El problema no son los regalos espontáneos, esos tienen algo de magia. Un componente satisfactorio que prende como una chispa cuando ves el objeto perfecto para esa persona. Cuando lo compras, empleando un dinero que te ha costado ganar, y lo preparas como una ofrenda esperando nada a cambio más que una sonrisa. Una mirada cómplice que te asegure que sí, has acertado, y que por tanto ambos dejamos por un tiempo de ser una isla y pasamos a estar conectados. Porque los regalos espontáneos funcionan como una confirmación; la de que hemos descubierto algo debajo de la superficie de una persona y lo hemos interpretado correctamente. La de que escuchas, y que posiblemente estás siendo escuchado. Pero los regalos espontáneos no son lo común. A lo largo del año, varias marcas en el calendario nos obligan a pasarnos por la tienda (si no las tiendas) y buscar, buscar, buscar. Gastar, gastar, gastar para demostrar que estamos felices, que estamos celebrando y que nos preocupamos de la otra persona aunque lo demostremos de una forma algo antinatural.
Ir a comprar un regalo, hacerlo de manera específica, tiene un componente de frialdad muy dificil de eliminar. El convertirlo en una tarea, el contar con una presupuesto concreto y el tener que repasar lo que conoces de la persona de manera analítica y aislada, lo transforman en una experiencia más cerebral que emocional. Un instante en el que cabe plantearse qué queremos decir con el regalo, si este hablará de nosotros o si, por el contrario, solo busca agradar. The Bookshelf Limbo, el nuevo minijuego de Deconstructeam nos pone en esa situación. El personaje protagonista entra en una tienda de cómics lleno de dudas. Quiere comprar un tomo autoconclusivo para su padre, que no es un lector habitual. La estantería rebosa de propuestas. Y solo nosotros podemos saber cuál es la más indicada.
The Bookshelf Limbo es, en primer lugar una llamada de atención a la forma en la que se vende y se critica la cultura. Al coger cualquiera de los cómics de la estantería podremos leer la sinopsis, las citas de contraportada y algunas de las críticas vertidas en internet y utilizar eso, junto con la portada, para decidirnos si seguir adelante con la compra. En el juego, la cultura es inherentemente política y social y tanto su consumo como marketing reflejan el tipo de público al que se dirigen. Un ejemplo muy claro lo tenemos en «Paté de aceitunas», un manga feminista centrado en las relaciones sexo-afectivas de la autora, que mientras que es alabado por los programas de «alta cultura» —aquí representados por un podcast francés—, es despreciado en internet tanto por los usuarios más afines a la cultura mainstream como por las «lectoras de género» que no parecen ser capaces de sobreponerse a que una obra feminista trate en profundidad relaciones con hombres.
En el juego Deconstructeam parece atacar tanto a la crítica rápida y superficial como a las estrategias de venta que parecen intentar trazar una línea entre las ficciones de primera y de segunda. El ejemplo más claro aquí es el de «Ping pong lovers», una obra colorida y rabiosamente femenina que carece de citas de contraportada por dirigirse a un público algo más infantil. Otro ejemplo sería el de «Mi adorable vecina» una recopilación de viñetas clásicas que parecen estar protagonizadas por una gatita calicó y que, según el personaje protagonista, no cuenta con una impresión demasiado cuidada ya que siendo una obra muy conocida va a vender igual.
Pero debajo de la esta crítica más obvia se encuentra el subtexto que caracteriza siempre los juegos de Deconstructeam. Aquí los cómics parecen lo importante, lo que tocamos, lo que leemos, el material sobre el que hacemos click y ejecutamos las mecánicas pero, de nuevo, son solo una herramienta, siendo la idea de agradar a nuestro padre lo que se encuentra detrás. Al inicio de la partida lo único que sabemos del padre es que no es un lector de cómic, pero las dudas que encontramos antes de seleccionar cada uno de los tomos nos hablan en profundidad de una relación en la que falta confianza y sinceridad. En la que una posible cercanía física no ha llevado a ningún tipo de acercamiento emocional. Al escoger títulos como «Sextories» descubrimos que ambos personajes nunca han hablado de sexo y que esto es especialmente importante porque el personaje protagonista se encuentra fuera de la heteronormatividad. Si seleccionamos «La redención del puente quemado» aprendemos que el padre parece ser ajeno al concepto de las nuevas masculinidades y si elegimos el cómic del forense, averiguamos que disfruta bastante con los thrillers. Pero la imagen se afila mucho más. A lo largo de nuestra partida llegamos de cierta forma a conocer al padre —precisamente lo que necesitamos para hacerle un regalo— con datos como que pasa bastante tiempo en Facebook o que siente cierto desprecio por el mundo de la magia o lo paranormal. De nuevo, Deconstructeam cuenta mucho usando muy pocas palabras y utiliza las inseguridades del personaje protagonista como una proyección de las cosas que están mal en nuestra sociedad.
Pero a la vez que Deconstructeam afina lo suficiente como para que entendamos quién es el padre del protagonista también consigue que nosotros mismos nos involucremos en su narrativa y que juguemos imaginando que somos nosotros los que tenemos que hacer el regalo. En las decenas de comentarios que se apilan en la página de itch.io desde la publicación, los jugadores comparten qué cómic han escogido y por qué, comparten confesiones sobre sus propios padres y aseguran que el juego les ha dejado una sensación agridulce al permitirles reflexionar sobre su progenitor. Porque resulta imposible no hacerlo. La propuesta es tan mundana, tan costumbrista, que nos colamos entre las imágenes sin apenas notarlo y establecemos una relación muy cercana, no con el personaje principal, sino con ese padre al que tenemos que regalarle algo.
Pero quedémonos aquí. The Bookshelf Limbo es el cuarto juego de descarga libre, el cuarto regalo, que nos ofrece Deconstructeam. Y no hay que escarbar mucho para ver la opinión del estudio al respecto de los mismos. Al igual que el protagonista desea que el cómic escogido hable de él y sea algo más que una simple lectura, The Bookshelf Limbo se reviste de chistes internos, referencias al propio estudio y guiños a los amigos de los creadores para resultar algo personal. Y descubrir estos secretos parece algo íntimo. Deconstructeam ha dejado de lado en esta ocasión el pixelart que identifica sus juegos para pasarse a una ilustración más convencional. Pero The Bookshelf Limbo solo puede ser suyo. Y en nuestra mano queda decidir si han acertado o no en esta pequeña ocasión.
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El concepto/idea base del juego es muy bueno, pero visualmente no me atrae. Lo que si debo admitir es que la banda sonora me ha encantado.
Se me acumulan los juegos chiquititos de itch.io. Tengo ya algunos de Deconstructeam criando polvo digital y los de Octavi Navarro.
A ver si me pongo una tarde con ellos porque entran requetebien.
Me ha gustado el juego y el arte, sobre todo el que sería el personaje principal
El artículo de Marta transmite todo lo que el juego nos quiere decir.
Gracias por ponerle palabras.