Cuando uno piensa en juegos musicales, es normal que venga a la cabeza Rock Band, o Guitar Hero; acaso los arcades japoneses a lo Hatsune Miku, o quizá experimentos como Wii Music. Hay juegos musicales, pero no hay, creo, tantos musicales jugables. Eso es lo que propone Dominique Pamplemousse in «It’s All Over Once The Fat Lady Sings!», una aventura gráfica en la que el diálogo se lanza de la mejor forma posible: cantando.
Lanzado el año pasado y celebrado en premios tan prestigiosos como los IGF, esta aventura nos pone en el pellejo de Dominique Pamplemousse, detective privado al borde del desahucio que necesita encontrar un caso antes de que su casero le eche del despacho en el que vive, robando internet y siempre al borde del corte de luz. Como caído del cielo le llega un encargo de Prudence Van Dunng, empresaria de éxito de la industria discográfica, preocupada por la relación entre Casey Byngham, uno de sus cantantes pop más famosos, y Devon Van Dunng, su hija.
A base de preguntas y deducciones llevamos adelante una investigación con tantos giros, revelaciones y traiciones como uno podría esperar en una aventura gráfica de detectives, incluso en una como esta, en la que los escenarios y actores son todo arcilla y cartón: el stop motion que se usa para los gráficos es encantador, una técnica no muy explorada en videojuegos y aun así siempre aplaudida. Queda muy resultona.
Ni está al nivel de las producciones de Aardman ni quiere estarlo: Dominique Pamplemousse juega a propósito a ser un poco descuidado, tanto en lo aparentemente basto de su técnica (aunque por momentos me ha recordado a las películas de Guy Maddin, por ejemplo) como en la descacharrante manera en que están cantadas las canciones, siempre desafinadas solo lo justo para que escucharlas no se haga insoportable. Tiene un porqué, en realidad, y tiene que ver con un descubrimiento que ocurre en cierto momento de la aventura; quizá no es plato del mismo gusto para todos, pero si os hace gracia es fácil pasar un buen rato con Pamplemousse y sus canciones algo tontas sobre corrupción, juventud truncada y autotune.
El juego fue desarrollado por Deirdra «Squinky» Kiai, y se financió en parte a través de Indiegogo. Es un caso interesante: una aventura pequeñita, con la ambición justa como para saber abarcar justo lo que podía apretar, y que hace honor a la idea de Kiai de que «el público de los videojuegos ha sido mucho más inteligente y perspicaz de lo que la mayoría de gente de marketing ha creído históricamente»: Dominique Pamplemousse es también un juego inteligente y perspicaz, impensable en otra época.
Lo he jugado algo tarde, pero creo que el mensaje aún tiene sentido: es un muy buen momento para ser un jugador curioso, de esos con hambre de experimentación y nuevas formas de aproximarse a géneros y formatos que, de no ser por los creadores que se atreven a dar pasos en terreno menos conocido, estarían condenados a la irrelevancia.
Can videogames ever be art? Can art ever be videogames?
— Nonsense Questions (@CallMeSquinky27) abril 8, 2013
Podéis jugar a Dominique Pamplemousse in «It’s All Over Once The Fat Lady Sings!» en Windows y Mac, a través de Steam, la Humble Store o itch.io; también hay una versión para iPad y una demo.
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BIEN BIEN
Me parece que venía en un Humble Bundle hace no demasiado.
¿No os da mal rollo? Es como un Mr Boggus muy creepy.
Me he visto el trailer como tres veces seguidas, y estoy muy confuso… ¿Cómo puede ser que me parezca la cosa más bonita del mundo y, al mismo tiempo, la cosa más horrible del mundo? No sé si lo quiero, pero lo necesito. WOHT
Maravilloso
@samsks
gracias! joder, sabía que me recordaba a algo!
@samsks
Totalmente, aunque el propio Mr. Bogus ya era muy creepy jajaja
https://youtu.be/EKF7Xjwu5vM?t=48
@lolskiller
La verdad es que si. Especialmente el Boggus de plastilina daba una sensación rara, de que algo no iba bien…
Mmm… igual hay que darle un tiento. Hay que probar cosas nuevas y encima por solo cuatro euretes no hay pérdida posible.
Lo acabo de comprar