Aviso: En este texto se habla del Gran Spoiler de Final Fantasy VII. Si lo desconoces y prefieres seguir así por ahora, es mejor que no continúes leyendo.
Aunque a día de hoy gran parte de mi profesión consiste en hacer análisis cultural de videojuegos, mi aproximación a Final Fantasy VII siempre ha sido y siempre será puramente emocional. Me resultaría tan antinatural realizar una lista de pros y contras o reprocharle cómo ha envejecido cierto aspecto como hacerlo de mis propios padres. La historia de Cloud, Aeris, Tifa y Barret se guarda en la misma habitación de mi mente que la imagen de la chica que me gustaba en primaria y el recuerdo de la primera vez que fui al cine con mis amigos y vimos Twister. Para mi, la historia de Final Fantasy VII es mi historia con Final Fantasy VII.
Creo que gran parte de la potencia del juego radica en que nació durante un breve y raro periodo en el que confluyeron dos factores.
Por un lado, fue el primer juego que se publicita con la promesa de gran experiencia cinematográfica, algo que sigue marcando la tendencia hasta día de hoy en los exclusivos de Playstation. Esto hizo volar nuestra anticipación. Veníamos de Super Nintendo y Mega Drive, donde por supuesto habíamos vivido experiencias maravillosas con JRPG como Terranigma. Pero esto era otro nivel, otro orden de cosas. El anuncio de televisión sólo mostraba cinemáticas, porque ¿a quién le interesa en occidente unos aburridos combates por turnos? El desconocimiento absoluto de lo que podía ofrecer esa consola nueva, que además usaba CD, te convencía de que por fin ibas a poder sumergirte hasta el cogote en una historia profunda en la que realmente ibas a rolear. Mira, no sé quién es ese tipo de espaldas con espadón frente a un muro de llamas, pero lo único que puede dar sentido a mi vida ahora mismo es descubrirlo.
Por otro lado, nos encontramos en 1997. Toda esta intensidad nos llegó en una época en la que el uso de internet era muy marginal y por supuesto las redes sociales no eran ni un concepto en nuestra cabeza. La sensación de soledad en la que se experimentaban los videojuegos era un catalizador bastante potente para el misterio y las emociones. Cuando las notas de las canciones de Nobuo Uematsu resuenan solo en tu habitación, la respuesta emocional es necesariamente diferente a cuando lo hacen simultaneamente en Twitter, Twitch y TikTok. Simplemente el espacio tiene otras dimensiones, otra forma; la acústica ha cambiado.
Aeris muere. Mejor dicho, Aeris es asesinada. A sangre fría, de un modo cruel e imprevisto a mitad de la historia.
La primera reacción en la soledad de mi habitación fue de incredulidad. Porque esas cosas no pasan. Los personajes principales no mueren. Buen truco. En breve Cloud despertará en una cama y todos seguiremos matando monstruos alrededor del mapa. Rápido Barret, haz una broma.
Vale, de momento Aeris sigue muerta pero sigo encontrando armas y equipamiento suyo: tarde o temprano haremos que Aeris regrese. Ella era quien nos curaba. ¿Ahora quién se va a encargar de eso?
Pero Aeris no regresa. Muchas horas después el juego termina. Los créditos recorren la pantalla. Aeris sigue muerta.
Como comentaba antes, el uso de internet en los hogares de 1997 era marginal pero no nulo. Y efectivamente yo fui de los que pasé numerosas tardes leyendo foros donde se difundían todo tipo de teorías que aseguraban que la resurrección de Aeris era posible. Tal era nuestra desesperación que así perdíamos los días. Para que os hagáis a la idea, estos eran algunos de los rumores que recorrían los foros y aseguraban tener la fórmula para traer a Aeris de vuelta del mundo de los muertos:
- Ser cruel con Tifa: La teoría sugería que siendo amable con Aeris y malo con Tifa durante todo el juego, Tifa se sacrificaría en lugar de Aeris. Además de falso, una de las ideas más horribles que he leído.
- La Teoría del Piano: Se pensaba que tocando el tema de Aeris en el piano de la mansión Shinra, se podría hacer aparecer su fantasma y revivirla. Se demostró que era imposible tocar la canción de Aeris en dicho piano, invalidándolo todo.
- Salvar a Aeris: Se creía que mantener a Aeris viva era posible si todos los personajes, incluidos Yuffie y Vincent, alcanzaban el nivel 99. Se decía que Cloud se enfrentaría a Sephiroth antes de que Aeris muriera, permitiéndole vivir.
- Revisitar el lugar de entierro: Se sugería que usando la materia Revivir mejorada y el arma definitiva de Aeris, se podría revivir.
No era algo gratuito cuando antes hablaba de experimentar los videojuegos en soledad en 1997. Estamos en 2024 y puedes consumir reacciones ajenas en TikTok por si las tuyas no te convencen. Esto me hace intuir que este tipo de eventos culturales necesariamente nos impactan hoy de un modo diferente. Y mi curiosidad sobre cómo vive en 2024 la muerte de Aeris alguien que conoce perfectamente el spoiler me hizo escribir a Diego Freire, guionista de Summer in Mara y director creativo en Ao Norte.
Hace unas semanas publicó un tweet que decía así:
Y continuaba así:
Con su característica amabilidad y generosidad me contestó con un fantástico email que merecería un artículo entero, pero del cual, con su permiso, os incluyo algunos extractos:
El año pasado me di cuenta de que había jugado a muy pocos JRPG, así que me hice una lista de juegos que debería jugar. En esta lista había una mezcla entre gusto personal, joyas por descubrir, y grandes obras míticas. Final Fantasy 7 era una de estas. […] Mi grupo de amigos son precisamente de esa época, niños que jugaron en su momento al FF7 y lo llevan arrastrando desde entonces. Así que ponerme a jugarlo fue un acontecimiento entre ellos, porque les iba pasando capturas y comentarios a medida que lo jugaba. Teníamos un chiste recurrente que, cada vez que teníamos que mencionar algo sobre Aeris, decíamos «espero que no le pase nada».
Porque, claro, lo sabíamos.
Solo sabía que Aeris moriría en algún punto. Y eso no me detuvo para jugar con ella, ponerla en una posición prominente y empezar a mantener esta extraña relación parasocial que nos da a las personas cuando vemos un personajito que se parece remotamente a nosotros mismos (o mi Roomba, incluso). Como decía al principio, su muerte era casi una coña. Algo que estaba ahí, pero sin hacerle mucho caso. Cuando el momento llegó, sin embargo, fue como tener un déjà vu de algo que nunca había visto.
En el altarcito ese, Aeris de rodillas rezando, me di cuenta de que era allí, entonces, cuando pasaría. Y no pude hacer nada por evitarlo. El golpe casi fue doble. Si no hubiese sabido nada, el shock del momento sería indiscutible. Saberlo, creer que no me va a afectar, y que aún así me afecte, verlo venir y no poder hacer nada… El dolor es más profundo.
Por «suerte» yo tengo todas estas otras obras donde sale Aeris. Nada más acabar el FF7 me fui a ver los trailers del Remake. Allí estaba ella, otra vez viva. Pero las 20 horas que seguí jugando tras su muerte, fueron 20 horas de luto. Cada vez que le ponía la materia Curar a Cid, pensaba en lo bien que me venía Aeris. Cuando después de terminarlo, fui corriendo a ver Advent Children y vi que los personajes llevaban el lazo rosa, sentí un escalofrío.
Aeris estaba realmente muerta.
La madre de Hironobu Sakaguchi, padre y alma de la saga hasta su décima entrega numerada, murió durante el desarrollo de Final Fantasy III. Esto impactó mucho a su obra posterior y con Final Fantasy VII estableció que el tema principal sería la muerte y la vida. Y creo que si es una obra que a día de hoy vuelve a nuestra mente una y otra vez, en gran parte es porque nos hizo reflexionar sobre la impermanencia. Un concepto ampliamente implantado en las sociedades budistas pero que genera miedo e inquietud en las tradiciones judeocristianas. Como también me escribía Diego en su correo, «la muerte funciona un poco así. Estableces vínculos con una persona y de repente esa persona ya no está y quedas tú solo con una relación que termina en un barranco donde no hay nada».
De algún modo supongo que Aeris tuvo que morir para que Final Fantasy VII se convirtiera en inmortal.
Este artículo forma parte del Monográfico Final Fantasy VII.
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Yo apenas tengo recuerdos de esa época. Sí, la Hobby. Sí, comprar la PSX con el dinero que me dieron por la SNES (y un montón de juegos, entre ellos el Terranigma). Sí, compartirlo con un par de amigos. Sí, que muere. Pero todo lo demás es una absoluta y decadente nebulosa.
«los personajes ya no mueren y se quedan muertos así en el mainstream.»
Y tanto. Aunque bien pensado, si tuvo tanto impacto en su momento, quizás es que es una cosa que viene de muy atrás lo de no morir en el mainstream.
Yo lo jugué allá por 2014, sin tener ni idea de nada (aún me pregunto como pude esquivarlo durante tantos años), y no me impactó demasiado, hasta que fueron pasando las horas y no llegaba una resurrección que yo daba por sentada… Me costó darme cuenta de que realmente no iba a volver. El tomármelo así y asumir su muerte mucho más tarde fue una experiencia.
Me pareció una decisión increíble y valiente para un juego que ya tenía casi 20 años cuando lo jugué.
Y jolín, me ha hecho muchísima gracia la teoría de «Salvar a Aeris». Fijo que la propagó algún chaval que tenía un primo cuyo padre trabajaba en Square.