Han pasado cuatro semanas desde el comienzo de la primera temporada de Marvel Rivals. Un mes marcado por un intenso inicio, hay quien diría que fue algo fantástico incluso, para después dejar paso a una cómoda cotidianidad en la que parece que el público objetivo del juego de NetEase ya ha encontrado su sitio. Habrá quien haya probado lo suficiente como para no volver a iniciarlo nunca más, pero a la vista del escaso tiempo que pasa entre partidas el interés por el juego no ha decaído. Y cuando lo haga, ya llegará una nueva hornada de personajes y de eventos a completar de forma nada apresurada para incentivarnos a dedicar un ratito de nuestra jornada ociosa a repartir toñas en este 6v6.
Convertirse en ese juego recurrente al que dedicarle unas partidas cada día, mientras se descarga el siguiente, cuando quieres desconectar un rato o mientras te tomas el café, no es nada fácil. Que el icono de Marvel Rivals esté siempre entre los tres primeros de mi Xbox no es casualidad; en cualquier rato tonto tee puede picar el gusanillo de jugar unas partidas rápidas ya que ninguna se va a extender más de lo necesario, pero lo más probable es que casi todas te ofrezcan justo la tensión y el entretenimiento que persigues.
Sí es cierto que tras los primeros meses se puede echar en falta un trabajo más fino en el matchmaking, pero no todo el mundo puede ser Apex Legends —el battle royale de Electronic Arts te sitúa rápidamente en lobbies de tu nivel, lo que resulta en una experiencia mucho más agradable—. Quien tenga a bien competir y ascender en las diversas ligas asociadas a un metal sí que encontrará salas con integrantes con un nivel, en principio, adecuado a lo que tú mismo puedes ofrecer, pero en las partidas rápidas te lanzas asumiendo que se trata de una completa lotería. En ocasiones formas parte de un equipo equilibrado y bien organizado, otras puede que tengas al menos un par de compañeros brillantes, pero otras te puedes llegar a sentir Angélica cuando visitaba a su primo Tommy y el resto de sus amigos en pañales de la serie Rugrats.
En este viaje en Marvel Rivals tuve que probar las partidas competitivas, casi por obligación profesional ya que detesto el sufrimiento que me genera saber que una derrota puede arruinar todo lo conseguido en las victorias previas. Sería hipócrita decir que no encuentro cierto interés en la competición, ya que las horas dedicadas a las partidas rápidas —sólo con jugadores de consola, que la peña en PC apunta de lujo a la cabeza— son la prueba de todo lo contrario. Precisamente por eso el juego consigue generar sensaciones mucho mejores cuando la sala cuenta con jugadores de un nivel similar, porque la competición alcanza un punto sublime, de lo más satisfactorio. Y si ya consigues ganar, mejor que mejor.
El asunto de ser elegido el mejor jugador de la partida ya me parece más secundario, aunque esa manzana del Edén es, seguramente, la causante de las peores partidas que puedas echarte en cara en Marvel Rivals. Me explico. El objetivo principal en una partida de Marvel Rivals es que tu equipo gane, sencillo, ¿verdad? Da igual que sea dominio y busques que tu bando controle una zona determinada durante más tiempo que el rival en dos de los tres asaltos o si buscas llevar un convoy —o impedir su avance— de una punta a otra del mapa, lo importante es que tu equipo sea el que se alce con la victoria. Entonces, ¿por qué hay tanta gente que parece olvidarse de este detalle?
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Puedo entender que quien haya pagado unos buenos dineros por una pantalla especial que todos los jugadores vean cuando termine la partida ansíen alzarse como el mejor jugador, pero es una hoja de doble filo muy evidente. Obcecarse con ser el mejor es una forma estupenda de lograr ser el mejor del equipo perdedor y ahí ni cinemática chula, ni nada. Es relativamente habitual ver equipos formados por un exceso de luchadores cuyo único objetivo es acumular bajar, algo que sin equilibrio con el resto de la formación se convierte en un número vacío, en el mejor de los casos, o en un agujero imposible de taponar en un barco hecho con cuatro tablones de madera.
Todavía no he utilizado el chat del juego ni una vez, pero en ocasiones me siento tentado de hacerlo para recomendar la película Bichos. Podría recomendar la película de Pixar en cualquier contexto, pero a más de un jugador de Marvel Rivals le vendría bien recordar aquello de la unión hace la fuerza y el individualismo tiene las patas muy cortas. Uno puede confiar en el trabajo en equipo y en la flexibilidad de sus compañeros, ¡no debería ser necesario limitar las posiciones, que cada uno juegue como quiera! Pero claro, luego te encuentras en una partida sin ningún tanque y en la que tú eres el único personaje de apoyo y sabes, porque lo sabes, que está perdida.
La diferencia es tan notoria que me sigue sorprendiendo que, en un juego en el que es posible cambiar de héroe en todo momento, muchas personas opten por el inmovilismo, por no ceder en su empeño y que sea el resto quien se adapte. Una experiencia jugable radicalmente distinta a esas plácidas y divertidas partidas en las que, ya desde la selección de personaje, percibes una sinergia y comunicación no verbal ideal. La noche y el día. Y esto no es un debe de Marvel Rivals, es puro comportamiento humano concentrado en el egoísmo y la falta de escucha. La próxima vez que me suceda, les recomendaré ver Bichos, está decidido.
Marvel Rivals se encuentra en una nueva calma tras la tempestad que supuso el inicio de la 1.ª temporada. Los primeros días fueron algo convulsos debido a la llegada de dos nuevos personajes jugables: Míster Fantástico y Mujer Invisible. El matrimonio formado por Reed Richards y Susan Storm estuvo presente en todas —todas, TODAS, todas— las partidas durante los primeros compases de la season porque todo el mundo quería probar las novedades. No falta mucho para que se repita este fenómeno, ya que en principio a finales de mes, tras unas 6 semanas de temporada, deberían sumarse al plantel La Cosa y la Antorcha Humana.
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Haber comenzado por los 4 Fantásticos es una gran decisión ya que justo esta semana se ha estrenado el primer tráiler de la nueva película de Marvel Studios —mencionar la última aparición de Johnny Storm en la gran pantalla es spoiler, pero la familia al completo no se junta en el cine desde antes que el MCU empezara a andar—. Se rumorea que la siguiente hornada traerá a Marvel Rivals a unos pocos mutantes, seguramente los más destacados de la serie de animación de los 90 —puesta de nuevo bajo los focos hace poco— sin contar los que ya están. A poco que te gusten personajes como Gambito, Júbilo o Rondador Nocturno, ¿cómo no animarte a jugar un ratito a este free to play? La trampa está hecha y no deja de crecer.
Hay una serie de detalles de diseño que se me escapan aún y no quisiera afirmar algo sin pruebas, pero fue muy curioso seguir la conversación en torno a Míster Fantástico y sus animaciones, ya que para muchos eran un homenaje a cierto protagonista de la mejor obra de ficción moderna —me refiero a Luffy de One Piece—. Eso sí, sí puedo terminar este nuevo informe con un detalle que me hizo muy feliz. Tras una serie de partidas con Mantis —el support más sencillo, con el personaje que se puede conseguir fácilmente partidas de 15-20 bajas y 20-25 asistencias, es tremenda—, me tocó en una partida en la que ya había un tanque y dos personajes de apoyo, uno de ellos era, obviamente, Sue Storm. Ante esta situación, me fui a la tercera categoría y escogí al Soldado de Invierno. Una casualidad propició que en el equipo rival hubiera otro Bucky, pero mucho más improbable fue lo que ocurrió cerca del final: ambos lanzamos el mismo ataque a la vez, dos puñetazos frontales que nos hicieron colisionar como dos cabras en el monte. ¿El resultado? Los dos personajes se precipitaron sobre su culo y el sonido de unos pajaritos dando vueltas sobre sus cabezas —como en los dibujos animados— lo inundaron todo hasta que ambos recuperaron la normalidad. Un detalle innecesario que demuestra un mimo capaz de mejorar la satisfacción que ofrece este Marvel Rivals; cheff kiss.
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