En una época de la vida como jugadores de quienes tenemos una cierta edad (tampoco tanta, y tampoco es tan importante: simplemente creo que, por casualidad, los jugadores que nacimos en la segunda mitad de los ochenta nos vimos expuestos de manera más natural, porque no nos quedaba otra, a ciertos temas; no hicimos nada para ganárnoslo) es habitual la mirada se fuera hacia Japón. La endogamia todavía no se hacía notar en los reyes del videojuego. Buena parte de la industria japonesa actual (hablo de industria a propósito) recuerda a aquellas cadenas de salones recreativos que, a medida que los arcades fueron pasando de moda, tuvieron que convertirse en sitios de tragaperras y apuestas deportivas. Poco a poco, de manera imparable, los Virtua Cops y los Metal Slugs dejaron paso al videopóquer y a la ruleta, y durante unos años especialmente oscuros era posible, sobre todo para quienes vivíamos en ciudades pequeñas, espiar al otro lado de la mampara que separaba, antes de que la fusión estuviera del todo completa, la zona de los videojuegos (la infantil) de la de las tragaperras (la adulta) y encontrar al padre de un amigo, el que siempre iba en traje y tenía una pequeña empresa que funcionaba bien, encaramado a la ruleta, en chándal y con barba de dos días, ojeroso y con la mirada como abstraída por completo, como lo estamos nosotros hoy mientras se despliega ante nuestros ojos la animación tan barroca con la que se abren las cajas de cartas de Gears of War 4.
Pero en otra época la creatividad aparentemente ilimitada de los estudios japoneses era un milagro para muchos, entre los que me incluyo. Las páginas dedicadas a lo japonés de las revistas de esos años eran fascinantes; los juegos que no salían de Japón eran reliquias y, con la llegada de internet, encontrar traducciones de aficionados tenía un algo irresistible de aventura. Uno leía historias, hurgando en foros en inglés, de tiendas de varios pisos en las que las estanterías a rebosar de portadas indescifrables formaban pasillos estrechos de los que los aficionados al videojuego extraían casi cualquier cosa; recuerdo una leyenda urbana en concreto sobre las secciones dedicadas a los videojuegos extranjeros, separados de la producción nacional japonesa. Es una historieta en la que he pensado mucho; durante buena parte de mi juventud me resultaba normal que los japoneses no quisieran que sus juegos, tan admirables y puros, se mezclaran con la producción de fuera, irregular y sin estilo, puro caos dentro de la excelencia que yo asignaba a lo que se hacía en Japón. No sé si esas secciones gaijin existen o no, pero durante un buen tiempo lo creí, y me parecía razonable: si yo fuera japonés, en fin, haría lo mismo.
Fotografía: Fuente
Por fortuna, el interés de los creadores nipones por la producción occidental (por el videojuego en general, independientemente de su procedencia, supongo) está bien documentado. Los juegos de rol tuvieron un gran impacto en Japón; el rincón más inesperado en el que ver esta influencia es la nave Lord British de Gradius II, que se llama así, claro, por el creador de la serie Ultima. Final Fantasy tiene más de una cosa de Dungeons & Dragons y Wizardry. Después de desembarcar, no sin problemas, en Estados Unidos, Nintendo tuvo muy presentes los gustos y costumbres occidentales; todavía hoy los tiene presentes, y no pocas fricciones han salido de ahí: los famosos sliders para regular el tamaño de los pechos de un personaje o las rarezas más orientales que se liman y pulen cuando un sacan algunos juegos en Estados Unidos y Europa tienen que ver con eso. Hace varias décadas, Nintendo incluso probó suerte creando un juego exclusivamente para el mercado occidental; de ese deseo nació, en 1990, StarTropics.
StarTropics es uno de los pocos juegos, junto con Punch-Out!!, dirigidos por Genyo Takeda, uno de los encargados, junto con Shigeru Miyamoto, de representar a Nintendo tras la muerte de Satoru Iwata. Takeda es conocido por ser de la escuela de Gunpei Yokoi: igual que no todos los coches se crean pensando en que alcancen velocidades máximas y compitan en carreras, ha dicho en alguna ocasión, no todas las consolas tienen que diseñarse con la tecnología punta en mente. (Fue uno de los responsables de la creación de Wii.) Aunque suele asociarse a StarTropics con la serie Zelda (hay quien considera que es la «la evolución natural» de la primera aventura de Link), en realidad recuerda más a Mother, la trilogía de Shigesato Itoi, por la manera en que introduce la extravagancia y pinceladas de familiaridad occidental. A pesar de que no se lanzó en Japón, StarTropics fue desarrollado allí, en el estudio Integrated Research & Development de Nintendo. Se nota el roce: se nota por la manera algo forzada y estrafalaria en que el héroe de la aventura llega a las islas en las que se desarrolla el juego en helicóptero, o en las referencias a la actualidad (al año 1990) que parecen querer separar a StarTropics de lo legendario. Es una épica con los pies más en el suelo: los héroes norteamericanos, más de andar por casa, no necesitan tener grandes pasados ni misiones dictadas por los dioses para ponerse manos a la obra.
Mike, el héroe en esta ocasión, viaja hasta las Islas C en busca de su tío, el Doctor Jones, un cientefico que un día sale a mucho hacer la cencia pero al final la ace poco: unos extraterrestres le abducen, y nuestra misión es dar con su paradero. Por el camino ayudamos a mamás delfín a salvar a sus hijos, nos enfrentamos a animales gigantes y surcamos el mar en el submarino de nuestro tío, acompañados de un robot que le servía antes de su desaparición. StarTropics me fascina precisamente porque es un juego pensado por japoneses para un público extranjero: donde en Zelda había espadas y arcos, aquí hay bates de béisbol y yoyós. ¿Por qué? Cuando Mike entra en una mazmorra, el juego cambia por completo: los sprites pequeños dejan paso a personajes más grandes, a espacios mejor definidos. ¿Por qué? ¿Hay algo en esa filosofía nipona de no buscar la última tecnología, de saber que una consola no tiene que competir contra un Ferrari (o un utilitario no tiene que competir contra una Scorpio), que el público occidental no capta? ¿Necesitamos ver esos sprites más grandes para entender las partes que en un RPG más normal se quedan en metáfora?
Lo cierto es que sobre todo en Estados Unidos se le tiene especial cariño a StarTropics, a pesar de ser una rareza bastante torpe (lo de ir dando saltitos encima de baldosas y buscando sin demasiado sentido interruptores ocultos caduca más o menos la segunda vez que lo hacemos, en la primera mazmorra) y de ser uno de los juegos menos conocidos de los desarrollados internamente en Nintendo. Una curiosidad feliz, digamos, cuya extravagancia supera los límites físicos del cartucho que lo contiene. En el manual de instrucciones se incluía una carta del Doctor Jones que servía también de medida anti piratería; en cierto momento del juego, se nos pide que sumerjamos en agua la misiva, que al estar mojada revelaba un código secreto necesario para avanzar en la aventura. Nintendo respetó esta peculiaridad cuando reeditó el juego en la Consola Virtual de Wii: en el manual digital que lo acompañaba, la carta venía acompañada de un cubo de agua virtual en el que podíamos sumergir un papelito, del que por fin podíamos extraer la clave. A la realidad aumentada se llega a través de la realidad mojada.
Aprovechando el lanzamiento de NES Mini, repasamos sus treinta juegos dando pinceladas de sus desarrollos, su repercusión y lo que podemos aprender de ellos hoy. Un nuevo artículo cada día, de lunes a domingo.
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Lo del uso de faltas en el párrafo 5 es para quitarse el sombrero, @chicon.
Este mes mini está siendo la salvación en un octubre gris gris!
@chiconuclear «un cientefico que un día sale a mucho hacer la cencia pero al final la ace poco».
Esto es a propósito, verdad?
Es que de ser así, no puedes ser tú más grande Víctor, ni aumentando tus sprites.
Siempre suelo identificarme mucho con estas historias de @chiconuclear (imagino que por la proximidad geográfica siempre suelo haber vivido estas experiencias) pero esta es que es tal cual. De hecho llegó un punto tan triste que para entrar a algún que otro «recreativo» necesitabas enseñar el DNI para demostrar que tenías 16 años si te lo pedían, porque el espacio de las maquinitas era tan escueto ya no había ni cortina. Fue todo una transición horrible y tristísima.
Muy bueno el aviso de la carta de no comer ni probar el papel, sino es lo primero que haría
@rbr17rbr
Ese proceso me lo chupé entero porque me pilló justo en la época dulce en la que tenía algo más de pasta (porque la propina de mis padres era más generosa, básicamente) e iba muchísimo a Sol Park, que así se llamaba la cadena que tenía los juegos que me gustaban. Fue tristísimo. Lo del padre es tal cual lo viví, tenía 16 años y fue demoledor.
@chiconuclear
Los míticos Sol Park, que me vas a contar, había 3 o 4 por aquí. Ahora queda 1 y ni rastro alguno de recreativas.
La fascinación con Japón nos viene a muchos (yo soy algo mayor, de principios de los 80) y nos perdura. Este juego es una rara avis de Nintendo, no se solían ver muchos de estos casos. Reconozco no haber jugado demasiado a este juego, sólo un poco en algún emulador, y ahora me entran muchas ganas de hacerlo y comprobar cómo nos veían en los 90 los japoneses a los occidentales.
@chiconuclear, no sé si pillo del todo lo de las faltas… ¿Es una referencia a los fallos de traducción de los juegos japoneses?
@drtenma
Es una movida de Twitter. Prefiero que lo descubras por ti mismo.
Si alguien puede linkarnos la referencia de las faltas de ortografía… sólo he encontrado una cuenta de twitter que escribe cosas así, y no sé si será eso… pq no le he visto mucho la gracia xD
Creo que es la primera vez qu eoigo hablar de etse título. De algún modo no lo registré al revisar la lista de títulos.
Puede resultar interesante, pero lo de los saltitos y las búsquedas no suena muy apetecible.
Well, damn.
No conocía el juego, parece curioso. Ya lo probaré cuando pille la NES-mini.
@chiconuclear Poco a poco se está llegando a los 30 juegos, ¿tenéis en mente seguir haciendo algo parecido? Para vosotros podrá llegar a ser agotador, pero joder, lo que se disfruta leyendo estos artículos no tiene comparación.
@epetekaun
Quiero hacer cosas como estas hasta el día que me muera. Me gustaría seguir con SEGA o con recreativas. También me gustaría hacer algo de rolazo pecero antiguo. Ya que estamos, aquí lo fácil ha sido escoger los juegos (porque los eligió Nintendo, vamos), y eso nos da un objetivo clarísimo, y una urgencia (hacerlo antes de que salga la chisma esta) que de otra forma es difícil tener. Posiblemente encontréis en Patreon algún mensajito al respecto pronto 🙂
ola gracias si jejeje
Buscando al centifico por Google me he encontrado que la página http://game-ultra.es os fusila todo el contenido 😕
Madre del amor hermoso. Pero es que no se cortan ni un pelo.
@chiconuclear, @pep_sanchez , @pinjed
@txanke
@bababu
Estamos al tanto, pero no sabemos qué hacer para que dejen de hacerlo. He ido recopilando información sobre los cabronazos que llevan esa web y creo que la están usando para pedir códigos y revenderlos. Una auténtica mierda.
@chiconuclear te iba a odiar un poquito porque a veces Twitter me saca de quicio y me has «incitado» a mirarlo; pero (y sin saber si realmente es esto) al descubrir la mejor reacción posible al vídeo de la NIntendo Esgüich me has probado que a veces Twitter es un lugar maravilloso. ¿Es por este titán de Youtube, entonces?
@drtenma
Es por el tipo que dice @lhogique, que es una risa. Sigue investigando. Déjate seducir por las chorradicas del Twitter.
¡@chiconuclear vas a hacerme más improductivo de lo normal! xD (bendita búsqueda por imágenes de google)
@chiconuclear
A ver si esto os sirve de ayuda.
http://www.dmca.com/FAQ/What-is-a-DMCA-Takedown
https://www.youtube.com/watch?v=UL2zOcOLBdo
@bababu
¡Justo hoy hemos conseguido que borren todo! ¡Aleluya! Tu mensaje me dio fuerzas <3
@chiconuclear
Tengo un gozo en el pecho que no quepo en mí.
Me alegro que hayan borrado todo.
Seguimos alerta 😀