de horas (llevo cerca de 1500 horas jugadas). El evento me ha dado unas horas, por conseguir la mascota de Butcher y la mascota secreta de la vaca, pero poco más. Es una pena que, siendo el 20 aniversario de una de sus franquicias estrella, Blizzard haya decidido darle tan poco peso. Poca cosa en Diablo III y poco en el resto de sus juegos, es más en algunos no hay nada.

    Seguiré jugando a Diablo III y picaré en el Nigromante, más porque igual que mataba Baals y Duriels a capazo, hacer rifts para mejorar el equipo un poquito más o subir esa gema un poco más, me sigue dando horas de diversión

  4. Rokuer

    Entiendo vuestro punto de vista, pero leyendo los foros oficiales uno se da cuenta de por qué Blizzard hace lo que hace: intenta contentar a los fanáticos.
    ¿Creéis que es posible criticar a una empresa por empezar una temporada de un juego el 31 de agosto? Sí, es posible. Lo he leído.
    A Blizzard se le perdonan muchas cosas pero se le exige lo que a la mayoría de empresas no. Supongo que su don es su maldición.

  5. juandejunio

    No lo he pasado mal con Diablo III, a pesar del nefasto lanzamiento y la casa de subastas (que tampoco duró mucho) el juego con los años ha cambiado y de muy buena manera. Lo he disfrutado como loco y volveré cuando salga el Necromancer obviamente.

    Lamentablemente jugué anoche este «remake» del Diablo I y aparte del filtro 90tero y los movimientos de los personajes no hay mucho mas que comentar, es solo un homenaje visual para sacar unos nuevos logros y recordar un rato el pentium que quemé jugando. Aunque claro, uno quizas espera más y realmente no es mas que esto, un homenaje a un juego dentro de otro, como lo ha hecho DOOM (2016) con esos cuartos ocultos del primero.

    Quizas nosotros estamos esperando demsaido y pecamos de sobre entusiasmo con algo que es lo que es, una anécdota simpática y nada mas.

  6. mio_tony

    La promesa del Nigromante, que está por llegar y sí parece añadir alguna novedad de peso, puede mantener la llama viva el tiempo suficiente como para que, en un momento de debilidad, aflojemos la gallina (el nuevo personaje sí es de pago) al sucumbir, en un momento de flojera proustiana, ante el recuerdo de Diablo II.

    ¿Momento de debilidad?, pagar algo más (que serán unos 40 pavos) por semejante intento de Diablo en Japón se consideraría una enorme ofensa a tu familia, y el único castigo a la altura sería el Seppuku. Pero estamos en España, aquí no tenemos ni vergüenza.

  7. mio_tony

    @rokuer
    A Blizzard no se le perdona nada, se lo perdonan los fanáticos, como bien dices.

  8. Víctor Martínez

    @mio_tony
    Para cuatro gatos que lo van a comprar en España tampoco hace falta ponerse así, hombre. Además, en Japón estas mierdas les encantan. Espérate a que metan sombreros de personajes de anime o sabe dios qué.

  9. mio_tony

    @chiconuclear
    TENGO LA REGLA

  10. Pep Sànchez

    @yurinka23

    No comentamos rumores o especulaciones. Pero vamos, me lo creo.

  11. PUNKOMAN

    @pep_sanchez

    Ya no es un rumor. Lo acaban de confirmar: Cancelado.

    https://twitter.com/windowscentral/status/818555855738208257

  12. Freeslave

    La caída de Blizzard North!
    Ayer volví a instalarmelo para ver si el tiempo había enfriado mi cabreo por la broma que me supuso Diablo 3 cuando salió. Duré un par de horas, seguí sin encontrarle el sentido. Gracias a ello, probé por fin Path of Exile, y me lleve una grata sorpresa. No es tan bonito, pero al menos es oscurete y la jugabilidad destila un tufillo D2 increíble, me paré a leer lo que había looteado, comparé objetos, sentí la obligación de volver al campamento para vender… no sé, todas esas cosas que hacían de D2 un buen juego. ¿Por qué a veces creemos que la simplificación es algo bueno?
    Diablo y Diablo 2 son juegos que a día de hoy, me parecen impensables para Blizzard. Y mira que hacen las cosas bien.

  13. Fanakito de Triana

    Si la idea era traer de vuelta a los jugadores con el remake este para vendernos el Necro, conmigo ha funcionado. Al evento le he dado una vuelta con la barbara que use en la salida y luego media para sacar un logro y la mascota. Quizás intento sacarme la mascota de empezar a level 1, pero de momento llevo 30 niveles de Leyenda con un PJ de temporada 9 (que empezó el sabado por la tarde).

    Además he evitado la tentación de hacerme un PJ en el server de no oficial de WoW vanilla que abría pronto. El modo aventura me parece super guay para jugar en plan casual. Una pena no haberle echado más rato cuando compre el Reaper, pero como tampoco tuve que analizar, simplemente jugué la historia para ver las nuevas zonas y quests.

  14. Fixxxer

    De acuerdo con lo que dice @chiconuclear y muy bien visto lo del símil de las fotos. Creo que los 20 años de Diablo merecían algo más. Pero no es menos cierto tampoco que la tontería del 20 aniversario me ha hecho volver a jugar, a hacerme otra maga de temporada, que jugando en desde lv.1 en nivel Tormento 1 al rift-celebración de Diablo 1 la cosa tiene un punto de reto y me ha hecho sentir algo parecido a lo que sentí en mis primeras partidas al Diablo original.

    Me había conseguido desenganchar del juego (aunque sabía que volvería, tampoco pretendo engañar a nadie, y menos aún a mi mismo) y ahí estoy de nuevo. Supongo que caerán otras 100-200 horas más.

  15. Víctor Martínez

    @fixxxer
    En otra pirula que escribí sobre Diablo III alguien comentaba que no le encontraba el sentido a dedicarle tiempo a este juego. Ese es el principal conflicto que le encuentro. Más allá de tachar la lista de la compra todo parece irrelevante y predecible, pero aun así yo mismo sigo jugando, dios sabe por qué motivo. Mucha gente vuelve cada temporada aunque luego salga escamado, hay algo muy compulsivo en Diablo III, que serán los colorines o los números o lo que sea, que no es lo mismo que había en Diablo o en Diablo II, que los he jugado recientemente y no son así. Es como que lo quisieron hacer una especie de trampa letal para enganchar a la gente y que nos dejáramos los cuartos comprando en la casa de subastas, pero cuando la quitaron simplemente se quedó la capa adictiva sin un fin específico: es todo echar horas hacia la nada. En el fondo es curioso, no puedo decir que no me guste Diablo III a pesar de todo.

  16. Fixxxer

    @chiconuclear

    Cuando dices ‘es todo echar horas hacia la nada’ lo clavas. Creo que el gran mérito de Blizzard con Diablo III ha sido convertir un juego vacuo, que se juega sin pensar y que te permite estar por otras cosas mientras juegas con el piloto automático. En mi caso escucho podcasts o la radio y pienso en mis mierdas mientras tengo el juego prácticamente muteado, todo a la vez.

    La combinación, para mi, se traduce en un pozo de horas sin fin, porque el juego resulta ser cero invasivo en mi cabeza. Y tras unos cientos de horas de entretenimiento vacío lo vuelvo a dejar unos mesecitos, hasta que otro buen dia random el virus del Diablo me vuelve a hacer click en la cabeza. Me fijo en el iconito en ese rincón de mi escritorio, le doy y vuelta a empezar.

    Más allá de la lista de la compra con sus checks hay un componente de jugar por jugar bastante jodido a la par que meritorio. Y todos los kudos para Blizzard, oye.

  17. Rocks

    @chiconuclear dijo:
    es todo echar horas hacia la nada.

    A mí esa revelación me vino tras gastar casi un año entero de estudiante en el Diablo original, hasta el punto de que cuando salió el II, me negué a instalármelo porque sabía que iba a caer de nuevo.

    Sin embargo el III, probé la demo por ver qué tal y no me enganchó lo más mínimo. Igual se me pasó el momento, pero todos los que pasamos por ahí creo que coincidimos en que el de Diablo es el click que mejor sabe (frase yonqui total).