Uno de mis comentarios favoritos de YouTube dice así: «Guau. Después de estudiar este juego, diría que Bill Gates tiene un nivel muy básico de conocimiento del ajedrez. Ese enroque fue un movimiento horrible, por poner a su rey directamente enfrente del arrollador y obvio ataque de Magnus en ese lado del tablero». Se refiere a Magnus Carlsen, el campeón del mundo de ajedrez, que tarda poco más de un minuto en ganar a Bill Gates en una partida de ajedrez. Carlsen tenía un límite de treinta segundos en total para hacer sus movimientos; Gates tenía dos minutos. El handicap, que el propio Gates reconoce, resignado, como irrelevante, no impide que Carlsen fulmine al turbomillonario en nueve movimientos.
Es un vídeo muy divertido, y Carlsen juega de una forma muy bonita; la manera en que sus movimientos arropan a las piezas de Gates es firme pero sedosa, letal pero con un aire delicado y armónico. Obviamente no es esa gran batalla entre dos ejércitos que se supone que representa el ajedrez. Tampoco es una demostración de poder humillante: hay una consideración por el otro poco común fuera del círculo mágico de esa partida.
El ajedrez es asunto de listos. De listillos, incluso. Es una de esas cosas que no da apuro reconocer que desconocemos: con la que está cayendo, quién tiene tiempo para sentarse a jugar al ajedrez. Una partida de ajedrez exige tiempo y concentración, dos recursos de los que vamos escasos. El comentario del que os hablaba sigue así: «Este nivel de juego es un poco sospechoso en alguien que supuestamente inventó algo tan complejo como el sistema operativo Microsoft», dice, tal cual. «¿Podría ser Bill Gates otro personaje ficticio usado en campañas de publicidad, como Betty Crocker? ¿Un hombre falso que encubre a una compañía más grande y controlada por el gobierno?»
REX no es ajedrez, pero sí tiene al ajedrez, o al deseo de jugar al ajedrez, en su corazón. Se puede descargar en Gamejolt.
REX se juega en un tablero de cinco por cinco, y cada jugador tiene cinco piezas, que comienzan colocadas en los extremos del tablero, como en el ajedrez, y que se pueden mover en cualquier dirección, como la reina. Las de los extremos se mueven una casilla; las siguientes, dos; la central, tres. Hay dos formas de jugar: Batalla, donde se gana eliminando todas las piezas del rival, y Duelo, donde el objetivo es (como en el ajedrez) el rey rival.
Todo lo que hace falta aprender para poder jugar se resume en eso. Es un experimento muy interesante que además tiene como resultado un juego curioso y que tiene potencial para ofrecer sensaciones parecidas, aunque comprimidas, a las que proporciona el ajedrez. Especialmente en el modo Duelo, donde la defensa del rey añade unas cuantas capas de profundidad al juego (se nota en el tiempo que tarda la máquina en pensar su movimiento, que aquí sí es perceptible), la capacidad de planificar y anticipar movimientos es esencial para llevar a buen puerto las partidas contra la inteligencia artificial más complicada que ofrece REX; su creador, sin embargo, lo diseñó para ser jugado por dos personas.
«Siempre que voy a casa de alguien y veo un tablero de ajedrez en una estantería o en la mesita, siempre es como «anda, guay, ¿quieres echar una partida?», pero poca gente quiere jugar una partida de dos horas a las primeras de cambio», cuenta el diseñador del juego a Polygon. «Quería hacer un juego de mesa que fuera parecido al ajedrez, pero súper simple, con reglas muy sencillas, que se tardase menos de quince minutos en jugar y que se pudiera explicar fácilmente a un niño. Pensaba en algo a medio camino entre el ajedrez y el tres en raya».
Es un ejercicio bastante bien ejecutado y diferente de otros que hemos podido ver recientemente. También alrededor del ajedrez gira Really Bad Chess, por ejemplo, que mantiene las mecánicas originales pero hace que las piezas con las que empieza cada jugador sean aleatorias: lo mismo te tocan nueve caballos que cinco torres, o ninguna. Chesser es «un juego de estrategia por turnos para dos jugadores inspirado por todas las partes malas del ajedrez. El ajedrez es lento. El ajedrez es tedioso. El ajedrez no tiene partículas. Que le den a todo eso. Chesser es como el ajedrez pero más», decía su creador, Chris Wade.
Sin sabotearlo, otros juegos intentan capturar otras dimensiones del ajedrez. Playing Duchamp es un simulador más o menos normal pero con una peculiaridad: los movimientos que hace el ordenador están basados en partidas reales jugadas por el artista Marcel Duchamp, que consideraba que el ajedrez era más puro que el arte porque «no puede ser comercializado». Chess 2 desafía a Duchamp aplicando al ajedrez unas normas parecidas a las que siguen la mayoría de videojuegos: iterando a partir de las bases de la primera parte, crea una papilla insufrible lista para ser puesta a la venta en Steam. Hay algo desternillante en la misma idea de coger un juego muy popular y que funciona a la perfección y meterle suficientes novedades para que sea necesario tener a mano un documento con las nuevas instrucciones. It is as if you were playing chess, de Pippin Barr, básicamente esconde el ajedrez y solo da órdenes a quien juega: siguiéndolas, alguien que mire desde fuera podría pensar, por el movimiento de los ojos o las manos, que estamos jugando al ajedrez, aunque en realidad solo estemos haciendo caso al ordenador.
REX elimina esa capa de ironía. Todos estos juegos exploran elementos concretos del ajedrez; son comentarios sobre el ajedrez, más que sustitutos. REX, por su parte, se hace una pregunta: ¿cómo jugar al ajedrez si no tengo tiempo para dedicarle al ajedrez? Lo cierto es que REX, con todo su mérito (su sencillez es realmente encantadora, y jugarlo es interesante y divertido; funciona, en definitiva), tiene muchísimo menos interés que el juego en el que se basa y es probable que Magnus Carlsen no fuera multimillonario si fuera jugador de REX. Tampoco tendría interés su partida contra Bill Gates: serían dos ricachones pasando el rato, y sería grotesco prestar atención a algo tan vulgar. Nadie pensaría en conspiraciones gubernamentales ni pondría en duda la legitimidad de los inventos o la inteligencia de nadie. Si algo nos cuenta REX, al final, es que con algunas cosas no queda otra que sentarse, prestar atención e intentar aprender. Todo lo demás es de mentira.
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Hostia, qué bueno esto.
Es una pena no poder decir mucho más sobre el artículo, pero joder.
9 noticias y un artículo en un sólo día, estás bien chiconuclear? necesitas hablar? XD
¿Si Bill Gates inventó Windows por qué no se hace una paja y sale dinero?
En preguntar lo que sabes,
el tiempo no has de perder…
Y a preguntas sin respuesta,
¿quién te podrá responder?
Cierto es que Bill Gates patina mucho en el enroque, pero es que está nervioso porque el rubito ese no para quieto: tira las fichas cuando las come, mueve los brazos a velocidad de vértigo… El tito Bill está deseando irse de ahí.