Apunta: 1989. Aparte de ese disco de Taylor Swift que no te lo acabas de lo bueno que es, 1989 dejó la impronta de lo que sería Lo Canónico. Populous y SimCity —los dos videojuegos favoritos de Paco El Pocero—, el nacimiento de la saga Prince of Persia, Final Fight, «el juego de las Tortugas Ninja» y hasta el maldito Buscaminas. En 1989 nacía Mother, ¡el Quijote de los RPG!, y hasta la segunda familia más popular de América, los Simpson. Años de navaja, vaquero y pose hortera, de perseguir nazis a latigazos y sacarse el cinturón verde en la escuela pública de las hostias.
El caso es que esta entradilla es un recurso barato porque no sé muy bien cómo empezar a hablar de Tecmo Bowl, un juego de football (americano) para NES que me tiene loco porque es como un Ikaruga con humanos. En realidad Tecmo Bowl ya existía dos años atrás, en forma de arcade, y le daba cien patadas a este de NES —pese a que, gracias a trucos como las bandas negras del Tecmo Theater, que ríete tú de las de The Evil Within, el estudio sacara petróleo de la máquina—. Tecmo venía de absorber Tehkan Electronics y pensaban que se iban a comer el mundo tras éxitos como Rygar y Solomon’s Key. Montaron un cabinet para cuatro jugadores, dos contra dos, cada uno con su respectivo monitor, ideal para romper amistades y con gráficos tal que así:
Volvamos al que nos atañe. El football es el deporte con más pizarra del mundo. Se juegan 256 partidos al año —frente a los 760 de media en el fútbol europeo—, la presión es enorme y cada jugador es especialista en una cosa distinta. Un espectador profano verá a un montón de tíos acorazados correr de un sitio para otro durante tres horas, hacer ridículas pausas mientra avanzan unos míseros centímetros. Pero hay que ser el mismísimo Napoleón para que todo ese eco sordo de bramidos y cascos chocando tenga sentido, y que el mariscal sea capaz de divisar al corredor zigzagueando entre tanta mole de carne para cruzar el río y anotar el touchdown. El quarterback tiene que memorizar mil jugadas y el resto tienen que hundirlo: o corres para hacer la máxima cantidad de millas posibles o te cazan. Y esto no es un mal regate que acabe con un fuera de banda. Recuperar el ovoide cuesta sudar testosterona en mililitros.
12 equipos, 9 jugadores por club —frente a los 11 reglamentarios— y sólo 4 jugadas por turno, dos ofensivas de pase y dos de carrera, excepto los Dolphins de Miami y San Francisco 49ers, que cuentan con 3 jugadas de pase. Eso es todo lo que ofrece Tecmo Bowl. Bueno sí, y tres modos de juego: single, versus y coach. Es decir: tú contra la máquina, tú contra un amigo y dos jugadores haciendo de estrategas dando órdenes a la máquina, pero sin control sobre todo lo que pase dentro del campo. Apuntas, pulsas A y empieza la batalla: patadón pa’ arriba y que suba quien quiera. Cada pelotazo es un golpe de fe. El juego es tan lento que la cámara no sigue a la pelota, así que no ves a tus defensores ni a los del contrincante y, por ende, condicionar la estrategia. Pero, de alguna forma, esa limitación se transforma en virtud: no te distraen estadísticas o valores de cansancio/presión, das la bola por perdida y te centras en jugar. Y se juega de maravilla.
Porque cada equipo tiene su propia personalidad. No hay dos iguales. Todos son muñecos, pero muñecos especiales. Hablo de la competitividad, de que no siempre el mejor va a ganar. Es como el roster de Super Smash Bros.: puedes coger al personaje con el tier más bajo de la plantilla y machacar al rival. Pensemos en Bo Jackson [retratado en pixelotes a la derecha de estas líneas; NdE], un hombre clave para el marketing deportivo, uno de los mayores anotadores de la historia de Los Angeles Raiders: la velocidad de Bo Jackson se convirtió en un running gag tal que hasta Kia lo utilizó el mes pasado para promocionar su Sorento, no sin antes pasar por Padre de Familia. Pero no nos quedemos con el chascarrillo. Yo puedo parar los pies a Bo jugando con los Broncos de Denver. Y no porque la IA sea idiota, que también, sino por méritos propios. La quintaesencia de un simulador deportivo está en trascender más allá de esas estadísticas, en hacer de la anécdota un elemento nuclear. Los rasgos psíquicos o emocionales pasan a ser un elemento tan importante como la velocidad o la resistencia. ¿Por qué NBA 2K es tan mágico? Porque se esfuerza en contener todo lo que es la NBA. Y cuando digo todo me refiero a que, año tras año, su única meta es hacer el juego menos cerebral y más imprevisible. Porque eso es el baloncesto y cualquier otro deporte: que los Spurs de Kawhi ganen 129 a 100 a unos Warriors imbatibles. Aunque las normas de los números exijan lo contrario.
También funciona a la inversa: 1989 fue el año de Joseph Clifford Montana Jr. Era su temporada número 10 con los San Francisco 49ers, con el mejor promedio de su carrera (sólo superado por el 112,4 de 1992) y dos galardones al jugador más valioso y mejor ofensivo. No en vano, Montana ha sido considerado el mejor quarterback de todos los tiempos. Eso se traduce en Tecmo Bowl con un monigote que se escurre como un diablo, un elefante negro de sprites que te rompe los partidos. Hasta que ensayas la jugada. En el football hay dos metáforas recurrentes: la de la guerra y el campo como tablero, aquella que cita a Sun Tzu y a los RTS de viejo cuño, y aquella que compara al equipo con una banda de música. Es decir: todos son igual de importantes, las variables (los solistas) son determinantes sólo hasta cierto punto. O te coordinas bien, o sonará un estruendo de espanto. Si, en la anterior jugada, has logrado descubrir a tu receptor, tendrás la opción marcar seis puntos. Aunque las cifras del cromo digan que ese tipo es un inútil.
Tecmo Bowl está lleno de contrastes. Cuando arrancas el juego aparece una entradilla con cifras de cada equipo, un travelling típico de los juegos de lucha —de hecho no hay ligas, sino que tras cada victoria te enfrentas a un enemigo distinto—. Pero la música parece una fanfarria más propia de un Yoshi’s Island. Cuando comienzas a jugar y pierdes el ovoide lo normal es rendirse hasta que anotan. Hasta que bloqueas y descubres que, joder, el partido no se cierra mientras el reloj siga corriendo. Otro: si el cartucho está tan al borde del colapso, ¿por qué metieron un montón de melodías chiptune, en vez de hacer como su análogo de béisbol? Porque funcionan, porque sin música ya estaríamos hablando de otra cosa. Exactamente igual que si le quitas los sprites de celebración chocando los cinco, o el júbilo del público al grito de «touchdown!».
Para mí esto es celebrar el vástago de una consola vieja y amarillenta: juegos que funcionan dentro de su formato, de manera consecuente. Tecmo Bowl es limitado en tanto que asoma el popping como si se los tragara la tierra, es parco a conciencia. Pero entre sus limitaciones permite pequeños milagros. Y cuando esos milagros surgen a mitad de una partida, engañando a la línea defensiva huyendo por la parte baja, y no durante un opening de presentación, el juego funciona. Los músculos tienen mejor memoria que el ojo. A ver cuándo nos enteramos.
Aprovechando el lanzamiento de NES Mini, repasamos sus treinta juegos dando pinceladas de sus desarrollos, su repercusión y lo que podemos aprender de ellos hoy. Un nuevo artículo cada día, de lunes a domingo.
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Qué manera de escribir. No sé quién seas, pero de ahora en adelante has pasado al Olimpo de gente que escribe más que bien.
El juego ni idea, pero el texto es de 11/10. Oro de toda la vida.
Muy buen artículo. Tecmo son los amos. Nadie habla de Tecmo Cup, el juego de Captain Tsubasa (Oliver y Benji) que nos trayeron traducido, cuando eso era muy muy raro, y modificado para no pagar licencias XD
Ryan Adams lanzó su propio 1989 versionando todas las canciones una por una.
Y mejorándolas hasta el infinito. Lo digo a modo de curiosidad.
Pues señores, aquí tenemos de momento mi medalla de oro, menudo articulazo, Gwyn bendito.
@gegrmova
Le puedes leer en un montón de sitios. La revista GameReport, Canino, Xataka…
Aquí puedes cotillear lo que escribe. No es manco el Isra, no.
Yo recuerdo jugar al Tecmo Atleti y reírme mucho, pero aun así enterarme poco de como se jugaba xD
Muy bueno el artículo colega.
Y aquí el documental de los pros del juego hoy día. https://www.youtube.com/watch?v=fAlI6t1Aa5k
¿Pero cuántos ports cutres hay en el recopilatorio? Por el lado bueno, solo pueden quedar dos más.
Eso sí, el artículo de 10.
@cleses
Quedan sólo Zelda I y II, supongo que mañana toca el II y rematamos el mes con EL JUEGO.
@gegrmova
O empezar con el I y acabar con uff… el juego.
Me cago en mi vida. El juego que menos me interesa del mes mini, pero con diferencia, acompañado del artículo más emocionante de todos.
Me ha recordado a los mejores artículos de Mr Winters cuando aún parecía importarle todo esto.
Los del staff podriais explicarnos cómo ha ido esto de las firmas invitadas del mes mini. ¿Elegían ellos el juego? ¿Los elegiais vosotros? ¿Quién se acercó a quién? ¿Podemos esperar más de Esto en un futuro?
No conocía el juego ni se nada de Futbol Americano pero el artículo me ha enganchado desde el principio. ¡Enhorabuena!
PD: tremendo el gag de Bo Jackson en Padre de Familia
¡Articulazo!
El nivel de los invitados al mes Mini ha sido impresionante.