(R)evolucionando el multijugador: SSX y RiderNet

Hace un par de días, Xavi y yo fuimos invitados a Andorra, ese país delirante, a la presentación de El Dorado Freeride 2012, una competición de esquí y snowboard de la que este año SSX es sponsor. Eso quiere decir una cosa: había consolas, había SSX, pude volver a poner mis sucias garras en el juego, que es lo que importa. Jugar a SSX en una estación de esquí es algo bastante fenomenal, ese es el mensaje que os traigo hoy. Además de ver nieve y a gente vestida muy raro, me dio tiempo también a pensar en RiderNet, el servicio similar a Autolog que EA ha montado para SSX, como parece que va a ir haciendo poco a poco en todos sus juegos. He tenido mis más y mis menos con esta movida social que propuso por primera vez Criterion con su Hot Pursuit de hace un par de años, pero poco a poco he ido dándome cuenta de que sí, puede que estemos ante una pequeña revolución en el modo de concebir el multijugador con el que muchos nos habíamos familiarizado. Un pequeño repaso a Autolog, antes de nada. La primera vez que lo vimos fue en Need for Speed: Hot Pursuit, en 2010, y ya en ese momento se veían claras sus intenciones: formar una red social específica para el juego que añadía una capa asíncrona de interacción con nuestros amigos; de algún modo, evolucionar el concepto leaderboard para darle el dinamismo que le falta y quitarle el polvo a la competitividad de las tablas de puntuaciones. «Puede ser un poco deprimente descubrir que estás en el puesto 10 millones del mundo, o algo así», dijo sobre Autolog en su día Doug McConkey, de Criterion, «así que estamos intentando promover la competitividad entre amigos en primer lugar». Es una estrategia muy inteligente para alargar la vida de los juegos, porque añade una interacción mínima con otra gente muy parecida al botón Me Gusta de Facebook: la de superar el tiempo establecido por un contacto de Xbox Live, donde no se intercambian palabras ni se necesita coincidir en el tiempo pero sí se forma el germen de un pique que enriquece mucho la experiencia de juego; da sentido a la superación de marcas personales para aquellos a los que la tabla de mejores no les supone estímulo suficiente. Pudimos volver a ver el Autolog en dos Need for Speed siguientes, Shift 2 y The Run, pero también se dejó caer, camuflado con otro nombre, en otro de los juegos más importantes de EA del año pasado: Battlefield 3. Battlelog, que así se llamaba la red social de la superproducción de DICE, estaba más orientado a la organización eficiente de partidas y la recolección de estadísticas por motivos evidentes: al fin y al cabo, Battlefield sí necesita que todo el mundo esté jugando al mismo tiempo. No obstante, la intención de EA de crear tejido social en sus juegos está ahí, y si sois usuarios de Battlelog sabréis que lo que consigue es bastante impresionante. Pero a la hora de crear nuevas formas de interacción entre jugadores, creo que es SSX el primero que, utilizando RiderNet, su propia variación de Autolog, lleva el asunto un par de pasos por delante. Para empezar, el cambio es filosófico: no existe modo para un jugador, no existe modo multijugador; existe el juego, y dentro de ese marco es donde se desarrollan las interacciones entre jugadores de manera orgánica y muy, muy bien calculadas y diseñadas. Cada una de las 153 bajadas que tiene el juego viene, por defecto, con tres tiempos establecidos por los desarrolladores y que nos darán, al superarlos, una calificación en función de nuestros resultados: oro, plata o bronce. Hasta aquí todo común y corriente. Cuando acabamos una carrera, un fantasma con nuestro resultado se sube a los servidores de EA; nuestros amigos, y aquí viene lo interesante, verán el fantasma con nuestro resultado si deciden intentar superar nuestro tiempo o nuestra puntuación, lo cual añade dos cosas interesantes: por un lado, nos permite fijarnos en lo que hacen nuestros oponentes para intentar optimizar y superar sus recorridos, algo que el juego ha decidido potenciar haciendo que los riders dejen una estela luminosa detrás; por otro lado, añade una sensación de estar acompañado, de no estar jugando solo, de estar compitiendo contra las otras personas directamente, en lugar de ser nosotros contra unas tablas de tiempos más frías que las laderas por las que nos deslizamos en SSX. Pero los fantasmas no son la opción más interesante del multijugador asíncrono que propone SSX, desde luego; no dejan de ser, al final, una ordenación diferente de lo que ya hacía incluso el Mario Kart de Nintendo 64. Las geoetiquetas son un elemento social que me ha interesado mucho desde el principio: ítems que podemos encontrar bajando las montañas y que nos dan dinero si los alcanzamos, en sitios por lo general a los que no es muy fácil llegar. Pero la gracia está en que nosotros también podemos plantar geoetiquetas en los escenarios, si en algún momento llegamos a un punto que creemos que puede ser un reto interesante para otros jugadores. Usando la función de rebobinado nos aparece también la opción de colocar el objeto, y los demás jugadores tienen un límite de tiempo para intentar conseguir el geolocalizador; el que lo haga gana cierta cantidad de dinero del juego, y si no lo consigue nadie en el tiempo establecido te lo llevas tú. Los Eventos Globales son otra de las partes interesantes del contenido social de SSX. Explorando el planeta se nos proponen una serie de retos en los que pueden participar hasta 100.000 personas, y que tienen un coste de entrada y una recompensa escalada a nuestro nivel de experiencia. El número de participantes no implica que vayamos a estar con 99.999 jugadores en la misma partida (con 99.999 fantasmas de jugadores): RiderNet se encarga de ocultar y mostrar sólo aquellos que encajan con nuestro nivel. Los Eventos Globales son públicos, pero se pueden crear otros privados a los que sólo se permita unirse a amigos o amigos de amigos, para los que tengan miedo al mundo exterior y a las personas desconocidas. La duración de estos eventos es limitada: al competir, lanzamos nuestro resultado a la tabla general y optamos al premio, que se da cuando el tiempo acaba. Estos dos ejemplos de interacción social en SSX me parecen muy interesantes y un pequeño paso adelante para conseguir fórmulas multijugador frescas y que se adapten a los estilos de vida de la máxima cantidad de jugadores posibles; es una apuesta fuerte por parte de EA para armar negocio, sí, pero también y sobre todo para dar a sus juegos más tiempo de vida y ofrecer a los jugadores un contenido extenso e interesante. La mayoría de estas cosas no son nuevas, en realidad: los fantasmas existen desde hace mucho tiempo, y pueden conseguirse online en ya muchos juegos; las geoetiquetas tienen algo de Dark Souls y sus rematadamente brillantes mensajes entre jugadores muertos; los Eventos Globales son una forma fancy y apañada de organizar mini torneos añadiendo una recompensa de créditos para el juego, pero nada que no se haya visto más o menos desarrollado en otros juegos. Lo que cambia en SSX, lo que hace que RiderNet sea una pequeña (r)evolución del concepto de multijugador, es cómo se integra todo dentro de la misma experiencia: no hay compartimentos estancos, no hay habitaciones conectadas; todo SSX es un gran parque de juego donde podemos competir solos o contra los demás, a nuestra bola o intentando superar a nuestros amigos, siguiendo el camino que queramos o aceptando los consejos y retos de aquellos que hayan colocado geoetiquetas en sitios imposibles. Creo que será muy divertido y añade muchísima versatilidad a la competición con otra gente; cuando la app para iPhone se lance, imaginad los piques que pueden formarse al ver, estando fuera de casa, que un amigo ha superado nuestro tiempo o ha cazado una geoetiqueta que dejamos y con qué ganas pillaremos el juego al llegar a casa. Es esa ilusión por superarse y esas ganas de jugar, en el sentido más lúdico y feliz de la palabra, lo que hace que SSX y su RiderNet parezcan un paso más por parte de EA para reconfigurar el multijugador. Y todo lo que sea ir hacia delante es bueno.