¿Viva la Vita?

La impresión que da, vistas las malas ventas en Japón y las quizás no horribles, pero tampoco para tirar cohetes, cifras en Estados Unidos o Europa, es que Sony la ha cagado pero bien con todo esto de PS Vita. Competir con iPhone lanzando juegos que cuestan 50 euros… Competir contra una 3DS que Nintendo, en un ataque de locura, ha dejado más barata que la DS XL… Y, no lo olvidemos, en medio de una recesión, que no ayuda precisamente a vender aparatos de 250 euros, sin estar Sony en las mejores condiciones financieras como para permitirse un fracaso, parece la más estúpida de las ocurrencias. Pero es una idea brillante. Vita parece a simple vista una continuación de PSP, una consola mucho más potente que la competencia y que intenta emular la experiencia de las consolas de sobremesa. Y esa es en parte su filosofía, pero en realidad Vita está pensada para ser una consola de amplio espectro. Su objetivo no es ofrecer ports de PS3, que también, sino permitir cualquier tipo de título, desde un Call of Duty consolero a un juego gratuito de estrategia y gestión de recursos, pasando por productos basados en las redes sociales o nacidos en el seno del iPhone. La máquina de ports definitiva, sí, pero también una plataforma que no tenga limitaciones de contenido, que valga para todo. Por un lado, el iPhone posee potencia bruta, sobre todo gracias a actualizaciones de hardware anuales y una apasionada base de usuarios dispuestos a cambiar de teléfono en cuanto se acaba el contrato de permanencia, pero tiene el eterno problema de los controles. Y quien os diga (y, de hecho, muchas reviews lo decían) que el GTA III era jugable en un iPhone, os engañaba o, más probable, se engañaba a sí mismo. Por otro, 3DS en cambio tiene una potencia bastante limitada. Algo más que PSP, sobre todo en el apartado gráfico, pero parte de la ventaja esencial de que es una consola, con su analógico, botones, y bastante versátil en cuestión de controles adicionales, pantalla táctil (aunque sea resistiva y sin multitouch), acelerómetro, cámaras… No tiene la potencia de un iPhone (quizás ahora no esté tan atrás, pero las consolas no pueden aumentar su potencia con revisiones periódicas), y sufre el eterno problema de Nintendo respecto la integración con el online. Y luego está Vita, que tiene el potencial para hacerlo todo y bien; otra cosa será si las empresas decidirán apostar por ella. Lo bueno de 3DS (excepto el 3D, que es más un elemento de marketing que algo con auténtico efecto en el gameplay), y lo bueno de iPhone. Y añade algo que ninguna de las dos otras plataformas puede: ofrece experiencias muy parecidas a las de las consolas de sobremesa de esta misma generación. La nueva consola de Sony estaba a riesgo de ser demasiado parecida a las plataformas portátiles de Nintendo o Apple. Y de haberlo hecho (enfocando PSP como un Xperia Play hipervitaminado basado en Android para intentar competir con Apple, o con una consola mucho más parecida a la PSP en potencia, pero con el añadido táctil que le acercara a 3DS) no hubiera podido competir con unas compañías que tienen una base de usuarios mucho más fiel, ya sea al hardware, como los de Apple, o al software, como los de Nintendo. En este sentido, Vita ha encontrado un lugar equidistante de ambas plataformas sin perder de vista a las consolas de sobremesa. Eso no implica que la apuesta de Sony sea un acierto seguro, infinidad de cosas pueden torcerse, pero vista la situación y la competencia, era el único segmento de mercado del que podía apropiarse. Su posición no está exenta de peligros: está el estigma de convertirse en una mera máquina de hacer ports, tal y como se le criticó a PSP en su momento, pero eso no es algo necesariamente malo (mirad cómo están en Japón con los Monster Hunter) siempre y cuando esos ports sirvan para ir complementando un buen catálogo de títulos originales. Y luego está precio. No es que la consola no lo valga; el hardware es increíble, preparado para aguantar tecnológicamente varios años, e incluso le pasa la mano por la cara a PS3 en cuestiones como el party chat, los eventos de tus amigos en los juegos (dándole un toque de red social) o la mismísima PSN/SEN Store, a la que se accede de una forma mucho más rápida y cómoda que su hermana mayor. Pero siguen siendo 250 eurazos, y eso se nota. Sony no puede asumir una rebaja al estilo 3DS, sin sufrir graves pérdidas, pero por otro lado se arriesga a que el bajo número de usuarios pueda ahuyentar a las third parties, que estas prefieran llevarse sus caros proyectos a consolas con mayor número de compradores potenciales y dejar huérfana a Vita. Los costes de producción, en cambio, ya no parecen un problema para Sony, como sí lo fueron en PSP. La anterior portátil tenía unos gastos de fabricación muy por encima de su rival directa, Nintendo DS, vivía amordaza por el UMD y el soporte digital todavía era algo prácticamente desconocido. Y cuando dieron un volantazo de 180 grados con PSPgo, recibieron una masiva bofetada de los consumidores, por lo que PSP estaba encasillada en juegos con elevados costes que debían salir en formato físico por más de 30 euros, ya fuera un juego que aspiraba a los estándares de calidad de PS2, como una colección de minijuegos más propios de PSN/SEN o de iPhone. Vita parece adoptar de forma mucho más natural los distintos presupuestos de desarrollo, permitiendo juegos desde los 50 euros hasta los free-to-play, pasando por títulos retail de 30 euros, digitales de 15 a 6 euros o incluso los Minis (por favor, que algún experto en marketing les cambie el nombre) por 2 o 3 eurillos. Por otra parte, la política de lanzamiento simultáneo en físico y digital, y el demasiado tenue (pero al menos existente, a diferencia de otra plataformas) descuento en la versión digital, indica que finalmente Sony tiene clara la dirección que debe tomar, y que allá donde va caben desde estudios de 100 personas a proyectos indies organizados por un par de chavales en un garaje. No olvidemos que Sony no sólo ha hecho mucho más accesibles los devkits para todo tipo de desarrolladores, sino que todo parece que PS Vita será parte de PS Suite, permitiendo así adaptar de forma rápida, barata y fácil todo tipo de proyectos Android o iOS En lo potencial, sobre el papel, Vita es un aparato excelente. Pero Sony (a diferencia de Nintendo, con sagas míticas que venden millones en cada iteración) ha dependido siempre en exceso de las third parties, y muchas de ellas (como Square Enix o Capcom) hace tiempo que se decantaron por 3DS como su portátil favorita. Si Sony consigue atraer estas compañías, y no sólo a las de consolas, sino a grandes compañías especializadas en iPhone, que hagan rebosar a la Store de contenido más asequible pero de calidad, que haya mucho donde elegir y lo barato pueda ser también buen, Vita puede tener mucho futuro por delante.