Nacer es convertirse en un destello repleto de deseo. Así, al menos, nos plantea Everything el comienzo de nuestra existencia. Antes de materializarnos en un mamífero, somos primero una estrella pensante, que se mueve dentro de un gran vacío negro atemporal. Querer, querer la vida, supone aterrizar en un cuerpo que descubre y abre mundos en su interacción. Los pensamientos nos guían, y abren deseos de explorar, de ser mucho más que un solo oso, un solo mono, un solo caballo…
Al comenzar mi partida de Everything me fue inevitable pensar en la cita con la que Gilles Deleuze y Félix Guattari abren su Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia:
El Anti-Edipo lo escribimos a dúo. Como cada uno de nosotros era varios, en total ya éramos muchos. Aquí hemos utilizado todo lo que nos unía, desde lo más próximo a lo más lejano. Hemos distribuido hábiles seudónimos para que nadie sea reconocible. ¿Por qué hemos conservado nuestros nombres? Por rutina, únicamente por rutina. Para hacernos nosotros también irreconocibles. Para hacer imperceptible, no a nosotros, sino todo lo que nos hace actuar, experimentar, pensar. Y además porque es agradable hablar como todo el mundo y decir el sol sale, cuando todos sabemos que es una manera de hablar. No llegar al punto de ya no decir yo, sino a ese punto en el que ya no tiene ninguna importancia decirlo o no decirlo. Ya no somos nosotros mismos. Cada uno reconocerá los suyos.
Reconocemos a otros animales, otros de nuestra misma especie, por medio del canto. «Singing is how all things communicate», nos dice una roca. Cantar (barra espaciadora) es reconocer el espacio de los otros… el territorio de aquellos que no están interesados en formar parte de nuestra manada, y el de los que sí. Deleuze y Guattari dirían, lanzamos un ritornelo que marca un límite de lo seguro. Al principio, los demás animales no nos entienden, y emiten otro sonido contrario, en gesto desaprobatorio. Tal vez lleguen a huir, incluso. Cuando encontremos a los demás monos, o lo que sea que nos haya tocado ser, podemos llegar a ser muchos por medio del canto. Entonces encontraremos un número más grande de pensamientos que guiarán nuestro camino dentro del juego, para descubrir cómo ser muchas de otro tipo de cosas.
Everything es un juego sobre los pactos. Nos aliamos con criaturas más grandes o más pequeñas, hasta llegar al infinito colosal y volver a empezar con una molécula cualquiera. En el territorio de la vida y el deseo no hay necesariamente ganadores y perdedores, sino alianzas fallidas y alianzas poderosas. De un mono podemos pasar a ser una brizna de hierba (descender), para convertirnos en todas las briznas de hierba de nuestro planeta, e incluso llegar a ser toda la vegetación que nos rodea en un curioso canto intra-especie. Pero tenemos primero que estar preparados para perder algo anterior: el tiempo y el espacio desde nuestro ser-mono. Los pactos inician ejercicios de desterritorialización, esto es, de movimiento nómada que nos mueve de un territorio normativo a otro inexplorado. En este proceso, nuestra subjetividad aparece suspendida, en tanto que hablar de «yo» u «otros» no importa absolutamente nada (somos siempre multitud).
Cuando me convertí en un planeta (ascender), después de ser un conjunto de rocas, un bosque, y una isla, descubrí que cantando y bailando creaba otros muchos planetas. Que el espacio y el habitar se transformaban con ese pacto dulce y afectivo que es el del baile. Al movernos en común, aparecen comunidades imposibles. Everything llama a este proceso «bonding», unirse o vincularse (aliarse).
El único objetivo de este juego es serlo todo, y admirar la belleza existencial que supone simplemente estar vivo. Aprender a ser manada, ser planeta, ser nebulosa o bacteria, y descubrir cada criatura que puebla su universo. Cambiar de velocidad, y descubrir la suspensión con la que habitan los virus, frente a la pesadez del rodar de una roca. Uno tiene que adaptarse a los paisajes que cada criatura dibuja con su mirada, aprender a habitar de nuevo un espacio primero desnaturalizado, luego, poblado al infinito por todo lo que una es y puede llegar a ser (todo, en todas partes).

Este artículo forma parte del monográfico Sala de Espera.
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