Potencia con control

Hablemos de entusiasmo. Cuando se lanza una nueva consola, gusta tener motivos para el entusiasmo; gusta también que ese entusiasmo esté relacionado con la máquina, con lo que se puede hacer con ella, con lo que promete el aparato mismo. No cuesta entusiasmarse con PlayStation 5; mejor dicho, es fácil dejarse llevar por el entusiasmo más desatado con Astro’s Playroom y sus usos de DualSense, el nuevo mando de PlayStation 5.

No quiero hacer de menos el resto de juegos que acompañan a la consola en su lanzamiento, pero tampoco quiero cometer el error de menospreciar Astro’s Playroom. ¿Puede ser todo eso de los gatillos adaptables, la vibración háptica y demás un simple gimmick? Puede serlo. ¿Cómo de cortas tiene las patas? No lo sé, pero el hecho es que si la idea era convencer de que las nuevas tecnologías del mando tienen usos interesantes y pueden abrir la puerta a nuevos truquitos con los que mejorar la inmersión en los videojuegos que las usen, misión cumplida: personalmente me ha convencido. Es un movimiento muy inteligente incluir en la propia consola una aplicación que presente de una forma tan precisa lo que hay de nuevo en la máquina que te acabas de comprar; si encima esa aplicación es un buen juego, un plataformas sólido y que no solo admite una partida para ver de qué va la cosa sino que está preparado para ser rejugado y explorado a fondo en busca de todos los trofeos, y que encima viene firmado por Asobi, el mismo equipo del Japan Studio de Sony que desarrolló el genial Astro Bot: Rescue Mission (otra killer app, en ese caso de PlayStation VR), parece difícil rechazar el trato.

La estrategia de Sony para el tránsito generacional ha sido cuestionada, pero con la consola ya en casa me cuesta decir que fuera cuestionable. No han explicado mucho porque lo cierto es que no hay mucho que explicar: si has jugado en PS4 alguna vez es probable que sepas manejarte con PS5 en cuestión de segundos, una sensación de saber dónde está todo más agradable cuando vas descubriendo las pequeñas novedades que esconde la consola. Aunque por defecto se inicia la versión de PS5 de los juegos internacionales, desde las opciones de arranque puedes elegir también la de PS4, que se ejecuta como retrocompatible; ese tipo de cosas, no ocultas pero sí puestas a un lado para que la experiencia principal sea fluida y simple, hacen que simplemente navegar por los menús se sienta distinto y nuevo, aunque al final la mayor parte del tiempo el uso que le das a la consola sea prácticamente el mismo que en PS4.

Y no es decir poco, por supuesto. Sony arranca esta nueva generación con una consola que combina potencia bruta con aplicaciones inteligentes que permiten sacarle provecho; qué mejor que tener presente lo mucho que se pudo conseguir con PS4 para tener esperanzas en lo que el futuro de esta nueva PS5 puede deparar. A mayores, todos o casi todos los puntos flacos de la anterior consola parecen resueltos, al menos por el momento: pienso sobre todo en dos de los puntos más polémicos, la duración de la batería del DualShock 4 y los problemas que tenía PS4 para mantenerse a una temperatura razonable, lo que se traducía en un ruido infernal o en apagones por sobrecalentamiento relativamente frecuentes. Habrá que ver cómo aguanta el paso del tiempo y cómo se porta PS5 en verano, por ejemplo, pero por el momento estamos ante una consola fresca y silenciosa. Sin estos dolores de cabeza, entusiasma, de nuevo, pensar en cómo será el equivalente a The Last of Us Parte II de PS5; cómo será el juego que le saque más partido a la consola, que consiga sacarle un poco más cuando los demás ya parezcan ir justitos.

Faltan años para eso, por supuesto, y aunque suele decirse que esta generación el salto no es tan pronunciado o espectacular como el que hubo, digamos, de PS2 a PS3, lo cierto es que por lo que lleva en las tripas PS5 no parece que el techo esté cerca ni que esté todo dicho en términos de fidelidad visual o posibilidades mecánicas del nuevo hardware; ahí está el nuevo Ratchet & Clank para subrayar que la carga rápida puede servir para algo más que para reiniciar un nivel rápidamente después de morir. La nueva generación arranca bien preparada para lo que está por llegar, y en el caso de PlayStation 5 viene también con unos cuantos títulos exclusivos que sirven de ejemplo explícito de lo que Sony quiere ofrecer para los próximos años: Astro’s Playroom explora las posibilidades de un mando, DualSense, sobrado de posibilidades y de posibles aplicaciones interesantes, y ojalá permitan a Asobi seguir explorándolas en un juego más extenso y exuberante; Marvel’s Spider-Man: Miles Morales y el remaster del original son representantes del triple A cinematográfico que tan bien le funcionó a Sony en PS4, mientras que Demon’s Souls es un tipo de juego mucho más hardcore, más hostil y a la larga más satisfactorio y apasionante para un cierto tipo de público, que solo tiene en común con el de Insomniac el poderío gráfico, innegable; Sackboy es un plataformas simpaticote, muy pensado para el cooperativo, que a la vez lleva la bandera del juego más casual y family friendly y la del doble A, un terreno en el que Sumo Digital se mueve como pez en el agua, y en el que se ha demostrado solvente una y otra vez.

Así, Sony no quiere con PlayStation 5 encontrar la cuadratura del círculo ni darle la vuelta a ninguna tortilla: su posición dominante hace que tenga sentido apostar fuerte por todo lo que pueda reforzar o amplificar su posición de liderazgo entre quienes buscan un tipo de experiencia concreta. Por ahí van los tiros con esta nueva consola, que aun así se permite ir un poco más allá y darlo todo con un mando que, de nuevo, no se desvía en exceso de la propuesta del DualShock 4 pero sí lo mejora y añade una serie de características únicas y que lo convierten en una de las grandes estrellas de este cambio de generación. Una consola, por grande o fea que sea, se puede ocultar; si te lo montas bien no tienes por qué verla una vez que la sacas de la caja y la instalas. El mando lo tienes todo el día en la mano, sin embargo. Me gusta mucho que Sony haya hecho esfuerzos tan visibles para sorprender en ese sentido, y creo que puede ser uno de sus grandes aciertos para esta generación que empieza.

Los arranques de generación siempre son complicados: ni hay muchos juegos ni el conocimiento del hardware nuevo es suficiente como para que parezca razonable esperar grandes demostraciones de lo que se puede hacer con la nueva consola. Tenía mis dudas, sobre todo porque no se puede decir con la boca muy grande que en este caso no se repitan algunas de las flaquezas casi naturales en los primeros meses de una máquina nueva, pero creo que es justo reconocer que PlayStation 5 da el pistoletazo de salida en muy buena forma, con un catálogo limitado pero sorprendentemente sólido y variado y con algún juego que ya demuestra (aunque es posible que dentro de unos años echemos la vista atrás y le veamos las costuras, como le pasó a, por ejemplo, Killzone: Shadow Fall) las bondades de algunas novedades técnicas clave como el ray tracing. Va a ser una generación formidable; creo que hay muchos motivos para el entusiasmo, en definitiva.

Ahora que me desbloqueen el framerate de Bloodborne, por favor.

PLAYSTATION 5:
LA REVIEW

1. El hardware
2. La experiencia de usuario
3. El mando
4. La retrocompatibilidad
5. El veredicto