Cuando Gradius llegó a los arcades en 1985 no lo hizo de novato, ya que se considera una continuación del título que Konami había lanzado en 1981, Scramble. Aquí me voy a centrar en mi experiencia personal y en la versión de NES, de 1986; para una visión más general de la serie, podéis leer esta retrospectiva que se publicó por aquí en 2015.
La principal característica que lo hace especial es el sistema de habilidades de la nave, que, a diferencia de otros títulos donde cogemos diferentes power ups del escenario o de los enemigos muertos, funciona a base de recoger unas cápsulas que se acumulan en la barra de habilidades. Esta forma de activar las habilidades añade un componente de estrategia a la hora de afrontar las diferentes fases, así como un sistema de penalización por cada muerte: aunque se reaparece relativamente cerca del punto donde fuimos abatidos, lo que de verdad fastidia es perder el progreso de mejora de nuestra nave. Por suerte, si tenemos puntos acumulados en la barra, al morir conservamos uno de ellos, lo que nos permite activar un punto de velocidad desde el principio. Como curiosidad, si coges una nueva cápsula estando en la posición de escudo (representado por un signo de interrogación), vuelves de nuevo a la posición de speed up y pierdes el progreso acumulado, lo que ha provocado más de un lamento sordo en mis partidas.
La versión de NES del juego va al grano: sin morir o entretenerse mucho en los jefes dura quince minutos, lo que nos deja con la no menos divertida tarea de mejorar nuestra puntuación dejando escapar a tan pocos enemigos como nos sea posible. Estos días he desempolvado (literalmente) la NES y he estado jugando a algunos títulos que han puesto a prueba mis nervios y mi tolerancia al control algo tosco de los juegos de 8 bits, pero Gradius se mantiene sorprendentemente sólido y justo con el jugador: pocas veces se muere por culpa del control. Tan sólo he encontrado un punto donde el juego puede ser algo injusto, y es en la primera fase cuando el avance de la pantalla se detiene y tienes que sobrevivir a la erupción de un par de volcanes que lanzan su lava aleatoriamente mientras aporreas la B sin parar y rezas a cualquier Dios que te quiera escuchar. Más adelante también hay alguno de estos interludios en los que se detiene el avance y debes superar alguna horda de enemigos, pero ahí ya depende más de tu habilidad a los mandos que del nivel de karma que hayas acumulado durante los últimos días.
El apartado musical pone mucho de su parte para crearte un estado de tensión necesario para no perder la concentración y ser abatido por alguna de las naves que aparecen desde la retaguardia o por acercarse demasiado al suelo (el techo, en cambio, es lugar seguro siempre que no haya nada en medio). Esta canción en concreto hace que se me engorile el corazón desde las primeras notas.
La saga Gradius dejó mucha huella durante todos estos años y se convirtió en un emblema reconocible y recurrente de Konami, con numerosos guiños tanto en videojuegos de la compañía, como por ejemplo en Zone of the Enders Second Runner, de PS2 (donde utilizaron el nombre de Vic Viper para el mecha pilotado por Leo Stenbuck), como en otros sitios, como un juego de tablero distribuido por Bandai. Me gustaría salirme un poco del guion para explicar mi primer contacto con el universo Gradius. Fue a principios de los 90 de la mano de Parodius, esa autoparodia que creó Konami para MSX; una versión muy loca en la que se podía elegir entre diferentes naves iniciales a parte de Vic Viper: un pulpo, el pingüino de Antartic Adventure, un caballero del videojuego Knightmare llamado Popolon o el mismísimo Goemon, del que por esa época no tenía ningún conocimiento, así que mi resumen de la pantalla de selección de personaje a mis 10 añitos era “un montón de cosas raras y una nave”. Cada una tenía su árbol de habilidades diferentes; mientras que la Viper mantenía su arsenal, lo demás era un batiburrillo de ideas raras, desde guantes de boxeo a pescados pasando por una especie de megáfono que emitía una frase en japonés que años más tarde descubrí que significaba algo que no ha perdido vigencia desde los 90 hasta ahora: “afeitarse es aburrido”. Mención especial a uno de los jefes más delirantes que recuerdo en cualquier juego: una bailarina de Las Vegas cuyas piernas había que esquivar mientras se aireaba el toto.
A pesar de la coña, en Parodius es fácil reconocer la herencia de Gradius. Mucho más adelante, ya en pleno siglo XXI, Treasure hizo Gradius V, un juego con todas las señas de identidad de los creadores de Ikaruga pero que conseguía mantener las señas de identidad de la saga. Esto dice mucho sobre el juego de Konami, que es uno de los muchos shmups que salieron en su época pero también uno de los que se han ganado el derecho a ser recordados durante muchas décadas. No por nada es uno de los juegos favoritos de Hideki Kamiya.
Aprovechando el lanzamiento de NES Mini, repasamos sus treinta juegos dando pinceladas de sus desarrollos, su repercusión y lo que podemos aprender de ellos hoy. Un nuevo artículo cada día, de lunes a domingo.
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Poco mas que añadir, Gradius fue mi primer juego en consola y le tengo un cariño barbaro.
Comparto con Haru el drama de pillar un powerup cuando no debes o de pasarte de la ralla pillando powerups de velocidad solo por los lulz.
Grande haru,este sera el primero que juegue cuando tenga la nes mini,curiosamente no lo jugue nunca XD.
Que guay, ya tengo algo en común con Kamiya ;D
La versión que yo jugaba era la del Nokia 3310.
Los matamarcianos son el Género Supremo. El original. Los «marcianitos» de toda la vida. Es de ley honrarlos.
Que difícil se me hacía el juego, pero como enganchaba. La portada del juego es una obra maestra, de los que vendían juegos en la época.
Cual era vuestra secuencia de power ups?
Las mias.
Conservadora: Speed-Speed-Misile-Double-?-Option-Option
Arriesgada: Speed-Speed-Misile-Double-Option-Option y alternar entre láser y Double según la zona.
Habitual: Speed-Speed-Porro-Speed-Cubata-Porro-Cubata-Vuelca el speed-Porro-Espidifen.
Clasicazo
Me están entrando ganas de comprarme una NES Mini… Recuerdo que un amigo tenía el Gradius y me lo dejó una corta temporada. No me lo pasé, eso lo tengo claro, pero tengo toda una nebulosa como recuerdos de este juego. Me gustaba su música, y aunque me parecía difícil no me frustraba demasiado… Es un juego al que debería volver.
@chocodrop
Nemesis 2 y Penguin Adventure para MSX fueron los juegos de mi infancia.
Fuck Konami.