La mayoría de los juegos, sobre todo los que tienen menos recursos para llegar a la gente, se marcan el propósito de llevar adelante una idea particular, una marca identitaria que los haga únicos y especiales, imprescindible para que puedan destacar por encima de los demás. Twitter (antes y ahora, conocido como Twitter) lleva años siendo una herramienta clave a la hora de darle un puntito extra de visibilidad a los juegos independientes, teniendo en cuenta que los recursos base no son muy exigentes (literalmente, una cuenta de Twitter) y que, con la habilidad suficiente para dar con el click correcto, es posible conseguir que un juego que antes muy pocos conocían consiga unas cuantas wishlist nuevas en Steam.
De hecho, más allá del lugar terrible y tóxico que puede llegar a ser Twitter Videojuegos, la realidad es que es un espacio muy interesante para montones de desarrolladores independientes y, hasta Lucy Blundell, creadora de Videoverse, contaba en The Guardian cómo la red social del pájaro azul fue su mejor instrumento para establecer contactos en el desarrollo de videojuegos y a nivel personal: «Es mi mejor plataforma de marketing y mi forma de conectar con otros desarrolladores. No consigo la misma conexión con Discord, TikTok, Instagram, etc», contaba la autora. Sin embargo, es importante destacar que, tras la compra de Elon Musk, existe una preocupación latente dentro de la industria independiente, y así lo explicaba a finales de 2022 Tom Vian, de SFB Games (creadores de Snipperclips o Tangle Tower): «Lo que más me entristece es perder lo que parece, a pesar de todo lo que está pasando, una comunidad realmente encantadora de gente que hace juegos». De momento, y a pesar de la fragmentación por culpa de ese miedo y el éxodo de algunos autores, parece que Twitter Videojuegos consigue mantenerse a flote.
Volviendo a los «usos» de esta red social, hay varias formas, eso sí, de interpretar este concepto de «juego de Twitter». A veces esa promoción llega de forma orgánica de parte de los propios usuarios, en ocasiones a través de compartir sus resultados en el juego (Wordle, de hecho, le debe gran parte de su popularidad a este factor) o por clips especialmente vistosos en los que todas las partes se llevan su momento de fama durante un tiempo (Baldur’s Gate 3, por ejemplo, también se lleva el mérito como gran generador de este tipo de situaciones memorables). Aquí, en realidad, pienso más en los juegos de los que no tenía ni idea hasta que me encuentro con un vídeo de sus creadores con un pequeño fragmento de su obra en construcción y que, como decía más arriba, le sacan partido a aquello que más caracteriza a cada obra: en mi caso, recuerdo claramente casos como los de Trombone Champ (me engatusó por lo ridículamente absurdo de la idea), Mosa Lina (por sus muchas posibilidades), Rusted Moss (por el funcionamiento de su gancho), Untitled Goose Game (porque, simplemente, su tráiler me hizo reír más que muchos juegos) o hasta Unpacking (por lo cozy y la finura en su estética, seguramente lo que más abunda en este método de promoción).
Aunque algunos de estos ejemplos tuvieron un gran éxito, no me refiero necesariamente a juegos virales con todas las letras, sino sobre todo a los que alcanzan algunos cientos de likes —pocos miles, a lo sumo— en sus tweets más populares, incluso cuando poco tiempo después caen en el olvido. Es lo que me pasó con Toodee and Topdee, que, tras un par de años y medio desde su publicación y montones likes en Twitter, terminó quedando enterrado en mi lista de deseados de Switch hasta que hace unos días recibí un correo sobre una generosísima oferta en la tienda de Nintendo. Dentro de estos «juegos de Twitter», existe un enorme saco definido por el pseudoengaño, por vídeos ventajistas que no representan lo que será la obra en el momento en el que salga; por suerte, Toodee and Topdee está en el saco contrario, en el de quienes llaman la atención por sus ideas a base de insistir, pero de una forma realmente honesta y donde cada uno de sus clips viralizados muestra perfectamente la inteligencia de su autor a la hora de diseñarlo.
Dietzribi publicaba montones de vídeos durante el desarrollo de Toodee and Topdee, en los que brillaba su genial concepto entre el 2D y el 3D en función del personaje que decidamos controlar durante cada uno de sus puzles. Ese cambio de dimensiones, donde los dos protagonistas tendrán que aprovechar para ayudarse entre sí: el que está en 2D (Toodee), por ejemplo, tiene por fondo el «suelo» del que está en 3D (Topdee), así que los huecos en esa dimensión no le afectarán; por su parte, la ventaja de Topdee para abarcar más mapa con menos recursos será imprescindible para mover algunas cajas del escenario que, al cambiar a Toodee, servirán como plataforma sobre la que saltar. Esta es la base de una idea que era innegable que funcionaba en los niveles que se enseñaban en redes sociales, pero, aunque entonces era difícil saber cuánto recorrido tendría ese concepto, es un gusto ver cómo esta forma tan original de entender los puzles se explora hasta el final, para dar algunos de los mejores niveles de rompecabezas que recuerdo en los últimos años.
Tal vez podemos considerar que Toodee and Topdee ha sido un juego que ha tenido mala suerte. Para nada es un total desconocido —y así lo avalan sus más de 500 reviews en Steam—, pero después de jugarlo durante un par de tardes queda claro que este juego es otra cosa, y ni siquiera esos momentos de fama en Twitter consiguieron que el juego de Dietzribi se asentara dentro del imaginario colectivo de los videojuegos durante el ya lejano 2021. Es evidente que Twitter es una herramienta genial para los desarrolladores a la hora de darse a conocer, pero también lo es que no existe una fórmula mágica que se pueda replicar a la hora de buscar su éxito. Por supuesto, existe un factor de suerte (aquello de lanzar el tráiler adecuado en el momento oportuno), pero siempre tiene que ir de la mano de una idea interesante, una estética que cautive o, aunque sea, un chiste que te pille con la guardia baja (es más, no olvidemos la terrible cara del villano de Choo Choo Charles). Lo peor es que, a pesar de que estos factores son los que más se centran en la calidad misma del producto final, hay casos que demuestran que ni eso garantiza que, al final, la visibilidad se traduzca en el éxito comercial.
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Me lo acabo de comprar por 2 euros. Dios te bendiga Óscar. Justo hoy estaba de oferta.
@twothreedesign
¡Supongo que es la misma que pillé yo! Disfrútalo 🙂
Gracias a este artículo ahora tengo Toodee and Topdee en deseados, vaya pintaza.