Hoy ha caído otro más en el saco. Grass Simulator ofrece en su descripción «hierba, gráficos dinámicos de hierba, cambios de clima realista, un bello entorno, ¿vacas? y más hierba». En el vídeo colgado en Greenlight se aprecia un first person shooter en un entorno campestre, con un revólver en nuestra mano y el mensaje «dispara porque… FUCK YEAH». Efectivamente: no tiene puta vergüenza. El juego ya está entre los cien más votados y no tardará en recibir luz verde. Hace unas semanas fue Rock Simulator el que apareció en todos los portales informativos especializados, y ya ni hablemos de verdaderos éxitos como Goat Simulator. La tendencia disgusta a algunos y divierte a otros, pero desde luego no tiene pinta de que vaya a extinguirse pronto.
Pero, ¿tiene algún sentido todo esto? ¿De dónde han salido tantos simuladores con retraso mental?
En los últimos tiempos ha brotado todo un género de videojuegos inspirado en lo que los anglosajones llaman slapstick comedy y aquí suele traducirse, sin demasiada precisión, como “bufonadas”: humor basado en la exageración que tiene como principal característica la actividad física fuera de los parámetros del sentido común. Chaplin y Buster Keaton hacían slapstick, como también la hace Octodad. La extrapolación más directa podría ser un clásico imperecedero como QWOP, donde usando cuatro teclas debíamos desplazar a un atleta por la pista poniendo a prueba nuestra coordinación. El resultado era a menudo tan ridículo, tan gracioso en las caídas sin sentido y las articulaciones imposibles, que se convirtió posiblemente sin querer en el primer gran chiste interactivo.
Los controles complicados hasta la demencia eran sin duda el gran filón de QWOP, al igual que lo eran también en el más reciente Surgeon Simulator, con el añadido de que nuestra supuesta ineptitud como cirujanos solía costarle la vida a un pobre paciente al que le reventábamos la caja torácica a martillazos entre risotadas perversas y un poquito culpables. Pero Surgeon Simulator hacía algo más que capturar la idea de QWOP u Octodad: combinaba el slapstick de las contorsiones hilarantes y el caos involuntario con una corriente cómica del videojuego que ha ganado todavía más fuerza y cuyos asideros conceptuales son mucho más profundos: la simulación loca.
En Surgeon Simulator somos un cirujano que no acaba de entender muy bien el funcionamiento básico de sus brazos. Poco a poco, el juego ha ido cogiendo fama y se ha ampliado de mil y una formas, incluso con apoyo de Valve, que prestó a los personajes de Team Fortress 2.
Farming Simulator era divertido desde la modestia y la honestidad, pero también es cierto que se prestaba a la ironía. Del mismo modo Euro Truck Simulator 2 también ofrecía su propia magia al volante y su dosis de adicción, pero no dejaba de ser otro empleo mundano y deshumanizado convertido en videojuego. Esto hizo despegar un festival del humor en YouTube, donde la tradicional burla de los jugadores hardcore hacia los simuladores de culto alcanzó su masa crítica y acabó convirtiéndolos en inesperados éxitos de ventas. Hubo quien asoció el presunto tedio de algunas de sus tareas, la alienación definitiva de perder el alma en un trabajo sin estímulos, a ideas como la del famoso Desert Bus, un juego de 1995 (lanzado en móviles hace no mucho) donde recorríamos las ocho horas a 70 km/h que separan Tucson de Las Vegas sin otro paisaje que el agrietado desierto de Arizona.
Desert Bus nació como demostración jocosa de que el realismo tomado muy en serio es letalmente aburrido, pero también dispuso las bases de una forma de hacer comentarios a través del videojuego, de utilizar el medio como lienzo argumental. Lo que ha sucedido ahora es que se ha empezado a despojar la sátira de su fondo crítico, dejando a la vista solo el chiste, todavía gracioso y en cierto modo funcional, pero ausente de mensaje. Markus Persson ha intentado recuperar esa unión entre crítica (en este caso contra la burbuja del Early Access mal practicado) y juego de mierda concienzudo con Cliffhorse, pero si uno le pregunta a los creadores de Rock Simulator o Grass Simulator sobre sus inquietudes creativas es posible que simplemente se encojan de hombros. Es la diferencia entre Louis C.K. y Barragán: uno cuenta chistes sobre el lado más asqueroso y reprobable de lo humano; el otro solo cuenta chistes.
La defensa habitual de juegos como estos es que se trata de parodias de parodias, algo que en sí mismo ya hace vislumbrar la naturaleza infinita de esta broma colectiva. Es la estupidez como cualidad reconocida y reivindicable, y de hecho en Coffee Stain no tienen tapujos en decirlo por boca de Armin Ibrisagic: «espero que Goat Simulator inspire a más gente para hacer juegos raros y estúpidos. Hay quien prefiere los FPS, otros juegan a RPGs, pero a todo el mundo le gusta reirse, ¿no? Así que creo que los juegos divertidos y mongolos son algo con un enorme potencial y me encantaría ver más de eso en la industria». No le falta razón en lo del potencial: Garry’s Mod, que describe a sí mismo como un juego en el que «haces chorradas», ya supera los 30 millones dólares en ventas.
El acabóse de la simulación ridícula: un juego que, de tan simulador que es, acaba disparándose en el pie y haciéndose espantoso. En el vídeo, ocho horitas de viaej en bus por el desierto.
Es evidente que la accesibilidad de los medios que hay ahora para hacer y publicar juegos tiene parte de responsabilidad en este brote de chaladuras incontroladas. Hablamos siempre de la eclosión indie y de su apoyo en la distribución digital, pero no todo son obras de arte y maravillas conceptuales o revivals de estilos visuales de otra era: la libertad creativa, sin supervisores encorbatados ni el azote de los estudios de mercado o los inversores-tiburón, tiene un lado menos intelectualizado, menos cultivado. Un hermano tonto, un género que no necesita legitimarse ni posicionarse porque ni siquiera sabe de qué coño le estamos hablando, ni falta que le hace —«nunca supimos si la idea iba a funcionar como juego hasta que vimos las reacciones de la gente», admite el creador de Octodad—, y que tiene su público, su demanda, su razón de ser.
Mientras tanto, simuladores auténticos y simuladores paródicos empiezan a entremezclarse en un mestizaje enajenado, y donde Rock, Grass, Goat, Bear, Elevator o Sitting Simulator tienen una clara vocación humorística y subversiva, otras locuras como European Bus Simulator, Woodcutter Simulator, London Underground Simulator, Street Cleaning Simulator o el rompedor Robot Vacuum Simulator ponen a prueba nuestra capacidad de distinguir si sus autores van realmente en serio o se están echando unas risas, esta vez sí, sin disimulo.
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De un crossover del rock simulator y el grass simulator puede salir algo muy grande 😀
Lo del rock y grass simulator llega a un punto ya que, sinceramente, me da bastante vergüenza ajena…
Esto es como la telebasura. ¿De quién es la culpa? ¿Del autor o de la gente que los compra? Si ninguna de las dos cosas tuviese público no se extendería.
Aunque me parece bastante mal meter en un saco a juegos como Eurotruck Simulator 2. No he jugado al 2, y jugué poco al 1. Pero en su día jugué mucho al King of the Road y a alguno de los 18 wheels of steel y, si te gustaba lo que proponían, estaban bastante bien.
Ya digo, tampoco puedo opinar. No he probado estos juegos que comentas, ni los probaré. No voy a perder ni un segundo de mi tiempo ni un euro de mi cartera en ser una cabra. Que un día de borrachera en casa de un amigo lo tenga, no te digo que no puedas echarte unas risas. Pero se acabó.
Lo que más me fastidia, sin duda alguna, es ver porquerías de este calibre salir a delante y ganar dinero, y ver día tras día proyectos interesantísimos en Kickstarter de gente que tiene ideas y que tiene amor por los videojuegos que se quedan sin financiar.
A mí me hacen gracia algunas bromas de este tipo, como Realistic Kissing Simulator. Dudo mucho que alguien pretenda ganar dinero con esto; lo veo más como críticas, y no las veo especialmente molestas. Algunas tienen más gracia que otras, claro, y quizá cuando te cuentan el mismo chiste setenta veces empieza a cansar; esa es la pena.
Que saquen juegos asi me da bastante igual pq esta claro que no los voy a probar ni regalados. Lo que ya no veo justo es que la gente trolee en los votos de GreenLight y salgan estas chorradas antes que otros juegos que se lo merecen mas.
Esto es para que los youtubers de moda hagan el subormal y sus legiones de fans lerdos les regalen likes y tal, ¿no? Sino no me lo explico.
:bravo:
Otra moda más, tampoco hay que darle muchas vueltas.
A mi solo se me ocurre verlo como una crítica a la propia industria y los jugadores, y funciona de verdad.
La culpa de TODO la tienen los youtubers. Pero especialmente, de esto xD
Y que la «prensa especializada» le dedique tiempo…
Que existe un mercado potencial para el juego absurdo y de humor es algo muy cierto. Que el 90% de los simulators solo intentan colarse en algún canal del youtuber de turno es otra verdad a parte.
Ya están tardando en sacar un simulador de comentarista furioso de internet.
Estas gilipolleces de juegos se están yendo de las manos.
Me he jartado de poner de vuelta y media a este tipo de juegos en los foros. Y siempre lo he hecho apelando a la responsabilidad que tenemos como consumidores… argumento que, por otra parte, se que es completamente utópico.
Pero vamos a ser realistas:
Que tire la primera piedra el que dejaría pasar la oportunidad de ganar 50000 euros lanzando el proximo «mojón simulator»…
Y volvemos a la responsabilidad como consumidores. Mientras estos juegos sigan teniendo la relación esfuerzo/beneficio que tienen, seguiremos viendo aberraciones similares.
Hoygan, si vamos a meter a Euro Truck Simulator en el mismo saco que estas mierdas, metamos todos los simuladores de conducción, los juegos de gestión, etc.
:picado:
@darkpadawan
Ya se ha dicho pero sí, yo también me he quedado un poco bizco al leer eso. No toco un Truck Simulator ni con un palo pero tengo un amigo que es conductor de buseto y esos juegos le pirran.
Yo tengo una teoría, aunque puede ser disparatada: Por un lado, el realismo excesivo, en gran parte de los videojuegos, está dejando todos los huecos libres para la imaginación, y por otro, las calidades de producción son tan altas hoy en día que han convertido a lo imperfecto en casi un ejercicio de romanticismo.
Por otra parte, yo no creo que sean simuladores, y mucho menos un nuevo género: Creo que es comedia informática, que se vale de su mismo medio de inspiración para mostrarse.
Saludos!!
@darkpadawan
Pues si, los GTs y Forzas también se merecen estar aquí entonces. Por otra parte muy buen artículo @pinjed!