Operación Flamingo (LXX)

¿Alguna vez habéis explotado las burbujas del plástico de embalar? Claro que sí; es un ritual, una experiencia por la que cualquier persona con acceso a polímero hinchado ha pasado. Algo tan satisfactorio, tan sencillo, casi te obliga a repetir una y otra vez hasta que no queden más que estallar. Algo parecido pasa con los juegos del Operación Flamingo que nos ocupa: juegos sencillos, repetitivos incluso, pero tan adictivos como la más pura de las heroínas tailandesas o la más dulce de las natillas con canela y galleta María en el centro. Probadlos bajo vuestra propia responsabilidad, luego no me echéis la culpa si no podéis desengancharos. Hoy: Vicio puro(Round 2).

Frantic Frigates

Manejamos con el ratón a un pequeño barquito que se enfrenta a avalanchas de enemigos —cada una de ellas más loca que la anterior— acabadas en un enemigo final. Son sólo cuatro rondas y tres jefes((¿He dicho tres? Jur, jur, jur.)), pero os aseguro que jugaréis hasta levantar el barniz de la mesa con el ratón, porque cada partida nos permite acumular dinero inicial, reuniendo cada vez más, para poder mejorar nuestra nave. Algo indispensable para poder vencer a todas las oleadas, ya que es imposible vencer con la velocidad, la resistencia y la potencia de fuego con que comenzamos. | Link.

Coinbox Hero

Un juego que de puro simple desborda genialidad: somos un pequeño tirolés que tiene que destruir una caja de monedas, similar a las que salen en Mario Bros. Cada golpe a la caja hará que esta suelte monedas, y con ese dinero podremos mejorar nuestras características, comprar armas nuevas, ampliar el límite de monedas que puede soltar la caja o contratar ayudantes, que también pueden ser armados y mejorados al igual que tú. La caja de oro guarda un secreto tremendo, y la única manera de desentrañarlo es conseguir un millón de monedas y comprar una bomba termonuclear para destruirla. | Link.

Feed Us

Este juego va dedicado a @pinjed, que seguro que le encanta. Somos una piraña liberada en el mar, y tenemos vía libre para comernos gente, siempre y cuando logremos tirarla de la barca. Cada fase nos exigirá una cantidad de sangre consumida para pasar al siguiente nivel. Esa misma sangre nos servirá para mejorar a nuestro pez malévolo: mayores dientes, escamas más duras para derribar barcos más grandes, mejores aletas y, lo que más mola, crear pirañitas seguidoras que nos ayudarán a formar un enjambre que nos permita devorar hasta el hueso a los inocentes bañistas en pocos segundos. Link.