Multijugador líquido: Super Mario 3D World

Super Mario 3D World es un juego con muchos juegos dentro. Es fascinante comprobar cómo cambia en función de cómo decidamos jugarlo; hay un Super Mario 3D World para cada momento. Una cara del inesperado imprescindible de Nintendo es la que se nos desvela cuando se unen a la partida más jugadores, cuando juntamos a amigos en casa y nos da por el multijugador: tan preocupados por el gameplay sobre todas las cosas (aplaudible, a veces; fatal en otras), es interesante fijarse en cómo los papás de Luigi disponen, sin hacer mucho ruido, mecánicas pensadas específicamente para las partidas multijugador en un juego que, en realidad, no las necesita.

Ya cuando salió, apunté que «en el diseño de niveles se ve cierto gusto por la amplitud para albergar a más de un personaje», y la posibilidad de que varias personas compartan pantalla es omnipresente: es imposible jugar solo sin ver antes de cada nivel los cuatro selectores de personaje, uno por jugador. Si algo nos ha enseñado el diseño de menús de Nintendo es que tienen cierto gusto por disponer la información de manera que a uno le quede claro cuáles son las cosas importantes de un vistazo; en Super Smash Bros., la opción Smash es varias veces más grande que las otras, y en Super Mario 3D World el juego se encarga de recordarnos todo el rato que podemos jugar con amigos.

Cualquiera diría que la posibilidad de poder jugar con amigos en un Super Mario es una extravagancia actual, quizá derivada de la orientación más familiar de consolas recientes de Nintendo, como Wii. Nada más lejos de la realidad: el primer Mario Bros., cuando todavía no era súper, ya le daba mucha importancia a jugar en compañía, y es precisamente de ahí de donde salió la inspiración para el multijugador de Super Mario 3D World. Koichi Hayashida, de EAD, hacía pruebas con la versión para Wii U del Mario Bros. de NES, de las que acabaría saliendo Luigi Bros., la versión luigizada del clásico de 1983 que se incluyó como extra en Super Mario 3D World; ahí redescubrió la «mezcla de cooperación e interferencia mutuas dentro de la misma pantalla» que es «el modelo para todo tipo de juegos multijugador», según lo describe Satoru Iwata en el Iwata Asks dedicado al juego.

El multijugador de Super Mario 3D World es cooperativo y competitivo al mismo tiempo. Las dinámicas que el juego nos propone son variaciones inocentes y muy interesantes de esa «mezcla de cooperación e interferencia mutuas dentro de la misma pantalla». El objetivo principal de un nivel jugado a cuatro mandos es, como no podía ser de otra manera, llegar a la bandera que marca el final. El primero que llega se lleva de premio una corona, que le identifica como ganador pero también es lo que abre una nueva dinámica: además de llegar al final, cuando la corona está en pantalla se convierte en objetivo secundario para el resto de jugadores, que pueden arrebatársela y competir entre ellos por conseguirla. Kenta Motokura, de EAD, y Satoru Iwata se refieren a ello de esta manera:

Motokura: (…) Puedes hacer un Salto Bomba y birlarla, o meterte en el camino del resto. Pero cuando el número de vidas que quedan baja, ¡de pronto empiezas a cooperar! (Ríe.)

Iwata: La interacción entre la cooperación y la interferencia cambia a la vez que las intenciones y situaciones de lo jugadores.

Motokura: Sí. Cuando estábamos probando el multijugador, no pude evitar decir: «¡Hayashida-san! ¡Esto es como Mario Bros.!» ¡Y lo es, literalmente!

Las distintas características de cada personaje jugable (Luigi es menos preciso que Mario, pero su salto llega más alto; el salto de Toad tiene menos alcance, pero es más rápido; Peach es más lenta, pero planea; etc.) hacen que «la competición comience cuando seleccionas personaje». De nuevo, es una manera muy inocente de animar a la experimentación y a las partidas dinámicas, en las que la cooperación y la competición fluye sin estar atadas a un modo de juego determinado. Las diferencias son suficientemente sutiles como para que un personaje no tenga supremacía sobre el resto, y a pesar de eso todos acepten estrategias y aproximaciones diferentes; cualquiera que haya intentado terminar los niveles más difíciles con varios personajes lo sabrá. Hay otras capas de competición: uno de los nuevos ítems de 3D World, la Duplicereza, crea un clon de nuestro personaje que el resto de jugadores también pueden robarnos, de nuevo usando el Salto Bomba.

Este tipo de multijugador, «abierto al juego competitivo, pero no obligatorio», como decía Iwata de nuevo en el Asks dedicado a 3D World, se ha visto en otros juegos recientes de Nintendo. En Wii U hay varios: New Super Mario Bros. U permite que hasta cinco jugadores compartan pantalla, con el quinto ejerciendo la función de colocar plataformas a través de la pantalla táctil del GamePad. Aquí la cooperación es quizá una posibilidad más clara, pero también se crean ventanas de oportunidad para la putadita, bloqueando caminos a base de plataformas colocadas a mala fe. En Yoshi’s Woolly World, más reciente, se puede cooperar para eliminar enemigos con estilo o llegar al final del nivel, pero también es posible, convirtiendo al otro jugador en una bola y usándolo como proyectil, dedicarse a la divertida tarea de tirar a nuestro compañero por un precipicio.

Antes me referí al juegocentrismo de Nintendo como una característica posiblemente fatal, y hay dos juegos anunciados recientemete que pueden servirme de ejemplo: The Legend of Zelda: Tri Force Heroes y Metroid Prime: Federation Force. Los dos son juegos de series que se asocian desde siempre a la experiencia individual, a un tipo de experiencia muy diferente a la que estas dos nuevas entregas buscan ofrecer; aun naciendo de la mejor de las intenciones (intenciones juegocéntricas, de nuevo, pensando en la pureza de la relación entre el jugador y el juego), fueron recibidos con malos ojos por un buen número de jugadores, hasta el punto de que se han llegado a recoger firmas para que Nintendo cancele Federation Force.

Quizá por su trayectoria ofreciendo experiencias que gente de todo tipo pueda compartir, desde Mario Bros. hasta Woolly World, Nintendo parece tener especial cariño al multijugador local. De los grandes estudios, seguramente sea el más preocupado por mantener caliente el sofá, ofreciendo facilidades para que todo tipo de mandos sean compatibles con sus consolas y diseñando juegos pensados para toda la familia en un sentido estricto: Super Mario 3D World, el ejemplo que he elegido para ilustrar esta idea, tiene espacio suficiente para que una familia de cuatro miembros pueda juntarse frente a la tele y tener un papel en lo que ocurre en pantalla. Es menos simple de lo que parece: estos estilos de juego líquidos son una forma muy interesante de idear modos multijugador dinámicos y en los que la capacidad de expresión del jugador tiene más importancia que la enésima perrería de Bowser. Por eso recordamos a John Numbers. «Seguro que eso deja ver la personalidad de cada uno», decía Iwata a raíz de 3D World: «la decisión entre cooperar con todo el mundo o ser un estorbo».