Suele aplicarse el adjetivo «kafkiano» a aquellas situaciones que aúnan angustia y malestar con cierta dosis de surrealismo. Esas situaciones son parte habitual de la enfermedad mental, donde el miedo, la vergüenza y lo absurdo se se ponen de acuerdo para intoxicar la mente y dificultar la vida. Creo que también se puede usar perfectamente con este Neverending Nightmares, sobre todo por su apartado artístico: dibujado completamente a lápiz, a base de diseños básicos y algo temblorosos, en un blanco y negro sórdido, inquietante, frío, y algunos toques de color rojo para resaltar la sangre. Es turbador, deprimente y tenebroso.
Obra de Infinitap Games, este indie de terror psicológico nos adentra en un mundo de pesadillas conectadas entre sí en forma de una aventura de acción con mucha influencia de los clásicos del survival horror, pero más centrada en ser una expresión muy personal de su responsable, Matt Gilgenbach, en su lucha contra el trastorno obsesivo compulsivo. La idea de Gilgenbach, como la de muchos otros creadores últimamente, es conectar con el jugador para explicarle de la forma más entendible lo que es la enfermedad mental y cómo de aislado se siente el enfermo cuando quienes le rodean no consiguen comprender su afección.
El otro beneficio de haber desarrollado Neverending Nightmares es la liberación que supuso para él poder reflejar ciertas ideas. «Ha sido desde luego muy terapéutico para mí», reconocía en una entrevista para Gamechurch la primavera pasada, «es una forma de poder abrir mi cabeza y dejar salir algunos pensamientos negativos y horribles. Hacerlos tangibles los desmitifica y les quita poder sobre mí, así que es un gran alivio poder expresar mis sentimientos y ayudar a quienes sufran de depresión.»
Gilgenbach trabajó en el desarrollo de Ratchet & Clank: El tamaño importa y algunos juegos basados en licencias de Pixar, así que si eligió volcar su sufrimiento en un videojuego fue porque eso es lo que él hace, ese es el material con el que trabajo y el resultado de su artesanía. «La mayoría de juegos son escapistas o fantasías de poder masculino», señala, «y creo que el medio es capaz de ser mucho más expresivo; yo agradezco cuando los juegos exploran otros temas además de la princesa en apuros a la que debemos salvar.»
No es el primer caso de videojuegos cuyo desarrollador utiliza el trabajo que hace como una forma de expresar algo más que ideas, emociones y cierta espiritualidad como herramientas para superar los palos que da la vida. Uno de los más conmovedores es el de That Dragon, Cancer, que menciona el propio Gilgenbach, el juego que Ryan Green sigue desarrollando junto a su mujer, Amy, sobre la experiencia de criar a su hijo Joel, al que con solo doce meses de vida le fue diagnosticado un grave tumor cerebral. Joel falleció el marzo pasado, pero Ryan y Amy no han dejado de lado un proyecto profundamente conmovedor que sirve de inspiración a mucha gente y a ellos les hace de apoyo emocional para superar tan traumática pérdida.
El caso de Matt tiene mucha menos resonancia, también porque no resulta tan trágico, pero la función terapéutica está igual de presente que la intención de compartir una visión de su enfermedad con quienes no la han sufrido nunca («no es un juego autobiográfico, no vivo en 1906 ni me paseo por ahí con un candil, pero las emociones y alguna de la imaginería están muy relacionadas con mi experiencia; así que espero poder conectar con gente y que mis vivencias les remuevan y les ayuden a través de su propia batalla, o al menos a entender mejor lo que les pasa») y también con quienes la desconocen. «Creo que hay un desconocimiento un estigma asociado a la enfermedad menta, y espero de verdad que con el juego pueda mostrar a la gente cómo es la enfermedad mental y que puedan descubrir una nueva forma de entenderlo.»
Neverending Nightmares está disponible para OUYA y también en Steam para PC, Mac y Linux.
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La verdad.. no tengo idea alguna de cómo el juego puede transmitir a los demás, el mundo interior de personas con algún tipo de trastorno mental, a no ser que esa «bonanza» de imágenes que he visto en el video, vengan con algún tipo de «mensaje» o «enseñanza» que yo pueda asociar. Lo que sí veo más evidente, es que sirva de terapia y no por ello, vaya a perder el transfondo de juego.
¿Disponible para «Ouya»? ¿Qué es eso?
@rlb
A lo mejor jugarlo te aclara las dudas.
@pinjed
He notado cierta ironía en el comentario :picado:
Claro, Pinjed, es la única forma. Cuando llegue a casa lo descargo de Steam. Matemos a la curiosidad y participemos en la terapia.
Una dirección artística, digna de un par de huevos, transmite angustia por los poros.
Independientemente del factor terapéutico, el juego tiene una pinta COJONUDA.
@pinjed ,lo has jugado a fondo? que tal como juego? yo ya me lo he puesto en «lista de deseados» para cuando baje un poquito… ^^
Lo tenía en el punto de mira por una única razón: Son los dibujos de Edward Gorey cobrando vida y retorciéndose en algún momento hasta alcanzar el sadismo surrealista de Alfred Kubin.
Y ahora @pinjed me ha dado contexto y fondo emocional, o sea que lo tendré que jugar sí o sí.
Joder que mal rollito como mola. Me recuerda a The Cat Lady
Tiene una bunea pinta, me intera bastante el apartado artistico del juego. A ver si algun dia aparece una suculenta oferta para aprovechar y comprarme el juego.