Diario de un NPC

Videojuegos y escapismo en tiempos de cuarentena

Uno de los mayores estigmas que persigue a los videojuegos es el de ser considerados un entretenimiento hueco, una manera de escapar de la realidad para refugiarse en mundos imaginarios que te acaba dejando el cerebro frito. Porque ya se sabe que si te pasas el día con la maquinita, al final se te va a poner cara de maquinita. O eso nos han dicho. Teniendo en cuenta que la evasión y el entretenimiento puro no son los males que algunos predican sino una manera sana de desconectar y cuidarse, es cierto que los videojuegos han cumplido en muchas ocasiones con esta función. Y más en estos tiempos extraños de confinamiento, incertidumbre y miedo. A qué juegos decidimos acudir cuándo necesitamos cobijo y qué mecánicas son las que nos ayudan a liberar tensión son dos elementos que acaban revelando mucho de nosotros como individuos y como seres sociales. Así que vamos a ver cómo jugar en tiempos de coronavirus se ha convertido en un escudo frente a la ansiedad.

La salud mental, la soledad y el mundo virtual

Por mucho que en la RAE aparezcan como sinónimos, en este caso encuentro matices interesantes que diferencian «escapar» (alejarse momentáneamente de una situación de peligro) de «huir» (evadirla para siempre) y que son especialmente interesantes a la hora de hablar de los videojuegos como método de desconexión. Lo preocupante viene cuando la evasión temporal se convierte en costumbre y manía. Si la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluía la adicción a los videojuegos en su Clasificación Internacional de Enfermedades, es porque es un problema creciente, uno que solo sucede cuando el juego se convierte en una obsesión incontrolable y en el que, por desgracia, es fácil caer debido a las frecuencia de mecánicas como las loot boxes, que fomentan la ludopatía.

Partiendo de esta base, vamos a centrarnos en la importancia de desconectar. Son muchos los estudios que relacionan la mejora de las habilidades cognitivas y la salud mental con los videojuegos. Por algo el director de la propia OMS ha recomendado acudir a ellos en estos momentos, pues Tedros Adhanom asegura que es conveniente mantenerse ocupado y que para conseguirlo es tan bueno echar una partida como leer un libro o escuchar música. Solo hay que saber dar con el juego adecuado, por eso desde la industria del videojuego se intentan tomar medidas para pasar la cuarentena jugando y la Asociación Española de Videojuegos (AEVI) aboga por la plataforma sobre juego seguro The Good Gamer

Según la teoría de la autodeterminación, las personas tenemos tres necesidades psicológicas innatas: la competencia (dominar y controlar una situación), la autonomía (sentir que tienes capacidad de decisión) y la relación (sentirse conectado a otra gente). Los videojuegos pueden satisfacer las tres, en especial en estos momentos de encierro, cuando la impotencia puede ser paliada con la sensación de progreso y realización que nos otorgan los universos virtuales gracias a su narrativa emergente. No deja de resultar curioso cómo tareas tediosas en la vida real se convierten en un entretenimiento en ellos. ¿El motivo? La relevancia que adquieren. Al final, cumplir estas misiones tiene una recompensa, mientras que en nuestro día a día esto no siempre es así. Además de la gratificación inmediata —o más a largo plazo, dependiendo del juego—, las tareas rutinarias ayudan en casos de ansiedad y depresión, pues nos hacen tener una sensación de control y nos permiten estar centrados en un objetivo concreto. Que los videojuegos cuenten con unas reglas claras y rígidas nos da una certeza de la que el día a día carece y la inmersión que ofrecen ayuda a mantenernos concentrados y alejados, temporalmente, de las situaciones de estrés, ya que tenemos que focalizar nuestra atención en los requerimientos del juego. 

Más allá de esto, tienen una función social, pues nos permiten interactuar con familia, amigos y desconocidos de cualquier parte del mundo (siempre que el contexto socioeconómico lo permita, no olvidemos esta barrera). Y generan una sensación de comunidad que en pleno aislamiento se puede convertir en un sistema de apoyo fundamental. Del mismo modo, los walking simulators son una alternativa a los paseos en el exterior. Porque, a falta de pan, buenas son tortas. Es decir, que los videojuegos se convierten en un lugar seguro y nos dan herramientas para procesar nuestros problemas mentales más que para evadirlos, pues gracias a ellas podemos canalizar las emociones negativas y sentirnos mejor.

Videojuegos y escapismo en tiempos de cuarentena

Lo que jugamos en tiempos de crisis…

Evadirse es importante y las mecánicas de los videojuegos pueden ser beneficiosas en situaciones de estrés, pero, ¿qué juegos son los mejores para desconectar? ¿Funcionan los mismos para todo el mundo? ¿Es verdad que el encierro ha disparado las horas que dedicamos a este hobby? La última pregunta es la más fácil de responder, pues tan solo tenemos que remitirnos a los datos. Por ejemplo, en Steam se ha batido un nuevo récord con más de 23 millones de jugadores simultáneos y despuntan juegos en línea como Counter Strike: Global Offensive, DotA 2 o Tom Clancy’s Rainbow Six Siege. Mientras, Twitch ha superado la barrera de los 4 millones de espectadores simultáneos y la venta en plataformas online como Amazon han aumentado un 20% en este periodo, siendo los juegos más vendidos el FIFA 20, el Animal Crossing: New Horizons y el Resident Evil 3 Remake.

Seguramente los descuentos de hasta el 80% en la eShop de Nintendo y del 60% en la PlayStation Store tienen algo que ver, aunque es interesante cómo el beneficio económico no ha sido tan grande cómo se podría pensar (a pesar de que en España, en la semana del 9 al 15 de marzo la venta digital subió un 142,8%) pues, por mucho que el juego online haya aumentado, en muchos casos los usuarios acuden a alternativas gratuitas. Por ejemplo, la última semana de marzo aumentaron las descargas en un 50% y el Call of Duty: Warzone reunió más de 30 millones de jugadores. Por su parte, el mundo de la creación también se retroalimenta de la situación. Mientras que la industria ya se está viendo afectada —y tendremos que esperar para ver qué medidas toma y si se empieza a priorizar lo digital frente a lo físico—, seguro que de aquí a unos meses surgen producciones con el confinamiento o un virus global como ejes centrales. De momento ya nos topamos con propuestas de concienciación como Shadowpox: #StayHome Edition —en el que explican el impacto positivo que tiene quedarse en casa para evitar el contagio— o The Covid Game —que explica el funcionamiento del virus— e iniciativas tan curiosas como Escape Rooms virtuales en las que el papel higiénico se convierte en la nueva moneda de cambio, como sucede en la aventura creada por las empresas The Paradox Room y Exit Room Escape.

Respecto al qué jugamos, para hacernos una idea vamos a partir de los datos obtenidos de una encuesta realizada para la ocasión en Formularios Google, que completaron 549 personas —¡gracias a todos!—, en su mayoría con edades comprendidas entre los 25 y 35 años (un 49,4% del total). En ella el título más repetido era, para sorpresa de nadie, uno de los juegos más vendidos en digital, el Animal Crossing: New Horizons, aunque también se colaban otros lanzamientos recientes como el Persona 5 Royal o el Finan Fantasy VII Remake. Pero no solo de actualidad vive el ser humano, pues en estos momentos de reclusión también nos montamos en Sardinilla para explorar el universo de The Witcher 3, jugamos en línea a Overwatch o echamos unos partidos en el FIFA.

La muestra nos indica que en esta situación nos gusta mezclar juegos conocidos con nuevas adquisiciones, pues un 69,9% de los encuestados opta por este combo, mientras que solo un 8,3% dedica su tiempo en exclusiva a sus videojuegos de cabecera. Además, es la franja de edad de entre 25 a 35 años la que más apuesta por las novedades, por lo que se evidencia que el poder adquisitivo es otro factor determinante a la hora de jugar. Como conclusión inicial, podemos asegurar que, en general, nos gusta combinar la comodidad de los lugares familiares con la emoción de descubrir nuevos terrenos y explorar otros mundos.

Videojuegos y escapismo en tiempos de cuarentena

…y lo que eso dice sobre nosotros

No se trata solo de qué jugamos para cuidar nuestra salud mental, sino de cómo y por qué. En mi caso, viajar a una isla poblada de animales antropomórficos se ha convertido en el principal escudo frente al COVID-19. La posibilidad de pasear, hablar con los vecinos y celebrar pequeños eventos (salvo la Caza del Huevo, todo sea dicho) me han transmitido una sensación de paz constante. Su falta de historia (¡que no de narrativa!) y la posibilidad de hacer las cosas a mi ritmo, me han ayudado a encontrar la calma en estos momentos de incertidumbre e incluso a lidiar con el dolor de la pérdida gracias a tener que realizar pequeñas tareas a diario, desde regar las flores hasta buscar los cuatro fósiles del día. Precisamente la ventaja principal del New Horizons es que no hay obligaciones. Aunque tienes que pagar la hipoteca a Tom Nook para seguir desbloqueando elementos, puedes hacerlo a tu ritmo y nunca te fuerzan a doblegarte a las normas del juego. Encima, sus mecánicas sencillas, su cuidada y adorable estética, la interacción con los insulanos, las constantes novedades y el hecho de que no haya rivales ni posibilidad de game over —el juego no tiene final porque tampoco cuenta con un objetivo fijo— lo convierten en un oasis ideal en el que lo importante es sentir que formas parte de una comunidad. 

Videojuegos y escapismo en tiempos de cuarentena

Por supuesto, la competitividad también está presente, motivo por el que algunos fans se sienten frustrados al ver las creaciones de otros jugadores al considerarlas mejores que las suyas. También están quienes viven con miedo a perderse algo, ya sea la visita de Ladino o esa ansiada lluvia de estrellas. A pesar de todo, ¿podríamos considerar Animal Crossing como un videojuego escapista? Sin ninguna duda, así como una fantasía de estabilidad emocional y financiera. Por eso, el grueso de sus jugadores son jóvenes adultos, que ven en este entorno virtual la única manera de tener una casa propia y un entorno sano, moldeado a nuestro gusto y alejado del capitalismo salvaje que nos devora. Y es que las respuestas que más se repiten sobre el motivo por el que jugamos tienen que ver con la posibilidad de «desconectar», pues los videojuegos nos proporcionan satisfacción y diversión. Da igual el tipo de juego por el que optemos, porque con todos buscamos unas altas dosis de inmersión, así como la posibilidad de olvidar nuestra realidad un rato y de hacer que el tiempo pase más rápido, pues otro término muy repetido entre los encuestados es el de quemahoras.

En general, encontramos dos grandes categorías, la de juegos de simulación como Stardew Valley que nos inducen en una sensación de relajación con sus tareas rutinarias y la de aquellos que nos aportan una alta dosis de adrenalina, como Doom Eternal, pues nos permiten liberar tensión y son otra manera de amenizar el encierro. Porque, como han respondido en la encuesta, a veces «sólo te apetece abrirte paso llave inglesa en mano» en títulos como Bioshock. También hay quién destaca que juegos como Sekiro: Shadows Die Twice o Portal requieren un nivel de concentración tan alto que ayudan a desconectar de todo lo demás. Por eso los preferimos frente a alternativas como la lectura, porque la interacción hace que sea más fácil focalizarnos en algo concreto, sin que la mente divague. No es que relajen exactamente, pero al menos hace que nos «enfademos por otro motivo que no sea la realidad», como argumenta una de las personas encuestadas. Asimismo, nos gusta sumergirnos en juegos con un universo rico que podamos explorar, como Death Stranding, Horizon Zero Dawn o cualquier RPG de mundo abierto, en los que poder pasar horas simplemente caminando por sus atractivos espacios llenos de posibilidades. Tampoco nos olvidamos de los personajes interesantes con los que implicarnos emocionalmente, como sucede con los protagonistas de cualquier entrega de Final Fantasy o Fire Emblem. Como necesitamos socializar, jugamos a cosas como The Last Guardian, que nos cautivan porque se centran en la interacción y los cuidados. Pero no solo nos sirven para establecer vínculos ahora que necesitamos sentirnos parte de algo, sino también para reflexionar sobre nosotros mismos. La introspección, aunque menos mencionada por los encuestados, también se valora gracias a juegos como Undertale o Night in the Woods, que nos hacen enfrentarnos a dilemas sobre quiénes somos. Otro detalle importante es que nos permiten explorar nuestra creatividad e imaginación, pues en Minecrafto Los Sims construimos y modificamos el entorno a nuestro antojo.

Se nota una tendencia a comenzar juegos largos, con un lore amplio, que ofrecen largas horas de entretenimiento dedicadas a un mismo universo y que nos aportan «algo que esperar durante estos días en los que no pasa nada». Porque otro factor común es que sentimos que nos dan un propósito que evita el agobio por la falta de actividad gracias a que ofrecen metas concretas, así como la disciplina necesaria para conseguirlas. Esto resulta especialmente gratificante cuando hay una clara sensación de progreso, pues nos sentimos tanto retados intelectualmente como recompensados por el esfuerzo. De esta forma, nos mantenemos motivados. Como es lógico, hay un repunte de juegos que implican movimiento, como Just Dance o Ring Fit, que ayudan a mantenerse en forma desde casa. Y, además, en muchas respuestas se destacan ciertos juegos como «lugares seguros» a los que regresar gracias a que aportan «un sentimiento de hogar y felicidad». Por último, también hay quien afirma juega igual que antes, sin ningún objetivo o beneficio que no hubiese encontrado de antemano, y con la única diferencia de que ahora cuenta con más tiempo para dedicarle a su hobbie. 

Según las respuestas recibidas, un 72,4% prefiere dedicarse a los videojuegos en solitario, en vez de jugar en línea, mientras que el 15,6% solo juega con conocidos. Son quienes cuentan con edades comprendidas entre los 18 y los 35 los más dispuestos a jugar en compañía, con una ligera tendencia a optar por amigos frente a desconocidos. Además, es interesante como claramente preferimos jugar en grupo a videojuegos que ya conocemos de antemano. A pesar de todo, muchos han destacado la posibilidad de quedar con amigos en entornos virtuales como una virtud de los videojuegos en esta cuarentena, pues pueden ponerse al día mientras juegan, sobre todo, al Call of Duty: Warzone, pero también a Fortnite o League of Legends. Se está dando un fenómeno interesante, que es el del aumento de los encuentros online. En un momento en el que la única manera de reunirnos con nuestros seres queridos es a través de internet, utilizar los videojuegos para hacerlo parece el paso lógico. Lo interesante es que se estén empleando juegos como el Animal Crossing para celebrar graduaciones o bodas que han tenido que aplazarse, o que Fortnite haya sabido sacar provecho a los conciertos confinados con el directo de Travis Scott. Los rituales se han demostrado especialmente vitales en nuestra experiencia y capacidad de procesar emociones, por eso también nos encontramos con un funeral organizado en Final Fantasy XIV en honor a un compañero fallecido. De esta manera, homenajean a su amigo a la vez que canalizan la confusión y el dolor generados por la pérdida —tan difícil de gestionar en esta situación, que ni siquiera nos permite despedirnos— con las herramientas de las que disponen desde casa.

Ya lo decía Estopa: «A veces, me fundiría con una Nintendo. A veces, me pasaría el día en punto muerto». Quizá esta letra tenga que ver con que fueran imagen de la famosa marca japonesa, pero, de una manera u otra, está claro que los hermanos Muñoz conocen la importancia de tomar la pastilla de freno y saber desconectar de vez en cuando. Porque en una época en la que nos forzamos a ser productivos hasta la extenuación, debemos recordar que, ahora más que nunca, estamos en una situación extraordinaria y que nuestra salud mental debe ser prioridad. No se puede ser un héroe todo el tiempo, ni en la vida real, ni en los videojuegos. Y tampoco pasa nada.

Colaboradora

Periodista cultural y guionista peleona en busca de su propia narrativa. Puedes leer su trabajo en Loop o ElDiario.es.

  1. ErnestRodes

    ¡Muy buen artículo Elena Crimental!
    Me han gustado mucho tanto los distintos usos que pueden tener los videojuegos como los ejemplos que has escogido para cada caso.

  2. Adorian

    ¡Menudo textazo, olé! Muchas gracias por traer este tipo de artículos reflexivos, enriquece mucho leerlos 🙂

    Por otra parte, es posible que yo sea del grupo de personas que juega ahora menos que antes, porque al tener la sensación (y la certeza) de tener más tiempo libre, necesito ocupar ese tiempo con tareas productivas. No puedo conformarme con dedicar más tiempo a mi pasatiempo preferido porque eso significaría «malgastar» las horas extra que antes no tenía para poder jugar, algo que inconscientemente asocio con «improductividad».

    Tal y como se menciona en el texto, creo que todos hemos tenido un repunte de conocidos o amigos que han vuelto a jugar y han querido que lo hagas con ellos (o no), algo que me parece maravilloso porque creo que hay personas que están redescubriéndose a sí mismas y a la vez que guardan su salud mental con los videojuegos.

  3. GorkaV

    Articulo interesante nivel Hardcore.

    La envidia que me dio mi hermano descubriendo el Zelda BotW en la cuarentena no es comparable a nada sentido hasta ese momento. Por mi lado me «conforme» con FF VII remake rehacer the whidness y el luigis mansion… Que no fue mal plan.

  4. Leonighart

    Buen artículo y muy interesante, aunque creo que esta tendencia a los juegos de mundo abierto no viene solo por la situación de cuarentena y una mayor disponibilidad de tiempo sino porque el mercado está ahora mismo saturado de juegos de mundo abierto populares, aunque a menor nivel que la generación pasada con los FPS.

    Por otro lado, me revienta que siempre que vayamos a hablar de que pasamos tiempo jugando a videojuegos haya que hablar primero de lo beneficiosos que son según tal o cual estudio. Debería dejar de importar, como a nadie le importa si ver una peli, viajar o follar es beneficioso o no: es algo que te gusta hacer y lo haces. Y PUNTO. No sé qué complejo nos han metido nuestros padres en la cabeza de que las maquinitas son una pérdida de tiempo para que siempre tengamos que estar justificándonos, pero basta ya.

    @darksynk
    En mi caso es justo lo contrario. Yo normalmente tengo llenos los días con actividades «productivas» (trabajo y deportes sobre todo), con unas pocas horas a la semana de videojuegos. Pero ahora que no puedo hacer ninguna de esas actividades «productivas» (bueno, el trabajo a medias) estoy aprovechando para darle cera a los videojuegos y a algunas series y pelis que tenía pendientes también.

    Cuando vuelva a la normalidad, volveré al trabajo y los deportes.

  5. Sams

    Genial artículo y mis dieces por la cita de Estopa. ¡Grandes!

    PD: Si queréis citas nintenderas, en la canción «Ahí Te Quedas, Perarnau» de Mucho dice: Estoy tan anestesiado aquí en el Mariocar, que no me voy a levantar.

  6. Ernest Rodés González

    Este artículo de la sección Diario de un NPC me ha gustado mucho. Me he sentido representado con algunos de los grupos de jugadores que se han mencionado. A mi, personalmente, me gusta más jugar a videojuegos para un jugador, ya que el nivel de inmersión es mayor, al menos por mi experiencia, en estos.