Naut, miedo y asco en Marte

Hace unos meses uno de los tres creadores de Naut publicó un pequeño gif animado del juego en Twitter y la popularidad del juego se disparó. Ni ellos mismos lo entendían muy bien: un proyecto de dos días, pequeño, modesto y nada ambicioso, para un gamejam caritativa y sin una idea especialmente innovadora. El gif estaba bien elegido, pero también era honesto y muy representativo de la puesta en escena seductora y dinámica de Naut. Un juego que es, en sí mismo, puro estilo. Controlamos a un astronauta (se puede jugar en cooperativo con dos) y la idea es tan simple como surrealista: explorar la superficie de Marte ya sea a pie a o bordo de un viejo descapotable Cadillac. La casilla de salida es una casita con su porche y sus ventanales como podríamos encontrarnos en cualquier zona rural de América, el movimiento del astronauta es urgente y vital, y la conducción del coche es caótica y torpe, algo que parece hecho a propósito a medida que uno consigue domarlo a volantazos, pero el juego no tiene ningún interés en darle sentido a sus controles completamente rotos: en una ocasión volqué el coche y podía conducir de todos modos, aunque estuviese panza arriba y la dirección se hubiese invertido. Eso es Naut, un flujo continuo de disparates bonitos. El único objetivo es explorar, pero nos ofrecen una suerte de columnas de luz que podemos ir visitando a modo de objetivo. El paisaje es colorido y plagado de relámpagos que colman el escenario de movimiento, hay vegetación extraña y elementos que no deberían estar en mitad de la superficie marciana, pero están. Alguien dijo que en uno de sus Let’s Play que cuelgan en YouTube que es como si el tipo de Lifeless Planet se hubiese aburrido y decidido tomar LSD. No podría estar más de acuerdo: el control incontrolable, el anacronismo entre los elementos que encontramos y el hecho de estar en Marte o la proporción de la imagen, algo así como ultra-widescreen, le proporcionan al juego un aire único y muy personal, como una mezcla entre Miedo y asco en Las Vegas de Terry Gilliam e Interestellar de Nolan. Un apareamiento que desafía todas las leyes, y así de demente ha salido su fruto. Por lo que explican los tres integrantes de Klondike Collective, la idea original del desarrollo era programar un juego que fuese un road trip (subgénero cinematográfico que algunos echamos de menos en los videojuegos, y eso que su estructura habitual —de punto A a punto B— no podría serle más cómoda), pero 48 horas es muy poco tiempo para hacer un juego y a veces los planes no siguen del todo la línea marcada en el boceto. O, como en el caso de Naut, no la siguen en absoluto: el verdadero motivo de que el astronauta salga de una casa y viaje en descapotable es que reciclaron las ideas iniciales en concepción definitiva del juego. Si Naut tiene un estilo tan peculiar es por la mezcla de ideas radicalmente opuestas en un mismo juego, la prueba disparatada y colorida de que las limitaciones (de tiempo o de recursos) son el verdadero motor de la creatividad, y que la libertad creativa es más un ideal utópico, un horizonte hacia el que dirigirse, que un objetivo plausible. Dicen sus tres creadores —los franceses Tom Victor, Lucie Viatgé y Titouan Millet— que una de sus inspiraciones es la mítica canción Life on Mars? de David Bowie, un tema que mezcla alegría y melancolía, y sobre todo el hecho de que en última instancia nada de lo que dice la letra tiene algo que ver con Marte. Es el mismo tono que sugiere la respuesta cuando se les pregunta qué le gustaría encontrar en un planeta lejano: «una burbuja en la que trabajar en los proyectos que yo quiera», dice Tom, «y si no, un gato». «¡O un piano!», añade Titouan. Naut está disponible aquí para PC, Mac y Linux, gratis o al precio que quieras.