Guido Flichman y Matías Brunacci formaron Termotank en 2008 en su Buenos Aires natal, y desde entonces han participado en festivales de música a lo largo de toda Sudamérica exhibiendo el talento que han concentrado en sus cuatro discos de producción independiente: Antípodas (2008), Perú (2008), Exosphere (2009) y Serpiente Negra (2012). Todos pueden encontrarse en la red, dos de ellos de forma gratuita en su Bandcamp, pero el que han editado este año, Fernweh3D, no solo tiene su propio website sino que también aparece en sitios como itch.io o GameJolt. Es un álbum que sustituye formatos como mp3, ogg o flac por plataformas como Windows, Mac o Linux. Es, técnicamente, un videojuego. La música de Termotank es tan difícil de etiquetar que incluso ellos mismo rehúyen un género concreto y prefieren abrazarse a todos un poco: ambient, dark ambient, minimalismo, drone, noise… Pero quizá la categoría que mejor les define es «experimental», no solo porque coincida con un género, sino porque resume el propio leitmotiv de este duo argentino: la transformación constante y la búsqueda de nuevos paisajes sonoros a través de la exploración sensorial utilizando lo que ellos llaman «instrumentos no convencionales y múltiples fuentes de ruido», desde sintetizadores analógicos caseros hasta retroalimentación y micrófonos de contacto, y manipulando los resultados para dar un sentido a veces inesperado a sus producciones. Hasta ahora esa era la meta de Termotank, pero el hecho de que Fernweh3D solo pueda disfrutarse a través de un videojuego experimenta con otra cuestión de enormes dimensiones teóricas: cómo se escucha música. La propuesta de Fernweh3D —fernweh se utiliza en alemán para un significar una idea turbadora: la nostalgia de un lugar en el que nunca has estado— va en consonancia absoluta con lo sonidos que ofrece: debemos explorar un entorno extraño, una especie de naturaleza bucólica oscura, algo así como otro planeta o la Tierra antes de que la vida aflorara en ella. Senderos de aspecto volcánico rodeados de formaciones rocosas de un negro profundo, a través de una niebla que parece gas, bajo un cielo violeta agitado y amenazante colmado por lunas lejanas y fenómenos lumínicos más propios de otra dimensión. Un tono de fondo nos acompaña en un recorrido especialmente diseñado para que el jugador/oyente encuentre y desbloquee las pistas de audio que conforman el disco. Orbes de colores flotando al otro lado de un puente que intimida por su forma orgánica, entre pilares de roca cubiertos de llamaradas púrpura, en medio de un lago o la final de una especie de campo de estalagmitas gigantes. El camino hacia cada canción crea un estado de ánimo que nos prepara para escuchar cada tema en concreto, a menudo densas combinaciones de latidos e irregulares (a veces graves, otras agudos como el pitido pausado de un radar submarino) con sonidos lejanos muy procesados que recuerdan vagamente al sonar de las campanas de una iglesia o el chirriar rítmico de un columpio oxidado. Lo que sigue a estos hallazgos es una experiencia envolvente en la que, sin necesidad de sincronizar lo que se ve con lo que se escucha, ambas fuentes de estímulos sensoriales parecen acompañarse mutuamente y entrelazarse durante el camino hacia lo desconocido, hacia la siguiente pista. Sugiere Chris Priestman en su artículo sobre Fernweh3D que quizá lo que nos obliga a hacer, esa especie de recreación espacial física dibujada por nuestro cerebro al recibir las ondas sonoras, es algo que ya solemos hacer automáticamente cuando escuchamos cualquier tipo de música. Nuestra cabeza genera videoclips a veces más oníricos y otras más realista al digerir canciones en un estado de atención total, ya sea en calma extática o en brutal inmersión violenta, sacudiéndonos con la seguridad del adolescente que tiene puesto el pestillo de su cuarto. Quizá el proyecto más diferente y ambicioso de Termotank sea, de algún modo, el menos experimental de todos: el que en lugar de abrir nuevos caminos, unifica y traslada a la pantalla una experiencia humana primigenia, inconsciente y común a todas las culturas.
Redactor
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Gracias a Anait porque solo aquí puedo leer rarezas como esta.
Apuntado para revisar con calma. De primeras tiene buena pinta (más la «música» que el «juego«, eso también).
Buah pues no sabia nada de ellos y gracias a tu articulo Pinjed me ha entrado mucha curiosidad,
Al escuchar el primer trailer me ha venido a la cabeza trozos de la banda sonora en momentos de tensión en la película Sinister, donde también leí en algún lado que el grupo que se encargo de ello buscaban sonidos ajenos o diferentes para dar esas sensaciones, Gran articulo Pinjed!
Interesante propuesta la de este Fernweh3D. Al ver el trailer, me han venido a la cabeza las demos técnicas de 68k que hacían furor hace 10 años ( especialmente las de Farbrausch, los creadores de .Detuned para PS3), y eso nunca puede ser malo… 😀
Esto para mi es como un tipo más de droga, me encantan estas entradas.