Tres pequeñas maravillas nacidas en el MálagaJam Weekend 4

El pasado fin de semana se celebró en el ProMálaga UrbanLab la cuarta edición del MálagaJam Weekend, una quedada bianual de entusiastas creadores amateurs y no tan amateurs dispuestos a pasar tres días de intenso buen rollo y febril actividad videojuerguista. No es una jam competitiva, a pesar de que se entregan algunos premios, y aunque se trata de una reunión modesta en cantidad de participantes si uno la compara con otros grandes eventos del estilo, este verano han salido de allí algunos juegos especialmente dignos de ser explorados y admirados. Hoy he jugado a los doce juegos que figuran en el índice de contribuciones de la página del MálagaJam Weekend 4 en itch.io y he elegido tres recomendaciones que deberíais probar si tenéis un rato. A nivel personal, creo que el que más me ha impresionado es el ArdillaLandia de Team Ardilla, una aventurilla de corte noventero crepuscular (ese tipo de juegos defenestrados por la industria que los indies están intentando recuperar poco a poco) sobre una ardilla que debe acumular cierta cantidad de bellotas como ofrenda para una ceremonia y que exhibe un sorprendente despliegue artístico para un proyecto que concibió y se ejecutó literalmente en 48 horas. Gráficamente es el que mejor entra por los ojos, y por eso se llevó merecidamente el premio al mejor apartado visual: desde la ilustración de Ananda C. Arán que sirve de concept art improvisado hasta la paleta de colores planos en un mundo low poly con texturas a baja resolución bañadas por una iluminación soleada, pasando por el hecho curioso de que el equipo tenga incluso un departamento de dos guionistas dedicados específicamente a escribir la historia y los diálogos, algo poco habitual en una jam y que dice mucho del esfuerzo y el sacrificio que suelen poner algunos equipos. Pero de las doce creaciones que llegaron a completarse, el que se llevó el reconocimiento de la organización, una idea sencilla y original que también es un gancho de derecha directísimo al centro de los feels, fue Letter ♥ Letter —de Oliver Moya Bueno, Sergio Linares Peralta, Juan Delgado, Daniel Cruzado Poveda y Antonio Serón Molina—, que nos retrotrae a nuestra aula de primaria y a la universal y atemporal actividad de enviar notas de papel entre compañeros de clase. Aquí además se trata de un tipo de notas muy especiales y concretas: notas de amor dirigidas a la personita especial con la que compartimos curso. El objetivo del jugador es hacer llegar su carta romántica a su amado o amada a través de una mecánica basada en las iniciales del nombre de los compañeros. Manteniendo pulsada la letra de un compañero sentado en un pupitre adyacente iniciamos el proceso de entregarle el papel disimuladamente, pero si la profesora (que tiene una Ñ a la espalda, posiblemente de Señu/Seño) se da la vuelta alertada tendremos que soltar la tecla y abortar la operación hasta que la situación vuelva a ser segura. Simple, divertido, entrañable y muy inteligente. Y por último me gustaría destacar Beeeeezz, que sobre el papel podría parecer un planteamiento un poco demasiado sencillo (abejas que compiten polinizando flores), pero que en realidad mezcla varias mecánicas y consigue un conjunto redondísimo y muy divertido. Es en esencia un party game multijugador local de hostias finas en la misma onda de Smash Bros, un todos contra todos de hasta cuatro jugadores que controlan abejas que atizan golpes de aguijón unas a otras con tal de ocupar la superficie del centro de la flor y tener el tiempo suficiente para absorber el polen antes de que un oponente las expulse de un empujón. El resultado es vibrante y muy sólido, con un pixel art austero pero expresivo y son una agilidad en el movimiento de los insectos y en el fluir de los menús que, acompañado de un apartado sonoro espléndido (premio a los mejores efectos de audio), hacen de Beeeeezz una experiencia bastante más dinámica de lo que suele ser habitual en un proyecto de dos días. Da la impresión de que sus autores, Daz, JuanMRobert y Alex Aspa, dominaron con este juego el arte más difícil de una jam: administrar bien el tiempo y el trabajo.